Digamos que Maduro piensa que se puede hacer una revolución creando dos sociedades, una sociedad de pobres, mediante la “economía comunal” (una puesta en escena sostenida con dinero del Estado), bolsas de comida, bonos y pensiones de miseria. La idea de esta sociedad es que mientras se “estimula” la economía comunal y la política asistencialista de los bonos y bolsas de comida, se puedan mantener los sueldos muy bajos,…y vender el paquete como si fuera socialismo… Los sueldos bajos, la mano de obra barata, es un verdadero aliciente para los inversionistas, una manera de sostener los niveles de empleo y sirve para alimentar la voluminosa burocracia gubernamental que a su vez es la base electoral del gobierno. Más arriba una sociedad capitalista, con una economía liberalizada o sin ningún tipo de controles, para aquel que crea en ella y pueda acceder a ella; una sociedad “privatizada”… Tanto la primera como la otra, sostenidas con la renta del petróleo y de otras extracciones. Se trata de una vuelta al pasado; ¡que nadie se engañe con los cuentos de Maduro! … ¿Acaso esta división social tiene futuro, representa un avance; chicha y limonada, ¡ni chicha ni limonada!? El gran “descubrimiento” de maduro es el capitalismo, y se le ocurrió disfrazarlos de socialismo.
Rentismo petrolero. El gobierno asegura que con la “economía comunal” se está superando el rentismo petrolero. Pero superar el rentismo petrolero no se decreta, no se hace de la noche a la mañana privatizando o destrozando la fuente de esa renta, PDVSA –por más conucos hayan sembrado en el país –, estimulando la economía privada por todos lados.
Al rentismo lo vence la consciencia de un sociedad unida por un interés común, consciente del valor que tiene el trabajo productivo y creador, fuerte, preparada, verdaderamente independiente como sociedad del capitalismo, con conciencia del deber social y espíritu de lucha. Lo que está haciendo Maduro ahora es re direccionar la poca renta que dejan (y dejarán) las petroleras hacia los bolsillos privados, en forma de créditos, subsidios y ventajas de todo tipo a los mismos ladrones de siempre, y capturando de esa renta solo migajas para sostener al gobierno nacional. “Socialismo en lo social” y “capitalismo en lo económico”: el absurdo madurista hecho realidad con el capitalismo.
El socialismo es uno solo y crece en el espíritu. El socialismo es un cambio de conciencia, de espiritualidad; significa que la sociedad deje de ver su ideal existencial en la vida fastuosa y siempre inalcanzable de los ricos, a la limosna como un acto salvador, a la mezquindad del propietario como un acto de justicia de la santa propiedad privada. El socialismo no se decreta ni se resuelve con fórmulas matemáticas; la sociedad entera es el laboratorio para su creación, ¡no se “descubre”, se tiene que construir!, el socialismo es una creación humana, forma parte de su gran obra, y está por hacerse; socialismo es lograr alcanzar en la conciencia el “punto de no retorno” al capitalismo, es derrotar la lógica del capital, su forma final no existe porque es su “voluntad de ser”, ¡son valores!, no se agota en lo material; no bolsas de comidas, “emprendimientos” o conucos, mucho menos es “desarrollo capitalista” y alimento de capitalistas.
El socialismo necesita una base material que se conquiste al tiempo que se adquiere conciencia de la necesidad de cambiar la sociedad capitalista, no son etapas distintas; el individuo y la sociedad deben cambiar al unísono, al mismo ritmo. Por otra parte, con petulantes, flojos, viciosos, mentirosos, aprovechadores oportunistas no se construye el socialismo. Con la crítica y el autocontrol sí se hace socialismo, con la verdad sí…, su idea rectora es “no mentir jamás”. Sin la verdad como norte seguirá la pantomima, la puesta en escena de una farsa que ellos llaman “socialismo en lo social” de cara a la “burguesía revolucionaria” que resultó ser tan absurda como real, chupando como nunca de la renta petrolera.
Ha renacido la Venezuela colonial. “Mi clap es productivo”: parece decir “¡Que los pobres se las arreglen con sus conucos¡”, porque el gobierno necesita financiar a los ricos de siempre y a la nueva “ burguesía revolucionaria”. ¿Cómo satisfacer deseos tan contradictorios? Si se desarrolla el capitalismo lo hará sobre las espaldas de los obreros y trabajadores del campo, sobre el fracaso de los más pobres y del socialismo. La Venezuela “potencia económica” capitalista no existe, ya las potencias económicas están completas, la concentración del capital concentra a la vez las potencias capitalistas. Un país como Venezuela, dependiente, sin tradición capitalista, sin tecnología, sin capitalistas reales sino estafadores, con una sociedad fraccionada en intereses particulares, solo con lampreas chupando de la renta del petróleo, nunca será potencia de nada ni podrá independizarse jamás en un mundo (capitalista) donde el más grande se traga al más pequeño, porque el capitalismo funciona creciendo en una sola dirección. Si hay algo que no se practica en el capitalismo es la democracia, capitalismo es sinónimo de guerra y muerte, de competencia feroz. Con Maduro ha vuelto la Venezuela colonial de Juan Vicente Gómez.
No existe un “socialismo en lo social”. El socialismo es uno solo y nace en el corazón humano. Independencia es socialismo; paz es socialismo; “patria es patria” si es socialista; igualdad y justicia es socialismo; solidaridad, amor al prójimo, la defensa de nuestra especie y del planeta es socialismo; “no mentir jamás” es socialismo… Chávez es socialismo.
¡VOLVAMOS AL PLAN DE LA PATRIA DE CHÁVEZ!