Este gobierno madurista no tiene más estrategia que permanecer por sobre lo que sea, por sobre el sufrimiento de los hijos, y las ruinas de la Patria esclavizada. En su tránsito va dejando una estela de miseria y dolor. No tiene nada bueno que mostrar, su gestión es un fracaso rotundo, acabó con todo, eso lo sabemos porque lo sufrimos. Sólo le queda mentir, crear una fantasía que lo justifica cada vez menos.
Miente con descaro, crea espectáculos que distraigan; el último fue reactivar el Esequibo. La furia patriotera tomó cuenta del madurismo, aquello iba en ascenso, se lanzaron en un inútil referéndum y se cayeron, la asistencia real, la que se ve en cualquier elección fue escuálida, pero el madurismo no se detiene ante la realidad, al contrario la enmascara, y así inventaron una victoria como pocas en el mundo: !noventa por ciento de votos favorables! !Diez millones de votantes!… hasta aquí una mentira como muchas, lo peor viene cuando ellos se creen su propia embuste y proceden en consecuencia.
Los diez millones ficticios, les insuflaron delirante vigor, decretaron un nuevo Estado, cedularon a los habitantes del Esequibo, le quitaron las rayitas al mapa, le dieron plazo a las petroleras para abandonar la tierra y el mar, hablaron pestes del presidente de Guyana, lo calificaron de empleado de la exxon, sentenciaron que la pelea era con las petroleras, el antiimperialismo guió las palabras. Tronaron los tambores de guerra…
Y un jueves 14 de noviembre, amanecen los dos presidentes, sentaditos en una mesa, como estudiantes regañados, poniéndose de acuerdo, todo volvió a sus inicios, tienen que llegar a un entendimiento pacífico. El guyanes ratifica su posición, las fronteras son las que son; y el otro regresa a su disfraz de paz, de conciliador, las petroleras siguen chupando tranquilas. En el aire quedó el Estado nuevo, la autoridad única, los cedulados, los ultimátum a las petroleras, todo a cambio de no se sabe que.
El problema de fondo es la debilidad del gobierno, no es sólo que las encuestas verdaderas le dan un diez por ciento de apoyo (las mentirosas le dan sesenta) es que el gobierno carece de ideas, de estrategia, su ideología no le permite construir. De allí que vive, se sostiene de mentira en mentira, de espectáculo en espectáculo, sólo eso muestra. Pronto montará otro falso positivo, un escándalo que lo proteja.
La credibilidad del madurismo disminuye cada hora, cada minuto, su último recurso es la represión, los vientos anuncian tempestad. La ira que no drenaron hacia Guyana la drenarán hacia adentro, de sus filas que se resquebrajan ante el miedo al final que ya olfatean, y contra la oposición gringa, y el chavismo auténtico al que odian con el rencor del renegado.
Vienen días de definición de la crisis, el madurismo agotado ya no puede dirigir al país real, su fantasía se cae como papagayo sin cola. La incógnita es hacia dónde irá el país, si el futuro es del fascismo, o el futuro pertenece al rumbo extraviado con el asesinato de Chávez y la traición del madurismo. Todo dependerá de cuál tendencia tenga la fuerza para dirigir a la masa en la hora decisiva.
!ELLOS VOLVERÁN, CHÁVEZ VIVE!