Menos mal que no tenemos un enfrentamiento militar con Colombia. Si la guerrilla colombiana captura y hiere a nuestros militares en territorio venezolano, y el ejército de Colombia hasta ahora ha sido capaz de vencer o mantener a raya a la guerrilla colombiana, en una confrontación con el ejército venezolano capturará a todos los comandantes rapidito, ministro incluido. En Colombia se supo de ese secuestro hace días, al igual que el ministro Padrino López lo sabía. De lo que pasa en la frontera no se conoce nada aquí, pero allá sí. Se han visto algunos combates que muestran, según los expertos, impericia, falta de tácticas donde se exponen las vidas de soldados inexpertos, muy jóvenes y muy mal preparados. Terrible es que no sean relevados los comandos, o que no se le pida la renuncia al ministro Padrino López. Este ensayo nos dice que no debemos entrar en un conflicto militar con ningún país hasta que no tengamos líderes con alma, verdaderos, que hablen con la verdad, de una sola palabra, qué sepan lo que están haciendo y a qué están combatiendo, ¡dónde está el enemigo!
Sin estrategia política nunca habrá estrategia militar clara. Parece que los rasparon cuando leyeron a Karl Von Clausewitz, o no lo usan, ¡a Bolívar!, pero sobre todo a Clausewitz y el arte “De la guerra”. Un pueblo no se entusiasma a luchar cuando no sabe por qué o para qué luchar, el patrioterismo no basta, el discurso, las promesas, las amenazas, las bravuconadas sobran.
Para no ser reiterativos con el tema económico, este asunto de la frontera, ¡parece mentira!, es consecuencia de esa inexactitud política sobre todo en las decisiones económicas, tiene que ver con eso de no saber cuáles son las prioridades, si lo importante es la gente o la economía capitalista, la economía política abstracta capitalista.
El asunto militar está unido a la política necesariamente. Si este país tiene conflictos con Colombia es porque ha sido alentado por EEUU, Estados Unidos está detrás de Colombia y Venezuela desde hace mucho tiempo, tiene claro su objetivo político. Pero si el gobierno de Venezuela no tiene claro esto; si no es capaz de dialogar con una guerrilla socialista y pierden combates militares en la frontera; si cree que puede declararse socialista y hacer migas con el capitalismo junto a los norteamericanos, negociar con Guaidó, en su nombre, jugar con la política como un tahúr, nunca podrá ganar una guerra de verdad, ¡sin fricciones, usando la inteligencia!, y con el apoyo de un pueblo al cual se lo pueda convencer de que hay un enemigo a vencer, físico o espiritual (no hay pueblo libre que no tenga enemigos). Si no es el capitalismo el enemigo, debería haber una estrategia, ¡cualquiera!, un objetivo que justifique pelear con disparos en la frontera con la guerrilla, más allá de la defensa de una soberanía que de hecho no se defiende ahora en otros terrenos.
Esa estrategia podría ser el socialismo, pero se ha renunciado a ella. El socialismo no es nada más un discurso huero, es un modelo político de sociedad que se construye con hechos. La propiedad social de los medios de producción y la distribución equitativa de la riqueza, “dar a cada quién según sus necesidades y de cada quién según sus capacidades”, es solo la base material de ese modelo político, social, ético-moral que llamamos socialismo. No es un modelo económico, lo económico es solo una parte que no se puede aislar del resto, de lo político, ético y moral. Desde esta perspectiva política es como se podría ver el papel preponderante de nuestro ejército; si no hay una amenaza clara a los intereses de nuestra sociedad no habría razón para prepararnos a defender el país de un enemigo inexistente. Si Colombia es amigo de EEUU y nosotros dialogamos ahora con EEUU a través de Guaidó, el único enemigo que nos queda es una guerrilla que intentamos vencer sin convicciones políticas claras, que ha intentado dialogar con éste gobierno como un supuesto “aliado político”, el cual le devuelve balas en vez de inteligencia, diálogo…, y en el alarde el gobierno pierde vidas y hombres.
La soberanía se defiende en todos los terrenos, la voz del pueblo es la base de la soberanía y hoy el pueblo, el pueblo pobre y empobrecido, se encuentra perplejo frente a la realidad que vive, la cual contradice las decisiones y declaraciones de los dirigentes, que a su vez resultan contradictorias entre sí. NO HAY LÍDERES en ningún lado, y vamos a la deriva. El fascismo se acerca, en la conciencia colectiva. El ministro de la defensa no se hace responsable de los ocho soldados secuestrados y del fracaso militar en la frontera (no renuncia ni lo renuncian). El presidente se prepara a dialogar con un sujeto que ha debido estar preso hace rato (¿?!!). Un ministro de educación que alucina con otro país frente a los maestros y sus demandas. Un ministro de economía desbocado sobre el abismo del capitalismo, una Asamblea Nacional de títeres, un fiscal medio poeta. Sin líderes y sin una estrategia clara no hay elecciones que valgan ¿por quién o por qué vas a votar? Necesitamos otro 4 de febrero, otro 13 de abril. Volver a Chávez.
¡VOLVAMOS A CHÁVEZ!