Otros dos temas: el Esequibo y FEDECÁMARAS

El Esequibo

Como hemos venido denunciando en distintos artículos, así como, en declaraciones y en las redes sociales, Guyana sigue avanzando de manera eficaz en su empeño de consumar, ahora legalmente, el despojo del Esequibo, ante la inacción e incoherencia del gobierno y el descalabro de la política internacional del país.

El pasado 27 de enero, se realizó una Sesión del Consejo Permanente de la OEA, donde, a solicitud de Guyana, se discutió la “controversia entre Guyana y Venezuela”. En la reunión, desarrollada por videoconferencia, se expresaron posiciones de los distintos países y del CARICOM, que revisten una gravedad extrema para el país, independientemente de que el gobierno no participe más del organismo y de que no se reconozcan sus decisiones. En efecto, es sumamente importante conocer cuál es la posición de los países que allí participan, sobre todo, de los del Caribe, para poder entender los pasos que sigue dando Guyana en el desarrollo de su estrategia; que, sin duda, es articulada por las transnacionales petroleras que operan en aguas del territorio Esequibo.

Guyana, tal como hizo el entonces presidente David Granger en el Debate de Alto Nivel de la 70 Sesión de la ONU, en septiembre 2015, ha sido muy hábil en colocar a Venezuela como un país agresor, que amenaza a un país pobre del Caribe, postura que; por supuesto, genera solidaridades entre la comunidad internacional. Esta posición de Guyana ha tenido su mejor aliado en los permanentes errores y la actitud reactiva del gobierno de maduro, incapaz de articular estrategia alguna en defensa de nuestro territorio. 

En esa ocasión, el presidente Granger denunciaba al mundo, desde la Asamblea General de la ONU, los decretos (Decreto 1.787) emitidos por maduro en mayo de 2015, creando zonas de defensa militar, que incluyen dentro de su alcance aguas territoriales en disputa entre los países. En aquella oportunidad, todavía como embajador del país ante la ONU, le advertí directamente a maduro, que tenía que hacer uso de la palabra en la ONU, en el marco del mismo escenario, respecto a la estrategia de Guyana-ExxonMobil y que era necesario dar una respuesta. maduro y su canciller desestimaron mi advertencia, tal como lo denuncié el 17 de junio de 2018 en mi artículo sobre Guyana.

Luego me di cuenta que maduro ni su canciller harían nada porque estaban en pleno proceso de negociación con la ExxonMobil, la transnacional que iniciaba operaciones en aguas del Esequibo, intentando, de manera infructuosa que la transnacional pactara con el gobierno la explotación conjunta del área, a cambio de buscar un pacto de convivencia con la administración de Donald Trump. La ExxonMobil ni siquiera se molestó en recibir a la canciller y al ministro. 

A propósito de este incidente, que también denuncie en mi video sobre el Esequibo del  27 de octubre de 2018, la Associated Press, en un artículo del 30 de enero, revela que el gobierno de maduro, entre 2015 y 2017, se gastó nada más y nada menos que 89 millones de dólares en pagos a lobbistas y bufetes norteamericanos para tratar de arreglar este acuerdo con la ExxonMobil. He allí el empeño de la entonces canciller, Delcy Rodríguez, de ser Vicepresidente de Asuntos Internacionales de PDVSA, un puesto creado para la Canciller con el propósito de disponer de los recursos de la empresa y en aquel momento de CITGO, para esta y otras iniciativas del mismo maduro, en una conducta que no los diferencia en nada al uso que se le ha dado a los recursos de CITGO por parte del “gobierno” de Guaidó.

Pero volviendo a la reunión de la OEA, el embajador permanente de Guyana ante la OEA, Riyad Insanally, continuando la estrategia antes descrita, denunció ante los países de la región la detención de dos pesqueros guyaneses, “Lady Nayera” y “Sea Wolf”, por parte de un buque de la Armada Venezolana, así como, el decreto donde se establece la creación del “Territorio para el Desarrollo de la Fachada Atlántica”. 

