¡Ay balazo! Cumaná, quien te viera…
El gobierno de Maduro profundiza su línea de entrega de la Patria, de retroceso de todas las conquistas de nuestra soberanía, logradas con el Comandante Chávez. Una cosa es lo que Chávez dijo; y otra, lo que Maduro hace.
Y le tocó al gas. Durante el gobierno del presidente Chávez nos correspondió dar la batalla por el «Gas de la Patria», como el mismo lo llamó; un recurso natural estratégico para nuestra seguridad energética, la producción de petróleo y la industrialización de los hidrocarburos.
Ahora, este gobierno entrega ese gas, para que se lo lleven del país: comenzaron en el Golfo de Venezuela, con la entrega del Campo Perla 3X; luego, del gas del Norte de Paria, el fogonazo «Cruz de Mayo»; y, ahora, del gas de la Plataforma Deltana.
Y como si fuera poco, el gobierno entrega a la Shell, al igual que en la «Apertura Petrolera», el manejo y compresión del gas de oriente, recurso estratégico para el mercado interno, y para la producción de petróleo.
Estos actos son pasos definitivos hacia la derogación de facto de nuestra política chavista de Plena Soberanía Petrolera; y sucede entre aplausos del madurismo, frente a todo el país, en las narices del «IV Congreso del PSUV», y a escasos metros del Cuartel de la Montaña.
Nuestro país, tiene importantes reservas de gas, incorporadas y certificadas durante el gobierno del Presidente Chávez, que nos colocan entre los primeros del mundo, la mayoría, en tierra firme, otros en nuestra fachada caribeña y en el Golfo de Venezuela, donde existen abundantes recursos de gas no asociado al petróleo, es decir, «gas libre».
Desde los años de la nefasta «Apertura Petrolera», las transnacionales no perdieron de vista nuestros recursos gasíferos, sobre todo en el Norte de Paria y en la Plataforma Deltana, porque los querían para la exportación desde Venezuela o para utilizarlos en sus instalaciones en Trinidad y Tobago.
Las transnacionales controlan todo el gas en Trinidad y Tobago. Hasta cinco «trenes de licuefacción de gas» (indispensable para exportarlo), instalaron allí la British Gas, Shell, Repsol y Chevron, para así hacerse con los recursos gasíferos de ese país, hasta agotarlos.
De allí, su empeño en el gas de nuestra Plataforma Deltana, para abastecer esos trenes de licuefacción, una vez agotado el gas insular.
En oriente, las transnacionales Exxon-Mobil y Shell (nuevos amigos del gobierno), impulsaron durante la «Apertura», el proyecto «Cristóbal Colón», con el cual ensayaron condiciones fiscales, que trasladarían al petróleo: exenciones de impuestos, 1% de regalía, control de las operaciones, arbitraje internacional.
En tierra firme, la Enron (empresa norteamericana que después quebró), quería el gas asociado a nuestro petróleo de los Llanos de Monagas, (el gas que acaban de entregarle a la Shell, Furrial incluido), para licuarlo en Jose, al norte de Anzoátegui, y llevárselo del país.
En la «Apertura Petrolera», la vieja PDVSA entregó las actividades de recolección, compresión, procesamiento, y reinyección de gas a las transnacionales de «servicios petroleros». Lo mismo está haciendo el madurismo.
Al entregar nuevamente las actividades de recolección, compresión, procesamiento y reinyección de gas a las transnacionales, como acaba de hacer el gobierno con Shell, se abandona el proceso iniciado y consolidado por el Presidente Chávez de soberanía y control sobre nuestra actividad petrolera.
La reinyección de gas es crucial para la producción de petróleo en el país. Durante el Sabotaje Petrolero, cuando las transnacionales y las empresas de servicios suspendieron la reinyección de gas, nuestra producción cayó abruptamente en oriente y occidente. Estábamos en sus manos, éramos vulnerables sin el control de los servicios estratégicos para mantener la producción. La entrega de las operaciones de PDVSA decidida por Maduro, es como si una transnacional gringa volase los aviones «Sukhois» para nosotros.
El Comandante Chávez nacionalizó las operaciones de manejo del gas que se había entregado durante la «Apertura». Hasta la llegada del madurismo al poder y el inicio de las persecuciones y destrucción de PDVSA, con nuestros trabajadores operamos y produjimos todo el petróleo y el gas en el área: el gas del norte de Monagas es la principal fuente de suministro para nuestro mercado interno, son yacimientos que, luego de más de 30 años de producción, comienzan a producir más gas que petróleo.
Aunque los equipos técnicos y de dirección de PDVSA, hoy desmantelados y perseguidos por el madurismo, no sean capaces de desarrollar los proyectos de recolección de gas, ésto no justifica la entrega de esas operaciones. No existe razón técnica para que PDVSA no ejecute estos proyectos, no hay misterio.
Ahora el madurismo proclama: «¡PDVSA abre sus puertas a las empresas privadas, nacionales e internacionales¡» Se entrega PDVSA en un capítulo más de la traición al legado del Comandante Chávez. Se cava la tumba de PDVSA, y con ella, de nuestra soberanía económica.
