El candidato de Chávez no está en la contienda electoral ¿para qué votar?, no está representado por ninguno de los candidatos, por eso no voto el 28 de julio. Si por lo menos Maduro hubiera dado la oportunidad a otros candidatos para competir en estas elecciones en nombre de socialismo o en nombre de Chávez, quizás se hubiese alimentado la revolución y ofrecido un debate político de importancia al chavismo, a los venezolanos, sobre cómo construir el socialismo, como corregir los disparates hechos como una sana crítica al madurismo, como rescatar la revolución. Y no como ahora, teniendo que ver y oír todos los días un puñado de manipuladores destrozando sus reputaciones unos con otros, mintiendo y mintiéndose descaradamente; prometiendo pensiones y sueldos de 150 dólares mensuales, privatizar el sistema eléctrico y PDVSA, acabar con la corrupción llevando a los culpables a pagar “cadena perpetua”, agua potable todos los días, acabar con el socialismo, continuar con el socialismo (pero sin decir cuál y cómo). Si compitiera Chávez en estas elecciones estuviéramos debatiendo sobre el tránsito hacia socialismo, sobre sus instituciones y la revolución y no haciendo promesas, guerra sucia, lanzando pupú a todos lados al viejo estilo adecocopeyano.
Maduro y los que quedan de sus aliados acabaron con el mínimo sentido democrático que ofrecen unas elecciones burguesas normales, acaparó todo el poder institucional del Estado, todos los poderes del Estado trabajan para ellos y sus muy mezquinos intereses. Los consulados y embajadas entorpeciendo el registro electoral, el CNE, apoyados por el TSJ, la Fiscalía, la asamblea nacional, PSUV, etc., todos rinden cuenta a Miraflores.
Dentro del chavismo madurista se ha expandido un sentimiento de terror, el miedo a lo desconocido y la misma desesperación que sienten en Miraflores y en la dirección de PSUV los jefes. La burocracia media, profesionales y técnicos, directores y jefes están aterrados de que el madurato pierda las elecciones, tanto, que no pueden pensar en otra cosa, a menos que sea irse del país o pasar al otro lado político, desertar, saltar la talanquera. Estas elecciones están acabando con el último resquicio de visión política del chavismo, de verdadera militancia y compromiso con ideas, planes, acciones políticas, quedando las bases sin líderes verdaderos, como una masa insípida vaciada de pensamientos e ideas, cumpliendo tareas de rellenos para las movilizaciones de autobuses y empleados públicos abozalados, ordenados para las fotos de la propaganda gubernamental.
Unas elecciones como estas, tan torcidas e insulsas, podrían ser una oportunidad para muchos de reflexionar sobre la voluntad popular, el sentido que tiene votar el 28 de julio respecto a la auténtica voluntad de los electores y del verdadero sentimiento nacional, estas elecciones están lejos de reflejar la voluntad popular. Detrás de los resultados, sean los que sean, estará la coacción, el chantaje, la manipulación, el miedo, y sobre todo la mentira, la mentira será la gran vencedora, diosa madre de la «lógica del capital», patrona del capitalista, de los mercachifles y del oportunismo virulento.
Cuando pelee Chávez votaremos, cuando haya un espacio, una tribuna para que el socialismo se exprese en igualdad de condiciones que el gobierno y la otra derecha, nosotros votaremos por nuestro mejor hombre o mujer, por nuestro mejor equipo y nuestro mejor plan. Pero así, en esta precaria democracia no vamos a votar, solo nos queda resistir, orinar y esperar, a ver lo que pasará un día después, diez días después, cien días después, que estamos seguro que no será poca cosa, considerando el descontento nacional, la torpeza del gobierno y el renacer continental del fascismo-capitalismo tropical.
Chávez no tiene candidato, Volvamos a Chávez