“Bienaventurados los adormilados, porque ellos se quedarán dormidos”
(Es difícil dejar de resentirse por todo lo que está pasando en el país. Es difícil no personalizar y culpar a alguien en particular y además de sentirse personalmente aludido con todo lo que hace y deja de hacer el gobierno, pero quisiéramos intentar hacer distancia y ver el todo)
Leyendo la nota de Amaranta Rojas sobre la amenaza que le hiciera un tal Humberto Nieves, con el tun tun(¿de Diosdado?, ¿del Faes?, da igual…), acusada por este misterioso señor de ser “agente de la CIA”, quisiera insistir en las “razones” que hay detrás de las persecuciones y amenazas a todo el que denuncia algo en este momento, quisiera insistir en la ausencia de razones políticas. Antes hay que aclarar que no necesitamos evidencias para pensar o saber que es cierto lo que Amaranta Rojas dice, o sea, no necesitamos presumir la amenaza, solo basta con ver lo desesperado de la situación para muchos y lo que pasa en su conjunto, y sabremos que es auténtica. Es decir, porque no hay política hay terror, hay miedo y dolor.
Estamos rodeados de gente dormida o adormilada frente a la situación tan grave que vive la sociedad, o nuestra sociedad. Ya el coronavirus pasó a ser un problema menor desde el punto de vista sanitario, mientras la cuarentena y los controles empiezan a ser el problema de salud pública más importante para quienes no pueden procurarse la vida y quisieran protestar. La inflación hace tiempo que acabó con los sueldos, jubilaciones y pensiones… En medio de todo esta confusión resulta interesante saber cómo hace ese amigo (así lo llama Amaranta) que se llama Narciso Torrealba para vivir, en medio de tanta incertidumbre y necesidades; de qué tamaño será su “conciencia política” como para cuidar con esmero la reputación del gobierno, frente a la maldad que el siente que hay en las opiniones de personas como Amaranta Rojas y el profesor preso Vivas Santa, por no hablar de las amenazas del imperio. Esa voz que comparten muchos nos cree tontos como si fuéramos ciegos políticos ante lo diabólico que puede ser el imperio; ese espíritu que representa Torrealba nos cree obsesionados, viendo mentiras, ineptitud y errores donde su “conciencia política” le dice que hay solo víctimas inocentes. Pero para nosotros es una “conciencia política” que se muestra limitada por el miedo a la realidad. Coincide con un estado de ensoñación dentro de los niveles donde se confunden el miedo al dolor con el deseo. Algo que nos puede dar previo al desengaño (a mí me ha pasado, pero he despertado a tiempo).
El caso de Narciso Torrealba es solo una muestra de cómo podría torcerse la opinión pública a causa del miedo, al punto de desatar persecuciones descontroladas a todo aquel que disienta del gobierno. La sociedad debería ahora dividirse claramente entre estos seres adormilados y aquellos que están despiertos, o comienzan a despertar, del entumecimiento cerebral que produce el miedo, el miedo a aceptar la realidad, el miedo a descubrir que somos más víctimas de un gobierno incompetente y mentiroso, en especial mentiroso, que del mismo imperio y sus sanciones.
Por ejemplo. Hay un fiscal que no puede reunir pruebas para acusar a Guaidó de delitos claros de traición a la patria, robo, usurpación de funciones públicas, y un largo etcétera, pero que acusa sin necesidad de ellas y con la velocidad que exige “la tranquilidad del país”, primero, a trabajadores: “por incitación al odio” (de una vaina tan difusa come esa), como es el caso de Darío Salcedo, dirigente sindical preso por reclamar derechos de los trabajadores; luego a periodistas, como Carol Romero, que ahora parece que está desaparecida; a opinadores como Vivas Santana, preso y aislado, y esto sin hablar de los petroleros: unos por participar en asambleas, otros por denunciar a Quevedo, otros por hacer bien el trabajo, y la mayoría por entorpecer el proceso de privatización de la petrolera por el gobierno de maduro.
Ese Fiscal es claramente un títere del gobierno, su pusilanimidad forma parte de la realidad, a la cual hacemos referencia, donde opinadores como Narciso Torrealba no pueden ver su presencia o soportar su presencia porque se duelen de ella – no hay otra razón, la realidad está ahí, ante nuestros ojos –. Por eso, sin darse mucha cuenta terminan haciendo de “primer anillo de seguridad” del gobierno, colocándose frente a las críticas y los críticos como perros rabiosos, como doberman. Nada personal con el señor Torrealba, solo juzgamos sobre lo que sabemos a través de esas opiniones que son públicas y compartidas por otros más radicales.
Hoy se lee un titular en aporrea: “Mientras el Fiscal sigue «recaudando pruebas»… más de 100 días detenido lleva trabajador petrolero Marcos Sabariego, después de participar en asamblea”; pero por otro lado las colas para conseguir una bombona de gas son interminables y los aprovechadores las venden en dólares; nos enteramos que existen “estaciones primium” de gasolina, las cuales confirman que vivimos en la cuarta república otra vez; padecemos a diario la desaparición del bolívar y la dolarización de un país que no tiene dólares; olemos el pauperismo acelerado de una sociedad sosegada, atontada, drogada de miedo y mentiras… Todo esto forma parte de esa realidad que produce mucho dolor, el suficiente como para quedarnos dormidos ante ella, como para negárnosla y sustituirla por deseos convertidos en ficciones.
Detrás de estas persecuciones está la huida atropellada del desgobierno, la salida desesperada y vengativa de quienes han contribuido a nuestra disolución como sociedad, ¡nos quieren hacer de cualquier manera responsables de sus faltas! Las ideas de Patria y Nación han perdido significado de tanto que las han manoseado, de tanto cambalache moral. ¡Hay que estar dormidos o medio locos para no darse cuenta de lo que pasa en el país!… O formar parte del grupo de privilegiados que viven bien dentro de este despelote, para sentirse satisfecho con la revolución de Maduro… O vivir fuera viendo BBC news, CNN, RT y Tele Sur. No es posible que alguien perciba un plan, un orden, una lógica que pueda explicar la anarquía en la cual vivimos hoy, la cual solo conviene a los más ricos, a los oportunistas de siempre y a los que están en el poder. No creo que sea el caso de Narciso Torrealba.
No queremos que sigan las amenazas y persecuciones porque nosotros no vamos a desistir en hacer críticas y hacer denuncias. Traicionaron a Chávez y el gobierno fallido de Maduro miente. ¡Que debatan las ideas, no los sentimientos personales! Y si no hay ideas y solo resentimiento ¡Silencio! ¡échémonos a un lado!, eso es más honrado. Maduro y Trump representan una idea. Chávez representa otra idea, y las ideas quedan, a pesar de las personas que las representan. Trump no inventó el racismo, Maduro no inventó el oportunismo, así como Chávez no inventó el socialismo ni el bolivarianismo, solo representan sus principios e ideas, el chisme y la delación solo sirven al resentimiento, a la venganza y al fascismo.