No acepto, ni comparto ésto, al contrario, lo denuncio, por ser lesivo a los intereses del país. ¡Tanto sacrificio, tan dura la batalla que dimos para derrotar el Sabotaje Petrolero y conquistar nuestra soberanía sobre el petróleo y gas, para que ahora lo entregue este gobierno incapaz ¡
Insisto, aunque no quieran escuchar: ¡destruyen PDVSA para entregarla a las transnacionales!, con el aplauso del madurismo todo y de la derecha, porque vuelven al control del sector petrolero.
¡Pueblo de Monagas! , sepan que: el gobierno se llevó presos a los muchachos, al negro Pavel y otros tantos patriotas de PDVSA, para traer a la Shell, que «señorea» otra vez sobre el petróleo y la tierra que Chávez liberó.
En 2001-2002, detuvimos a la vieja PDVSA en la entrega de nuestro gas bajo el proyecto «Cristóbal Colón» a la ExxonMobil-Shell y el de Jose a la Enron. Lo hicimos desde el Ente Nacional de Gas y luego desde el Ministerio de Petróleo de entonces, siempre con el apoyo entusiasta del presidente Chávez.
En aquellos azarosos años, previos al Golpe de Estado y al Sabotaje Petrolero, hicimos un balance entre la oferta-demanda de gas, que indicaba que el país sería deficitario en su suministro. Por ello, había que explorar y producir el gas disponible costa afuera y en tierra, para garantizar el abastecimiento interno y exportar los excedentes de acuerdo con nuestros intereses nacionales.
Ese era el Plan Nacional del Gas del Estado venezolano, soberano y revolucionario, y acorde a éste, actuamos.
Las transnacionales y la vieja PDVSA, con su presidente, el general Lameda, rápidamente se activaron contra el Estado Venezolano, seria esto el antecedente de su participación en el golpe de Estado y en el Sabotaje Petrolero.
La derrota del Sabotaje Petrolero, nos permitió, ya con la Nueva PDVSA, desarrollar la búsqueda de nuevos yacimientos de gas, priorizando el Golfo de Venezuela, ante la escasez endémica de energía en la región.
Diseñamos y ejecutamos el Proyecto Rafael Urdaneta, donde participaron empresas a nivel mundial, descubrimos un yacimiento gigante de gas, el Perla 3X (¿lo recuerdan?), con 15 TCF de reservas que nos permitiría, bajo el control de PDVSA, producir y suministrar gas para el occidente: sector eléctrico, producción de petróleo, Complejo Refinador de Paraguaná, Complejo Ana María Campos (El Tablazo) y Región Andina. Fue un rotundo éxito de un proceso conducido de manera transparente y profesional.
En paralelo, desarrollamos el Gasoducto de Interconexión del Centro y occidente, el ICO , que al fin conectaba al país para manejar nuestros recursos en todo el territorio y el «Gasoducto Transguajiro», tramo Antonio Ricaurte, para exportar gas a Colombia.
Con la nacionalización de la Faja Petrolífera del Orinoco iniciamos la certificación de reservas de gas, que ya las transnacionales quemaban, repitiendo la historia de 100 años en el país.
Todos ésto, incrementó nuestras reservas desde los 147 TCF del año 2000 a 225 TCF actualmente. Teníamos suficientes recursos y una poderosa PDVSA, capaz de convertirse en instrumento de desarrollo nacional, como quedó plasmado en el Plan de la Patria.
Las actividades de exploración y perforación Costa Afuera en el oriente del país, tenía el objetivo de reafirmar nuestra soberanía sobre el mar territorial y los recursos en una zona de intensa actividad de las transnacionales petroleras. Era una operación urgente y estratégica, para la Soberanía Nacional, puesto que la British Gas ya producía al Norte de Paria, ¡a tan solo un kilómetro de nuestra frontera!
Condujimos, con éxito, la unificación de los yacimientos compartidos con Trinidad y Tobago, lo cual reafirmó nuestra soberanía en la fachada Atlántica que hoy, bajo la mirada cómplice de Maduro, la Exxon Mobil nos escamotea, al perforar en aguas del territorio Esequibo.
Las nuevas reservas de gas, garantizaban el suministro interno para el sector eléctrico, la petroquímica y su uso para el desarrollo nacional.
Con la idea estratégica de utilizar el gas Costa Afuera en el oriente para el desarrollo del Estado Sucre, se concibe el «Proyecto Gran Mariscal de Ayacucho», en honor al «Abel de América», el hijo predilecto de Cumana, nuestra querida Ciudad, «La primogénita de América».
Con PDVSA nos concentramos en esta compleja operación, en la que, por primera vez, nuestra empresa perforaba y producía en el mar.
Los equipos de la Vicepresidencia de Exploración y Producción asumieron los aspectos técnicos-operacionales del proyecto: perforación, producción, tendido de tuberías submarinas, servicios, etc. PDVSA Gas asumió con éxito la construcción del gasoducto Nororiental, el «Francisco Bermúdez», más de 800 kilómetros de tubería hecha en nuestras fábricas de PDVSA Industrial, interconectando al país desde Güiria, hasta el Estado Anzoátegui, llevaba en su trayecto, por primera vez, Gas de la Patria a Cumaná, Carúpano, y a las islas de Coche y Margarita.
