Por qué El Aissami pudo estafar a la revolución y robar al país
¿Cómo fue posible que El Aissami estafara al país y a la revolución?, fue posible usando la mentira como método político y de vida. Pero la pregunta es ¿por qué pudo? Rebobinemos la película.
El Aissami fue viceministro de seguridad ciudadana y luego ministro del interior y justicia por cuatro años, desde el 2008 hasta octubre del 2012, vinculándose con las policías (fundador de la PNB) y la guardia nacional. Candidato a gobernador y gobernador del Estado Aragua desde el 2013, impulsando las ferias industriales y comerciales y el llamado “Shandong de Aragua”. En enero de 2017 lo nombran vicepresidente en sustitución de Aristóbulo Istúriz. Junio de 2018 Ministro de Industria y Producción Nacional. Abril 2020, ministro de Petróleo y presidente de PDVSA. Es decir, en diez años, en el periodo que va del 2013 al 2023, El Aissami fue el súper ministro de Maduro,… Junto a Zerpa fue la yunta de confianza de Maduro ¿Cómo fue posible la gran estafa?
La respuesta está en Maduro y su afán por abrir la economía al libre mercado, donde la participación de cualquier funcionario (incluyendo a su entorno) en ese mundillo capitalista era fácil, solo bastaba con que manejara mucho presupuesto (mucho capital para lavar) y con un poco de ingenio disfrazar sus negocios como empresas falsas, de maletín, o con testaferros, y bloquearlas a la vista de todos mediante un sistema de cómplices, a todos los niveles.
La apertura formal de la economía socialista – las empresas del Estado, de las empresas socialistas, de las tierras confiscadas a terratenientes – a la participación privada llevó a ésto, a la proliferación de nuevoricos provenientes de la burocracia del gobierno, de funcionarios “empresarios”, actuando en una economía subterránea pero legal que se hizo del despojo de todo lo que nos pertenecía como sociedad, de todo lo creado por Chávez como economía socialista, incluyendo a PDVSA y las empresas de Guayana. En ese “nicho” cayó, del cielo del poder, Tarek El Aissami.
Si bajo el control del Estado socialista se dieron casos de corrupción, licitaciones chimbas, contrataciones y ventajas a particulares, desvíos de pequeñas partidas, etc., más o menos controlados por los insistentes discursos éticos y socialistas divulgados por Chávez, ahora, con el afán liberal del “nuevo modelo económico” de Maduro, era moralmente lícito hacerse rico mediante los recursos que tuvieras a la mano. Se transfirió dinero al llamado “poder popular” para impulsar “emprendimientos”, el egoísmo y el espíritu aspirante en la clase trabajadora, pero además se repartieron todos los fondos del Estado entre estos empresarios de maletín y testaferros que hicieron emerger de un día para otro una “burguesía revolucionaria”, hecha de bodegones, empresas y tierras privatizadas de todo aquello que fue confiscado por Chávez en la primera década del 2000, a terratenientes y a conspiradores, a ladrones que se llevaron sus capitales y ganancias a fuera dejando a los trabajadores en el aire.
Nosotros no recordamos otra cosa. No vemos en lo hecho por maduro ningún avance socialista, ni en la economía ni en la consciencia del deber social. Al contrario, vimos el ascenso de una nueva clase de nuevoricos procedentes de la burocracia del gobierno madurista, o estimulada y financiada por el gobierno madurista, la proliferación de empresas con un descarado apoyo del gobierno haciendo ferias comerciales y seudo industriales en las principales ciudades del país. Y en paralelo a esto, la proliferación de la pobreza. Vimos y seguimos viendo cómo se expande una gran porción de la población que no tiene acceso a una vida mínimamente decente, que no puede participar de la fiesta madurista, ni en el estadio de beisbol, ni en esa Guaira “más cerca”, ni de las ferias del parque Miranda,… pero tampoco en el sistema educativo formal; sin agua potable, sin luz, sin nada: mientras la Venezuela de VTV y Últimas Noticias brilla y es feliz, la otra no se ve, padece invisible y en silencio.
Estamos seguros de que si acaso se modifica la constitución y se ejecute la “cadena perpetua” como pena máxima sería “cuchillo para la garganta” del mismo Maduro… Sin embargo, no será así… No creo que este país sea tan pendejo como para confiar en la sinceridad de ese teatro, en esa falsa indignación del presidente haciendo tan dramática oferta electoral. Con un gobierno tan, pero tan complaciente con el “libre mercado”, con el “dejar hacer” a los ricos, donde hay una tarifa para cada alcabala burocrática, en cada instancia de gobierno, solo imaginen el tráfico de gestores y abogados demandando excepciones, pagos y cobros por tráfico de influencias, es decir, el volumen de corrupción en la fiscalía y en los tribunales penales, de aplicarse, de aprobarse la “cadena perpetua” en este país, cualquier Escarrá se haría millonario.El libre mercado, es decir, el capitalismo, es sinónimo de corrupción, de corrupción moral, es poner por encima de todo lo más sagrado la ganancia material, es la libertad de explotar el trabajo de los otros, minar y destruir la naturaleza, por la única razón moral del capitalista, que es el lucro. Por eso no nos resulta raro el engendro de Tarek El Aissami, y como él de otros que hoy se guillan de campeones de la honestidad y la honradez proponiendo formas punitivas primitivas y absurdas. Lo que no han podido hacer con el ejemplo y la educación ahora lo quieren hacer con una sanción ir