Ayer rebotó por las redes y las paginas el caso de la guacamaya azul, en pocas palabras: se trata de la prisión de un motociclista que fue acusado por twitter con tanta saña como falta de pruebas, de haber cazado a una guacamaya que llevaba amarrada en su moto. Esta acusación sin fundamento produjo la rápida y eficaz reacción de la fiscalía y, el señor de la guacamaya fue detenido y llevado a los calabozos. Luego, se dan cuenta las autoridades que actuaron sin responsabilidad, sin pruebas se precipitaron a detener, condenar a un ciudadano, exponerlo al escarnio público para luego ellos mismos declararlo inocente.
El hecho no tendría mayor interés, cualquiera se equivoca, errar es humano, sino fuera porque esa conducta irresponsable con el señor de la guacamaya es la norma en la justicia de estos días. Las cárceles y el exilio están llenos de presos políticos que son como el caso de la guacamaya azul: sin juicio, acusaciones sin pruebas, sometidos al escarnio público. La fiscalía hace un llamado a la responsabilidad en las acusaciones, parece un “autollamado” dirigido a los altos dirigentes del madurismo, desde el presidente, el presidente del parlamento, a diosdado, a todos los irresponsables que acusan como gatillos alegres a quien les incomode.
Esta conducta de vulnerar las leyes es propia de un pranato, donde no hay más ley que el capricho, las necesidades de los gobernantes. El caso de la guacamaya, desnuda la esencia del gobierno que tenemos. Esa conducta se manifiesta en todos los ámbitos del Estado, y un gobierno caprichoso, sin ley y sin estrategia es la manera más eficaz de acabar con una nación. De esa manera nada puede funcionar, no hay defensa posible, el país queda a merced de los ataques de los picaros internacionales.
Será necesario un nuevo gobierno para desmontar esta manera de actuar la justicia, para revisar estas detenciones y persecuciones. Pero más urgente, será necesario un nuevo gobierno para detener el deterioro de la nacionalidad, para fundar un nuevo país que sea viable. La situación es terrible, este gobierno acabó con la renta petrolera, ahora somos un país petrolero sin petróleo, vivimos de la rapiña minera, de la hipoteca a futuro de la riqueza nacional, acabó con la capacidad de respuesta de las masas, eliminó el apresto moral para el combate, terminó con las razones sagradas para luchar. Ahora los zamuros de los imperios, chinos, rusos, gringos, revolotean el país que saben agoniza.
Hay esperanzas, este país tiene reservas morales, teóricas, de líderes suficientes para revertir este desastre. El rumbo está trazado, el objetivo es claro: volver al camino extraviado con los asesinatos a Chávez. Es necesario revisar las acusaciones, las actuaciones del gobierno, que cada quien revise si está acusando en el aire, que cada quien revise si está replicando acusaciones irresponsables, condenando a inocentes. Que el caso de la guacamaya sirva para abrir los ojos y revisar conductas.
Que mañana mil guacamayas azules crucen la aurora del nuevo amanecer.