Es curioso que maduro no se atrevió a detener las operaciones y plataformas de la ExxonMobil y otras transnacionales petroleras que, de manera pública y notoria (por demás inocultable), se instalaron e iniciaron operaciones en las aguas en disputa en 2015. Ahora, en un arranque de inspiración patria, detiene unos barcos pesqueros. En todo caso, son acciones espasmódicas y que no atajan el problema de fondo, como lo es la extracción de nuestro petróleo en el área y la consumación del robo de nuestro territorio.

La posición de Guyana ha seguido concitando apoyos, en esta ocasión, no solo de los países que participaron en esta 75 sesión de la OEA, sino que, el mismo CARICOM, organización que agrupa a 15 países del Caribe (Trinidad y Tobago, que ejerce la presidencia pro tempore, Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, Montserrat, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas y Surinam), expresaron pleno apoyo a Guyana, no solo en su condena a Venezuela por la detención de los buques pesqueros y la promulgación del Decreto Nº 4.415, relativo a la creación del antes mencionado “Territorio para el desarrollo de la Fachada Atlántica”, sino también -y es lo que resulta más grave-, en respaldo a Guyana en la soberanía del Esequibo, lo que ahora el gobierno guyanés denomina su “Zona Económica Exclusiva” -reconocida en la declaración de la Secretaría General de la OEA del 27 de enero-, construyendo toda la narrativa y sumando apoyos para el juicio que avanza en la Corte Internacional de Justicia, desde el 30 de enero de 2018.

El apoyo irrestricto de CARICOM a Guyana es una derrota, una gran falla de la Cancillería y del gobierno. Cuando en el gobierno del presidente Chávez se creó Petrocaribe, todos esos países caribeños, 18 en total, no solo suscribieron el acuerdo y lo respetaron durante más de 10 años, sino que, se convirtieron en apoyo y respaldo a Venezuela y su política exterior, sobre todo, en nuestra propia región, nuestro espacio geopolítico. 

Este trabajo, desarrollado por nosotros, en el cual me correspondió ser presidente de Petrocaribe por 9 años, desde el Ministerio de Petróleo y PDVSA entre 2005-2015, fue abandonado por el gobierno de maduro y sus equipos a partir del 2016 de manera gradual, hasta que hoy día no existe.

Este gobierno, luego de que sus operadores y agentes negociaron con la banca -al mejor estilo del “gobierno” de Guaidó- la deuda de algunos de estos países con Venezuela, fueron dejando el mecanismo sin suministro, incumpliendo compromisos, hasta que ya nada funcionó. Ese abandono del gobierno tiene, como todo, sus consecuencias, en este caso políticas.

En la reunión que comentamos, no solo es triste e indignante ver como Guyana avanza a sus anchas, sino que resulta patética la actuación de la oposición, quien está representada por un señor, Gustavo Tarre, designado por Guaidó como embajador ante la OEA quien habla allí a nombre del gobierno y el pueblo de Venezuela (¿?). Aunque la posición de Tarre es correcta en términos de lo que ha sido la postura tradicional del país en defensa del Esequibo, la respuesta del embajador de Guyana en la OEA fue demoledora, cuando se pregunta en su intervención  ¿a cuenta de qué habla Tarre en esa reunión?, ¿a quién representa?, afirmando que el representante de Guaidó “no habla por un Estado soberano” ni tiene poder alguno sobre las decisiones porque “la entidad a la cual representa no ejerce ningún control soberano sobre Venezuela”; si ni siquiera han cancelado el dinero que corresponde a la membresía del país ante la OEA, entre otras verdades que no solo desnudan ante el mundo el desastre y la disfuncionalidad de los factores políticos del país y del Estado venezolano, sino que evidencian la debilidad del país para hacer frente a esta situación que compromete nuestra soberanía y nuestra salida al Atlántico.

FEDECAMARAS

El pasado 27 de enero, el presidente de la nueva Asamblea Nacional, controlada por el madurismo, celebró en la sede de Fedecámaras una reunión con la directiva del organismo, única organización empresarial que aplaudió la promulgación de la inconstitucional “Ley Anti Bloqueo”. 

Esta reunión, encabezada por el nuevo presidente de la Asamblea Nacional y a la que no asistió el jefe de la bancada del PSUV,  contó con una amplia difusión, y se inscribe dentro de los anuncios del gobierno de un “nuevo acuerdo” con factores de la oposición y de la oligarquía, que le permitan mantenerse en el poder, aunque esto signifique derogar las conquistas políticas, económicas y sociales alcanzadas durante el gobierno del Presidente Chávez.

