En Venezuela, producto del abandono del proyecto del Comandante Chávez por parte de la dirección actual se manifiestan fenómenos poco estudiados pero que definen el rumbo al abismo. Uno de esos fenómenos es lo que Lenin llamaba “el oportunismo ilimitado”, una tendencia en el seno de la militancia revolucionaria que conduce a la justificación a priori de cualquier medida orientada en sentido contrario del rumbo al socialismo que veníamos esclareciendo con Chávez.
La base de este fenómeno es -desde nuestro punto de vista- el modo de pensar basado en el veto a las contradicciones. Es una postura que en términos ideológicos o políticos deviene en la justificación a priori de criterios metafísicos para tratar de argumentar. Así, cuando se esgrime que hay trabajadores que son reprimidos, activos patrimonio de la nación que son privatizados a través de mecanismos inconstitucionales por decir lo menos, estos compañeros saltan a decir que la situación del país amerita todo eso, que el bloqueo no deja opciones distintas.
Ante cualquier atisbo de realidad saltan a reducir la discusión a lo personal, intentan establecer que quienes describen las inconsistencias entre un gobierno que se dice revolucionario y su práctica, son compañeros que intentan desmoralizar, dividir, que solo reproducen el discurso de la derecha, que le hacen el juego al imperialismo… Son posturas disociadas de cualquier contradicción que se presente, como para ellos un gobierno obrero no reprime trabajadores, entonces ante la represión concreta de los trabajadores saltan a negarlo, acuden al recurso de sustituir las contradicciones que no quieren asimilar por actividades concretas que consideran positivas, así, divulgan cualquier actividad cotidiana alejada de las contradicciones que resuelven con su lógica formal, castradora que veta cualquier contradicción.
El modo de pensar basado en la lógica formal o aristotélica es un freno a la evolución del pensamiento, el veto a las contradicciones es el arma del sistema de dominación, formidable porque quienes la esgrimen muchas veces no saben que defienden el sistema.
En nombre del bloqueo, de la geopolítica, la correlación de fuerzas, las condiciones objetivas, y alguna otra frase similar, se sepulta el futuro de los venezolanos y latinoamericanos que ven en nuestro país la esperanza de construcción de una alternativa cierta al capitalismo que acaba con el planeta. Para estos compañeros nunca existe una correlación de fuerzas favorable, por tanto, estos paladines del reformismo en el mejor de los casos se suman o convocan a luchas que no son peligrosas y son más bien permitidas.
En tiempos de Lenin, rendían culto a la espontaneidad y declaraban: “es deseable la lucha que es posible, y es posible la lucha que se sostiene en un momento dado”(1), es decir, se puede luchar pero no tanto, el socialismo es posible para estos revolucionarios sólo cuando el bloqueo lo permita, cuando el imperialismo y sus agentes en Venezuela lo acuerden en el diálogo, saldremos adelante con la inversión del capital transnacional, no importa si es lavado en casinos.
Lenin contestaba a estas expresiones de derrota y cobardía: “Esta es precisamente la tendencia del oportunismo ilimitado, que se adapta de forma pasiva a la espontaneidad”(2). Para esta corriente lo importante es frenar cualquier intento de profundizar la revolución, la moderación es lo aconsejable porque es lo que corresponde con la “realidad concreta”, esa que ellos mismos caracterizan y donde nunca hay condiciones para avanzar, hasta en nombre del marxismo te hablan de dialéctica y condiciones objetivas que impiden cualquier medida radical de cabezas calientes, ultraizquierdistas que no saben interpretar a Marx o a Lenin, obviando respuestas de Lenin a tales asuntos como la siguiente:
“¡Eso es precisamente aminorar la iniciativa y la energía de los militantes conscientes, mientras que el marxismo, por el contrario, da un impulso gigantezco a la iniciativa y a la energía de los revolucionarios”(3).
La construcción del socialismo no es un proyecto que se puede abandonar durante el bloqueo para entregar las riquezas de la nación, depauperar a los trabajadores, desnacionalizar la industria petrolera, para luego retomarlo cuando el imperialismo y la burguesía local entiendan que no éramos peligrosos para sus interesas y levanten las sanciones, creer eso es no entender que el fin no justifica los medios, ambos -el fin y los medios- deben ser consustanciales, coherentes entre sí, ya sabemos de sobra que “no se puede construir el socialismo con las armas melladas del capitalismo”, los resultados de esa práctica, de esa pretensión en nuestro país están a la vista de todos.
Existe una sola posibilidad, una sola postura ideológica coherente con la construcción del socialismo, acudamos una vez más a Lenin:
“…El problema se plantea solamente así: ideología burguesa o ideología socialista. No hay término medio (pues la humanidad no ha elaborado una “tercera” ideología, además, en general, en la sociedad desgarrada por las contradicciones de clase nunca puede existir una ideología al margen de las clases ni por encima de las clases). Por eso, todo lo que sea rebajar la ideología socialista, todo lo que sea separarse de ella significa fortalecer la ideología burguesa”(4).
¡Viva Chávez!
¡Es Socialismo o la nada!
¡La continuidad de la revolución es la Confederación!
Notas:
(1) Vladimir Lenin. ¿Qué Hacer? Colección Claves para el Socialismo. Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información. Caracas-Venezuela. Año 2010. Página 73.
(2) Idem
(3) Idem
(4) Vladimir Lenin. ¿Qué Hacer? Colección Claves para el Socialismo. Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información. Caracas-Venezuela. Año 2010. Página 63.
http://revolucionomuerte.info/2021/09/20/editorial-el-oportunismo-ilimitado/
Roberto Carlos Palacios / Cátedra Che Guevara – Venezuela
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