Es cierto Chávez fue responsable de todo, ¡si no él, quién lo iba hacer! Por eso se trasnochó, como jefe de Estado; un auténtico “trasnochado”, en sentido madurista; el desvelo de la preocupación; pensando en cómo solucionar el problema de gobernar a contracorriente, un país casi ingobernable. Problema nada fácil, cuando aquellos a los cuales les confías las tareas de peso no las hacen (o las hacían a medias), cuando tienes que pensar en cómo abordar las dificultades del país, del Estado y de gobierno desde distintas ángulos y maneras, para poder tenerlos bajo control, para sostener firme la rienda del gobierno.
Chávez, por hacer una revolución, se contrapuso a la flojera y la comodidad de los petulantes que se colgaron a su espada, de los “pragmáticos”, la manera más elegante de llamar a la picardía y la comodidad de los que no hacen nada (no cambian nada) y se mantienen a la vez en el poder. Estando cerca del comandante conspiraron en su contra, cargando con el fastidio de tener que hacer las cosas, de obedecer a un militar que consideraban menos que ellos. O, sin hacer lo que se les pedía, disimulando, trampeando sus deberes, como Jesse y su procesadora de tomates. No fue suficiente con que Chávez los regañara en público, ¡había que castigarlos con rigor! Pero Chávez no lo hizo, por respeto, porque siempre creyó en las segundas oportunidades, y les dio hasta tres –a unos flojos que no merecían ninguna… pero, es ahora que lo sabemos, ¿quién se iba a imaginar que fueran tan incapaces sin la presencia de Chávez? –.
A Rafael Ramírez lo odian igual que a Chávez, por las mismas razones, porque se desveló con él. Juzgar a Rafael Ramírez como corrupto es un juicio que se le hace a Chávez, porque Chávez fue responsable de todo aquello que hizo Ramírez. Y un acto de hipocresía de este gobierno y de la oposición rastrera, la otra derecha, que lo condenan en un mismo sentido político, el de acabar con el trabajo y la lucha por el socialismo.
La PDVSA meritócrata vivió con privilegios y ventajas que ahora, personificada en los guidoses, PJ, voluntad popular, etc., le cargan como actos de corrupción a Ramírez. Y los maduristas lo juzgan desde la hipocresía del pequeñoburgués, como si fueran socialistas y no resentidos, arribistas y codiciosos; mostraron ser incapaces de adelantar una revolución socialista; no tuvieron ni tienen bolas para lo verdaderamente grande. Odian a Ramírez porque fue el único que pudo seguirle el paso al presidente Chávez en el trabajo y de ocuparse de aquello que no pudieron resolver ellos, por flojos, por cómodos, y porque nunca quisieron hacer una revolución, es decir, por envidia, resentimientos y venganza.
TODOS, desde FEDECÁMARAS, Lorenzo, Oswaldo y Gustavo; desde Ramos Allup, hasta Leopoldo López, Guaidó, y los meritócratas que se hicieron millonarios haciendo negocios con y dentro de la PDVSA de la cuarta, son unos hipócritas. Resentidos porque, de la noche a la mañana, ese volumen de dinero que ganaron de forma fácil, ahora se usaba para programas sociales, no llegaba completo a sus bolsillos. El madurismo no se podía quedar atrás, en su carrera por participar de la rebatiña de la renta y por el ascenso social. Usó la empresa para su propio provecho y para ganar favores del capitalismo –unos con el petróleo y otros con el oro, otros con las importaciones de alimentos, etc. –. Quebraron a PDVSA y se llenaron de dólares sin mover un dedo, aprovechando de sus privilegios como gobierno, de su “discrecionalidad”. El resto de acusaciones en contra de pdvsa, de Chávez y Ramírez, son también de resentimientos y nada más, de ingenuos, o de oportunistas; otros por maldad, o de petulantes que creen que con ser técnicos ya son políticos y pueden cambiar el mundo con solo poner a funcionar una máquina – manejar una industria petrolera tan grande, con sentido político y contra corriente del negocio capitalista, fue y sigue siendo una tarea muy difícil; ninguno de esos técnicos (si no lo supo Eulogio del Pino…) sabe cuán difícil fue –. Hoy, en medio de este descalabro moral, cualquiera opina y descalifica como si hablaran socialistas de verdad, comprometidos, o verdaderos políticos, o empresarios súper eficientes.
Chávez, así no haya podido controlar la codicia de un gobierno de oportunistas, por lo menos lo intentó, redactando leyes, decretando empresas socialistas, haciendo obras de infraestructuras, confiscando tierras, planificando el desarrollo social y económico, socialista, del país, trazando estrategias, educando, mostrando lo que sabía y pensaba sin secretos, de cara a su pueblo. Pero lo mismo no lo puede decir Maduro y sus compañeros de rotación.
Esclavos de la codicia, de la flojera, y la astucia, dudo que el madurismo se haya trasnochado alguna vez, que allá dentro se hayan desvelados pensando en el país. Lo mismo que decimos de Chávez no se puede señalar de alguien que desmontó todo lo hecho por él a favor de los empresarios falsos, mismos que le dan instrucciones a la sombra (a decir de Alberto Vollmer): sustituyeron las zonas de desarrollo integral por zonas francas llamadas especiales, desmantelaron a PDVSA y la privatizan ahora, fomentaron una conciencia egoísta y la anarquía en la gente y en la administración pública. Si Chávez quiso cohesionar un gobierno, maduro fomenta un desgobierno, o gobierno de lumpen marginales, de delincuentes de poca y mucha monta (hoy no hay funcionario que no se pague su sueldo con el robo, la extorsión y la matraca, desde los policías de punto, los técnicos de CANTV, Corpolec, y el aseo urbano, hasta los del Saime, tribunales, notarías, registros civiles, TODOS se pagan sus sueldos a costa de las necesidades de la gente común).
Hoy somos un país de gente irresponsable, con un gobierno irresponsable, sin ejemplos morales, ejemplos de fortaleza, sin líderes positivos que se sacrifiquen primero ellos antes de inmolar a su pueblo, un país gobernado por oportunistas flojos que solo saben mandar y robar, o alquilar su poder a los “pelucones” socios de Maduro, esos que llama Jaua (y todos los demás) “el sector privado”. Mientras haya alguien responsable hay esperanza y decir junto a Chávez ¡Por ahora estaremos bajo la sombra! ¡VIVA CHÁVEZ!