Luego del Golpe de Estado del 2002 y el Sabotaje Petrolero del 2002-2003, el presidente Chávez entendió que el petróleo y la disputa por la renta petrolera en el país, tenían una expresión política concreta, definen los campos de actuación de las fuerzas políticas del país. 

Dadas las características de nuestra economía petrolera, está claro para todos que la riqueza del país descansa de forma abrumadora en la renta petrolera. La prueba más fehaciente de esto es que actualmente, luego que maduro acabó con la industria petrolera y PDVSA, el país, sin renta, está sumido en la pobreza. 

Históricamente los distintos grupos económicos, incluyendo Fedecámaras y los nuevos aliados del madurismo, lo que hacían era apropiarse de la renta petrolera, dividiendo a nuestra población básicamente en dos segmentos: los que se apropiaban de la renta o tenían acceso a ella y los que no. Así la inmensa mayoría, que apenas recibía migajas de esta renta sobrevivía en los barrios y en las áreas rurales de nuestro país petrolero.

Por eso, el empeño del presidente Chávez y el mío propio, desde que me correspondió desempeñarme como Ministro de Petróleo y luego, como presidente de PDVSA, fue conquistar la Plena Soberanía Petrolera, rescatar las capacidades operativas de PDVSA, tremendamente afectada por el sabotaje, para producir todo el petróleo, gas y combustible que el país necesitaba, rescatar nuestra soberanía en el manejo y venta del petróleo, sino -y esto, tal vez, era lo más importante- hacer una distribución popular y revolucionaria de esta renta, es decir, que el ingreso petrolero fuera para el pueblo, de allí nuestra consigna después de la derrota del sabotaje petrolero de que la Nueva PDVSA, esa la Roja Rojita, era la “PDVSA del pueblo”. 

Chávez estaba en la búsqueda de mecanismos idóneos para que el ingreso petrolero llegara directamente al pueblo. De allí, el nacimiento, en el 2003 de las Misiones Sociales, las cuales tuvieron un éxito innegable, que se reflejó en la mejoría radical de los niveles de calidad de vida de la población, tal como lo constató la ONU, en lo que llamábamos “el vivir bien”. Luego, a partir de 2010, en el marco de la etapa de reimpulso del proceso bolivariano y fustigados por la tragedia social de las grandes inundaciones de ese año, iniciamos las Grandes Misiones. La primera de ellas se trató de la Gran Misión Vivienda Venezuela, que me correspondió el honor de dirigir, entre 2010 y 2013, con la que se obtuvo resultados extraordinarios y logramos construir 600.000 viviendas DE VERDAD.   

Esta postura del presidente Chávez siempre al lado del pueblo, tenía su consecuente expresión política. Mientras, por un lado, los sectores parasitarios de la renta petrolera no estaban dispuestos a perder sus privilegios, lo que se reflejaba de manera práctica en la feroz oposición y desestabilización contra la actuación del gobierno, cuya expresión política eran los partidos de derecha, Fedecámaras y las transnacionales petroleras; por el otro, el presidente Chavez, el gobierno bolivariano y el pueblo fueron tomando una creciente conciencia política de sus derechos y posibilidades, por lo que el Presidente proclamó en 2007 el “Socialismo del siglo XXI”, como el eje fundamental de nuestra propuesta. 

En esta postura no había pactos ni segundas intenciones, por eso, Chávez predicaba textualmente “que no habría pactos ni con la burguesía, ni con Fedecámaras”, y permanentemente preguntaba a sus ministros y al PSUV “dónde estaba el Socialismo”, en cualquier acción del gobierno.   

Lo que está planteado en el “Plan de la Patria”, el original, el de Chávez, es la propuesta estratégica más acabada del bolivarianismo, y se constituye en un legado político del Presidente Chávez, cuando él mismo redactó los Objetivos Históricos, Nacionales y Estratégicos, entre los cuales, se incluía como segundo objetivo histórico al Socialismo del siglo XXI: “Continuar construyendo el socialismo bolivariano del siglo XXI, en Venezuela, como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo y con ello asegurar la ‘mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad’ para nuestro pueblo”. 

