Luego de haber intentado hacer una revolución socialista, una revolución política después de 200 años, social y económica, ¿ahora nos vamos a conformar con las chácharas economicistas y liberales, con las “razones” de la pedantería de todo tipo de “especialistas”, incapaces de dar pie con bola? El obligarse al lenguaje que ahora llaman “políticamente correcto”, es decir, hablar con eufemismos, es lo que tiene atontados a muchos de estos analistas e intelectuales “impenetrables” que exculpan al gobierno de todo lo malo. Ninguno es capaz de llegar al fondo de sus almas: para hablar con la verdad hay que bajar a las profundidades del mismo averno, en el infierno que todos vivimos está la implacable y cruda realidad.
Muchos de los que hace 6 años iban a radicalizar el socialismo, a dar el “golpe de timón” a la revolución, ahora se conforman solo con conciliaciones, con pendejas reformas y correcciones a las inconsecuencias de maduro, darle “forma orgánica” a sus improvisaciones, de eso se trata sus rectificaciones. Vemos a un Adán Chávez claudicar con el Petro, ese engendro capitalista que ni siquiera es una criptomoneda real, a Jesús Farías que insiste en pronosticar el éxito de las fantasías de un loco que se empeña en desbaratarse la cabeza contra el muro del capitalismo, invocar el éxito de los planes absurdos de maduro, una y otra vez, probados y comprobados como inútiles, contraproducentes, malos para el capitalismo y mucho más para el socialismo – planes sin planes, sin estrategia; improvisaciones con nombres y rótulos impresionantes pero que significan lo mismo, la terquedad de querer gobernar con capitalistas un país que ellos mismos anarquizaron –. Ahora no es “correcto” hablar de socialismo, cuando Trump tiene amenazado a todo el mundo. Pareciera como si estos analistas e intelectuales trabajaran para “Venevisión Plus” o cualquiera de esos bodrios ideológicos de la televisión comercial. Sienten verdadera vergüenza por el socialismo. El “rótulo” de socialismo solo les sirve para entregar bolsas y cajas de comida, para hablar del carnet de la patria y llamar a marchar a una, cada vez más escuálida, masa distraídos.
Nosotros insistimos que el socialismo es la única salida válida para Venezuela y el “planeta de los humanos”, y está figurado en el Plan de la Patria de Chávez, EL PLAN ORIGINAL, PORQUE HAY DOS: EL QUE REDACTÓ CHAVEZ Y PRESENTÓ ANTE EL CNE, Y EL QUE FUE FALSIFICADO POR MADURO, JORGE RODRIGUEZ, MENENDEZ, ETC., y que ahora lo cita Adán Chávez como si se tratara de uno solo, dando a entender que su adulteración, este acto de auténtica corrupción, no ha acontecido; como si su nombre y reputación de hermano del comandante le otorgara la gracia de decir siempre la verdad. En el Plan de la Patria original está la tarea pendiente por hacer, para intentar alcanzar el punto de no retorno, dentro del camino al socialismo.
El punto de no retorno.
Hay que trabajar muy duro para alcanzar el punto de no retorno, paso a paso y sin aminorar el ritmo, como un tanque subiendo una colina. Desarmar el sistema de corrupción moral y de ladrones dentro del sistema maduro-empresarios, o maduro-guaidó, es la primera colina que el socialismo debe conquistar: volver a tomar el poder los revolucionarios, trabajadores y pueblo chavista. El punto de no retorno debe ser un compromiso con el futuro que vaya más allá de lo que Trump y su violencia nos ofrece, y mucho más allá de lo que el capitalismo nos da como modelo de vida. Hay que superar la “tierra de la fantasía” de las hermanas Kardashian y Hollywood, el fatalismo capitalista, la mentira, el racismo, la satanización de culturas y pueblos enteros, superar al mismo diablo que está representado en Trump, y sin darle respiro, sin darle ni un vaso de agua a esa representación de la maldad, ¡jamás ofrecerle la mano!, ni una sonrisa.
Para alcanzar el punto de no retorno hay que ser inflexibles con el capitalismo, la máquina moledora de vida, de hombres y naturaleza. No podemos tener posiciones ambiguas y sin saber cuándo estamos frente al enemigo y sus representantes. Ahora recordamos un ejemplo muy aleccionador de Argelia Laya: una vez que uno de tantos aduladores le quiso presentar a Rafael Olivo, presidente del Concejo Municipal de Petare, ella se negó a darle la mano diciendo, “no se moleste concejal que yo lo conozco muy bien”. Hay que cultivar la dignidad revolucionaria y no dejarse ensalzar con halagos, dinero y corotos, cosas materiales. Alcanzar ese punto de no retorno es una acto de suma consciencia de la realidad, no es una acción legal, no se hace en un registro mercantil ni civil, no se decreta en ninguna de las tres asambleas, no se trata de un discursito huero, una declaración de prensa o la confesión de un hipócrita, ¡es una acto de consciencia!, de honestidad, de aproximarse siempre a la verdad; si es posible abrazarse a ella.
El Plan de la Patria es tarea pendiente para el chavismo verdadero, no lo podemos abandonar ahora que el gobierno está cada vez más errático, atolondrado, que no sabe qué hacer ni para dónde coger, después de haber puesto a prueba todos sus inventos conciliadores y entreguistas sin éxito. El Plan original de la Patria es nuestra brújula socialista para retomar el camino revolucionario de la lucha por nuestra independencia ¡del capitalismo!, que es el alma del imperio y de todos los imperios modernos.
Volvamos al Plan de la Patria y dejemos a Maduro que se vaya con su capitalismo lumpen a otra parte.
¡Que viva Chávez!!