Cuando comiencen a desarrollarse la “fuerzas productivas” de forma capitalista, o sea, bajo un régimen de explotación, donde cada trabajador cuente con solo lo necesario para mantenerse vivo ¿Cuánto tardará el gobierno en contener a las masas para que no se rebelen en su contra? Lo que espera el gobierno para el próximo año es incierto.
Si, como ellos dicen, arrancan por fin los motores económicos capitalistas, con sus estímulos impositivos y laborales, con sus “libertades” a la manera China (y gringa, por supuesto), el pueblo trabajador estará sometido a sus arbitrariedades, a la voluntad de los “inversionistas”, de los patronos. El malestar no se hará esperar y la gente saldrá a la calle a protestar. Todos sabemos que el sacrificio que exige el gobierno al país será “para el país de los pendejos trabajadores”, no de los empresarios – a los “inversionistas” ¡ni con el pétalo de una rosa! –, los cuales chantajean y compran al gobierno con dólares y promesas; a los cuales, además de los negocios, se les dará ventajas, muchas ventajas, impositivas, legales, políticas dentro de la dirección.
¿Qué hará el gobierno con el Petro? ¿Pagará sueldos en Petros para obligar a la economía a tranzar en Petros? Eso se ve difícil, que Venezuela obligue al mundo hacer sus negocios en Petros. Cuando se extinga esa llamarada navideña, y se descubra la estafa, estaremos todos buscando dólares en los aeropuertos.
…Y para cuando todo esto estalle el gobierno ya habrá preparado un ejército de policías nacionales listos a contener la explosión social, estaremos a la par de Colombia: allá ejército y paramilitares y aquí, FAES y Policía Nacional, que lo tiene todo, para contener a las masas.
No somos optimistas con el capitalismo, no podemos serlo. Por el capitalismo irrumpió Chávez a la escena política para luchar en contra de su lógica, por el capitalismo Colombia está sumida en la violencia, por el capitalismo el continente hierve en protestas, muerte, y males de todo tipo ¿Por qué el gobierno insiste en hacer las cosas como todo el mundo? ¿Por qué insiste con el capitalismo? ¡El fracaso no se puede retrasar, ya no hay arruga que correr! El año que viene, a esta fecha, estaremos vigilados en un “estado de sitio” de hecho y de derecho impuesto por el gobierno de turno, el de Maduro o el de la otra derecha, la que no lo disimula.
En el terreno político, el gobierno contuvo a otras fuerzas políticas alternativas al PSUV y a todo el Polo Patriótico – que no hace ninguna diferencia con él –, los que sí creen en que la revolución chavista y socialista es posible. Los mantiene aislados, fraccionados o amedrentados. En la Asamblea Nacional y en la Asamblea constituyente no pasa nada, se solazan en discusiones estériles. En la legislativa hay dos fuerzas que apuestan a favor de los capitalistas, sean estos nacionales o gringos, o chinos y rusos, o una mezcla de todos. Como dicen, los intereses burgueses privados casi siempre mandan sobre los intereses de su propia clase; ya se vio, en el caso de las “cartas de buena conducta”, como gobierno y oposición sí se pueden entender, siempre que haya dinero de por medio y el interés privado se coloque por encima sobre el interés del grupo, clase, del país o de lo que sea… Lo que le falta a Maduro para poner la guinda en el pastel es una guerra, que le declare la guerra a Colombia, por ejemplo. Pero el comienzo del fin es este año, sarcásticamente de fecha 2020, como cuando la visión es perfecta.
Es un año. Es mucho tiempo. Si dejamos que los acontecimientos lleven su curso “normal” será un año terrible y sin salida clara, el 2020 podría ser el año de un pueblo ciego. Pero si irrumpe un movimiento social fuerte en la calle puede que obliguemos a desalojar a los vagos de la constituyente y obligarlos a restituir la constitución, e incluso sacar al gobierno en nombre de ella (de la constitución) y del soberano, restituir el estado de derecho mediante una junta patriótica de gobierno (socialista) que contenga el desastre económico y social que se nos aproxima como un tsunami, pararnos al frente y hacer que sancionen en favor de la revolución, de los trabajadores, de los más débiles. Todo depende de nuestra voluntad.
Por los cambios revolucionarios sí somos optimistas, no así con el Petro y las fuerzas productivas capitalistas coloniales.
…Otras elecciones donde no estará participando la revolución por ningún lado es solo otra “sesión” en la Asamblea Nacional, no habrá nada nuevo dentro de la política nacional, más componendas, más promesas, más trampas y fricciones estériles entre iguales, el diálogo de la “política real” es irreal, es caca sobre pupú. Los trabajadores y todo aquel que sufre necesidades, estaremos igual o peor. Si vamos a vivir en zozobra es mejor hacerlo luchando en la calle que atados de manos.
El 2020 debería abrirnos los ojos y dejar los deseos para la vida íntima, ya pasó navidad y los pocos fuegos artificiales se apagaron, incluyendo el medio Petro. Si todo sigue como está ningún cambio dentro de la Asamblea Nacional va afectar lo que pasa y pasará en el país. Ninguna elección nacional va cambiar nada, todo depende de nosotros si alzamos nuestra voz en la calle.
Comencemos de nuevo: ¿Qué ventaja no aporta vivir como colonia? ¿Qué ventaja nos aporta el sistema capitalista a los trabajadores y a la clase media profesional? ¿Qué ventaja tiene que cada quién quiera salvarse sólo indiferente al resto de la sociedad, de nuestras ciudades, nuestras instituciones, nuestra herencia, historia? La urgencia por buscar los dólares nos hace olvidar los valores fundamentales de nuestra existencia como sociedad y como individuos sociales; estamos a punto de perder nuestro carácter social, de nación, de patria; nuestro lenguaje, nuestros rasgos culturales, todo vínculo histórico y nacional, sólo por sobrevivir en un mezquino egoísmo propio de los burgueses y pequeñoburgueses.
Para el año 2020 ¡Invoco de nuevo a Bolívar, a Chávez, a la independencia del coloniaje capitalista mundial, a la lucha marxista por el socialismo, a la revolución permanente por la perfección de nuestra sociedad!, luchar por razones sagradas no por un plato de lentejas, literalmente hablando.