Él sabía que, en su nuevo periodo de gobierno, con el “Plan de la Patria”, una vez derrotada la desestabilización política, con 10 años ya de recuperación de la industria petrolera y el fortalecimiento de las capacidades del Estado y de nuestra soberanía económica, vendría la etapa de darle  soporte material al nivel de desarrollo y conciencia política alcanzada por el pueblo; lo cual, pasaba por desmontar y desarticular los mecanismos tradicionales con los cuales las élites económicas se apropiaron de la renta petrolera, incluso, durante su gobierno.       

Para apropiarse de la renta, los sectores económicos establecieron mecanismos muy sofisticados que acompañaban a la deformación estructural de nuestra economía. Por eso, a la par del desarrollo de nuestra economía petrolera, floreció una poderosa economía importadora y maquiladora de materias primas importadas, estrechamente dependiente, “satelital de la economía norteamericana”, como señaló Maza Zabala. También se desarrolló un poderoso sector financiero, con su pléyade de bancos. Mecanismos como: la manipulación cambiaria, la deuda externa y la intermediación financiera, se convirtieron en refinados y complejos instrumentos para apropiarse de la renta petrolera, con sus respectivas crisis cíclicas, como la del ¨viernes negro¨ de 1983, la crisis bancaria de 1989, la del ¨paquetazo¨ de Carlos Andrés Pérez y ahora la del “paquetazo de maduro”.    

Éste es un tema que amerita una fuerte discusión y una importante autocrítica desde el chavismo, sobre todo a la luz de lo sucedido con nuestra política cambiaría, con la deuda externa y CADIVI.  El análisis de esta cuestión nos permitirá comprender los grandes retos que tenemos hacia el futuro, de cara a recomponer nuestra economía y nuestras posibilidades de desarrollo.  

Pero, al punto que quiero volver, es al hecho de que el paquetazo económico de maduro y sus terribles consecuencias para la población más pobre y la clase media venezolana, la vuelta a un país pobre y desigual, es la expresión económica de un mal gobierno de derecha que, obviamente, tiene su reflejo en la posición política de su presidente. 

De allí, la aprobación de la Ley de Inversiones Extranjeras, la derogación de la Plena Soberanía Petrolera y la destrucción de PDVSA, la recientemente aprobada “Ley Anti Bloqueo” y, por supuesto, tiene que ver con el pacto que pretende alcanzar maduro con las élites económicas, nuevas y tradicionales, del país; la reunión del flamante presidente de la Asamblea Nacional con Fedecámaras y el discurso agresivo en contra de lo que él llama “la izquierda trasnochada” y los “marxistas leninistas”, así como, la permanente persecución y violencia en contra de los trabajadores de PDVSA, sindicalistas, el movimiento popular y los partidos revolucionarios. 

En el transcurso de la semana pasada escribí un artículo, producto de la discusión con un conjunto de compañeros y cuadros revolucionarios, políticos, muchos de los cuales provienen del periodo guerrillero de los años 60 y de los partidos revolucionarios que acompañamos a Chávez con lealtad y eficacia, donde hago una invitación al movimiento popular venezolano, a sus partidos y a dirigentes del PSUV, por quienes guardo aprecio y que estuvieron muy cerca de Chávez, para dar una discusión que es impostergable y reagrupar las fuerzas populares y chavistas en defensa del legado político del Presidente Chávez, los derechos del pueblo y los sagrados intereses de la patria.  

El debate está abierto, los partidos revolucionarios comienzan a pronunciarse. Es hora de sumar y de construir una sólida unión cívico-militar, bolivariana, que permita conformar un fuerte movimiento nacional y patriota, para dar al traste con este desastre. 

PD. Terminando de escribir este artículo recibí la noticia del fallecimiento de Douglas Bravo. Destacado político revolucionario y legendario guerrillero, jefe del Frente Guerrillero Jose Leonardo Chirinos y del PRV-FALN. Vayan mis sentimientos de consideración y respeto a su memoria y trayectoria. Mis condolencias a sus hijas, familiares y amigos ¡Venceremos!