Maduro no aguantó dos pedidas. El efecto “grupo de Boston” transformó su vida política, y en la primera oportunidad que le dio el destino (Chávez moribundo) abandonó el socialismo y se alió con la empresa privada, con el capitalismo…, hasta hoy.
A pesar de todos los compromisos contraídos con el símbolo de Chávez y del socialismo, que hace manifiestos públicamente cada vez que puede, y con fines electorales, la tendencia de Maduro es a dejarlos atrás; consciente o inconscientemente el presidente se resiste a la revolución socialista, no encuentra la forma de desligarse de Chávez y de su pensamiento, que ahora les resultan incómodos. No le son suficientes las marramucias de Diosdado Cabello para torcerlos, para confundirlos con la “agenda del crecimiento económico” madurista. Fuera del país debe disimular ese discurso chavista socialista y trocarlo por otro antiimperialista que es más “cool”.
Dentro del madurismo la idea de igualdad social quedó descartada, la idea de exigirle a cada quien según sus capacidades y dar a cada quien según sus necesidades se olvidó, o nunca se entendió o se quiso, se considera ridícula, igual que hoy es ridículo hablar de la conciencia del deber social, a pesar de ser una forma acabada de la conciencia social. En sustitución, Maduro habla de un país de emprendedores.
Dentro del capitalismo moderno que distribuye la riqueza como embudo a favor de los más ricos, pretender desarrollar un socialismo, como se lo imaginaría maduro, con una sociedad de emprendedores es un disparate. En todo caso, en el supuesto de que fuera posible, estos emprendedores serán a su vez patronos explotadores de algún otro, en teoría y en la práctica esto no tiene que ver con socialismo, es solo un deseo. Materialmente es imposible que todos los habitantes de una nación sean empresarios y felices, a menos que estemos hablando de Narnia o de patolandia. Como sea, en todo caso un socialista no puede justificar que se explote o esclavice o que muera un solo ser humano por el bienestar de unos pocos…, aún se trate del resto de la humanidad, la exclusión es la base del capitalismo y del fascismo.
El nuevo modelo de maduro es ¡capitalismo puro!, liberalismo para el crecimiento económico, generar riqueza sobre el fracaso de muchos, sobre lomo de obreros y campesinos, quienes solo reciben lo necesario para sostenerse trabajando, la miseria del grueso de la población…, y la devastación de la naturaleza.
El plan que expone Maduro en su gira es desarrollar una economía que produzca bienes, servicios y riqueza sin mirar hacia atrás. ¿Riqueza para quién? Esa es la pregunta que nos hacemos desde aquí, cuando vemos a tanta gente pasando necesidades que no está para esperar que “la mano invisible del mercado” equilibre las diferencias sociales. Ahora los titulares de prensa pronostican el viento que pronto encenderá la pradera: Más de 1600 trabajadores despedidos desde 2019: ignoran órdenes de reenganche en Maderas del Orinoco… Trabajadores de Sidor desactivados denuncian que la empresa está contratando personal para ocupar sus puestos… Utilizando como recurso patronal la “Ley del Odio”, gerencia de Fama de América pretende criminalizar y despedir al trabajador Javier Varela por su activismo laboral… Con decenas de firmas, trabajadores de Café Fama de América, respaldan a su compañero Adolfo Javier Varela… Rechazan el despido arbitrario del trabajador petrolero Prudencio Tejera Gámez, de ENT, Pdvsa Gas…
Maduro, consciente o no, se resiste al socialismo a ir en contra de la lógica del capital en su nueva conciencia dislocada de la realidad, que no puede leer en ella su verdadero significado político, la amenaza a sus planes de paz dentro de la injusticia, una realidad que comienza a develar sus falsas promesas de justicia social. Cuando es pillada la farsa, el gobierno censura, como lo hace con aporrea, reprime, distrae la atención del truco, aparece el chantaje y la violencia policial en los barrios. Las buenas intenciones del gobierno son imposibles dentro de un país que cada vez es más desigual, con francos privilegios y que se dice justo y socialista de la boca para afuera. La gente ha descubierto que el gobierno y sus voceros mienten, y que le mienten a los más pobres, a la base electoral del madurismo, cada vez más reducida.
Pero si Maduro no da la talla como capitalista, mucho menos lo hizo como socialista, donde debía trabajar más su intelecto, su conciencia, su inteligencia; no en vano cedió sus responsabilidades públicas y políticas fundamentales a los técnicos y publicistas capitalistas, o a agentes del capitalismo. Maduro, por más que intenta justificar la existencia de los Clap y los bonos de hambre, no puede disimular ante el mundo su rechazo al socialismo, debe mostrar su resistencia a adelantar una verdadera revolución socialista, sobre todo cuando tiene delante socios capitalistas como Rusia, Irán, China y todos los demás, hasta el más anhelado, EUA.
Hace tiempo que maduro perdió la guerra frente al capitalismo, desde los tiempos del Grupo de Boston, así Diosdado Cabello o voluble Mario Silva traten de mostrar lo contrario, un chavismo exaltado que solo existe en la televisión; mentiras, engaños y autoengaños, fuego fatuo, mariposas de papel que el viento arrasa.
Con su excusa para los aliados “antiimperialistas”, de desarrollar un país potencia, liberal y capitalista, maduro busca apoyo en el oriente. No obstante muy está Maduro del Chávez líder mundial, verdadero diplomático que quiso cambiar y salvar a ese mundo de los desmanes del capitalismo, de la hegemonía capitalista de los imperios sobre los pueblos, no solo de EU y Europa, de todos. Chávez promoviendo el intercambio y la solidaridad de los pueblos y no la competencia y el lucro – el mismo modelo de desarrollo económico planetario que tiene como base a la explotación del hombre, la desigualdad y la destrucción de la naturaleza –.
Los viajes y giras del presidente son para promover el país como una fuente de riquezas en un mercado de recursos energéticos y naturales, y con ventajas regulativas, liberales, Venezuela como una “zona franca”, para obtener inversiones y negocios. Ahora están en riesgo nuestras fuentes de agua potable, nuestras selvas, la propiedad sobre nuestro territorio y nuestros recursos, ¡nuestra soberanía! como consecuencia de la apertura franca hacia el mundo capitalista. Pasamos de luchar por la independencia con Chávez, a privatizar el país sin piedad con Maduro; de la vergüenza patria a la impudicia neoliberal.Hay que volver a Chávez y retomar el Plan de la Patria socialista, aquel que llama a ir en contra de la lógica del capital, del lucro, el egoismo, la indiferencia; del éxito vano logrado sobre el fracaso de los otros.