Los maduristas desleales a Chávez, quizá por la culpa que los atormenta, pero más seguro por el interés de recuperar el apoyo popular dilapidado, inventaron el día 8 de diciembre como el día de la lealtad al Comandante. Sin la mínima vergüenza, los mismos que desmantelaron sus sueños, el Socialismo, la Soberanía, que revirtieron la propiedad social, acabaron con PDVSA, demolieron la organización social, los que ordenaron borrar los ojos de Chávez y renegaron del glorioso color rojo cambiándolo por un pálido azul, esos mismos, aparecen ahora festejando a un Chávez confeccionado a la medida de Fedecámaras, sin Socialismo, sin lucha “contra la lógica del capital”. Ellos que, siguiendo las instrucciones de los capitalistas, cambiaron el salario por los bonos, liquidando así las prestaciones, aparecen ahora festejando al Comandante. Está claro que este madurismo renegado no es chavismo, es su contrario.
No hay límites para las canalladas de estos, son capaces de festejar a quien traicionaron, apuñalaron, así como ir a una guerra para intentar permanecer en Miraflores. Se entregaron al capitalismo, cumplieron su papel de destructores del Socialismo, persiguieron a los líderes consecuentes con el legado de Chávez, y no contentos con esto ahora pretenden vaciar al Comandante de cualquier idea altruista, revolucionaria, convertirlo en un vacío, privar al pueblo revolucionario de su líder, dejarlo en la orfandad, sin referencia. Ahora, le entregan el país de manos atadas, sin líderes que lo defiendan, a la derecha gringa, que viene con el encargo de terminar lo que el madurismo comenzó, estabilizar al capitalismo, afianzar la miseria que este sistema supone.
La destrucción de la imagen revolucionaria de Chávez no les resulta fácil a este binomio de derecha gringa y madurismo renegado. El Comandante trascendió los niveles de un líder político, es más que eso, el mismo lo sentía así, se hizo pueblo. Algo que sucedió a un señor que quiso ir al Cuartel de la Montaña a mostrar su amor y su respeto por Chávez, nos ilumina sobre la fuerza espiritual del Comandante: Ese día no se podía pasar al recinto, por más que la gente forcejeó para conseguir entrar no fue posible. Ya de regreso, bajando de la montaña, se encontró con una vieja que quiso consolarlo regalándole una estampita del Comandante, que tenía por el reverso estas palabras.
Chávez nuestro que estás en la Patria.
Honrado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu sueño.
Hágase tu legado aquí y en el mundo.
El pan nuestro de cada día, guíanos en la lucha por conseguirlo.
Perdona nuestras dudas, así como nosotros perdonamos a los que dudan.
No nos dejes caer en la traición.
Líbranos de todo capitalismo.
Amén.
Un pueblo como este, que produce estas palabras, este sentimiento para honrarlo, que elevó al Comandante a sus altares, junto a Cristo, Guaicaipuro, al Negro Primero, a Bolívar, no se puede engañar con trucos de poca monta. El amor de este pueblo por Chávez, es la base para su resurrección. Chávez volverá, y los renegados y la derecha gringa serán derrotados.
¡CHÁVEZ CORAZÓN DE PUEBLO!