La ofensiva del gas avanzó en todos los frentes: se llevó gas a las centrales de ciclo combinado de generación termoeléctrica, que fuimos instalando en todo el país; se inició el Plan de Gasificación Nacional, para llevar gas directo a los hogares y sustituir las «bombonas» de GLP; el Plan de Gas Vehicular, enfatizando el transporte público y, el plan de suministro gas a nuestra industria petroquímica: Pequivén.
Para no repetir el modelo petrolero, se planificó un proyecto de desarrollo integral del estado Sucre, que implicó obras de infraestructura: viviendas, escuelas, vialidad, generación eléctrica, hospitales, sedes de PDVSA en Carúpano, Cumaná y Güiria, acondicionamiento de los aeropuertos de Carúpano y Güiria, adecuación de muelles, reactivación de astilleros, se inició el desarrollo del Proyecto del Terminal de Aguas Profunda en Paria, para almacenar y exportar el crudo, que vendría de la Faja Petrolífera; y, finalmente, se inició la construcción del Complejo Industrial Gran Mariscal de Ayacucho (CIGMA) en Güiria.
La idea era crear un Polo Industrial en el extremo oriental del país, ocupar el territorio, generar fuentes de trabajo, servicios, infraestructura, apoyar las actividades propias de la zona, como la pesca, fortalecer las ciudades, rescatar Cumaná, como comenzó a hacerlo PDVSA La Estancia, con la rehabilitación integral de nuestro acervo histórico: es la cuna del gran Mariscal de Ayacucho.
En el CIGMA la idea era recibir y procesar el gas del Norte de Paria y de la Plataforma Deltana, para su industrialización y suminístralo a todo el país, a través de la extensa red de gasoductos ya desarrollados. Fue este gas el que entregó Maduro.
Este relato se lo debía al oriente, a Cumaná, que me hizo su Hijo Ilustre. Este proyecto prendió la esperanza en el noble pueblo oriental, lo recorrimos y explicamos, vimos la pobreza y la esperanza de todo un pueblo, era un Plan Nacional en base al Gas de la Patria, era el Plan del Comandante Chávez, que junto al de la Faja Petrolífera del Orinoco, darían desarrollo territorial, social, humano, político; y, por supuesto, económico. Se trataba de reivindicar al pueblo pobre, olvidado durante tantos años. Era una ventana al futuro.
Este plan, afortunadamente quedó plasmado en el hoy olvidado Plan de la Patria, en los discursos y alocuciones del Comandante Chávez, para que, en su justo momento, sea retomado por el pueblo venezolano.
Lo que Maduro y su gobierno han hecho con el gas, mata este plan, es como un segundo Berruecos, matan al Mariscal Sucre, el proyecto gasífero de Chávez.
Veamos qué ha hecho Maduro con el «Gas de la Patria»:
- El gas del Rafael Urdaneta, nuestro Campo PERLA 3X, lo entregó a las empresas europeas. PDVSA no participa en este desarrollo, ahora, nuestro gas, lo pagamos en divisas a las empresas extranjeras. Se entregó todo a las transnacionales. ¿Se desarrollará la petroquímica?,¿se abastecerá el sector eléctrico?, ¿qué harán las transnacionales con el Gas de la Patria? ¡Pregúntale a Maduro!
- El gas de Monagas, se entrega a la Shell, para que esta transnacional, lo maneje, opere. Volvemos a la Apertura Petrolera, para eso es el Decreto 3368, para entregar PDVSA, se invita a que vengan las empresas transnacionales, PDVSA está en venta. Maduro mató a PDVSA.
- El gas del Mariscal Sucre también se entrega:
El gas del Norte de Paria se entrega a las empresas rusas, se llevarán el gas para la exportación, así se les autorizó (en secreto se produce la entrega). No habrá gas para el desarrollo del estado Sucre, ni para garantizar el suministro al mercado interno.
El gas de Plataforma Deltana, se entrega a las transnacionales que operan en Trinidad y Tobago. Se llevan el Gas de la Patria.
Maduro deberá responderle al pueblo del estado Sucre, sumido en el abandono; al pueblo del Zulia, sumido en la oscuridad de la ineficiencia madurista; al pueblo de Monagas, ¿a dónde irá el Gas de la Patria? ¿Por qué lo entregaron?, ¿Qué intereses hay allí, detrás de los aplausos?
Esta entrega, ocurre en secreto, nadie conoce sus términos, la ANC no dice nada, entre el caos y el silencio de todo un país, es absolutamente ilegal.
Nos corresponde alzar la voz y seguir desenmascarando a este gobierno profundamente antinacional y autoritario. Entre la zozobra de todo un pueblo se impone el paquetazo de Maduro, pero la entrega del país, ¡es la parte oculta del paquetazo y su condición!
Son razones sagradas, más que suficientes, para la lucha, movilizarse en defensa de nuestros recursos naturales, de nuestro futuro que se remat al mejor postor. Con Chávez siempre, ¡Venceremos¡