El chavismo, sus dirigentes naturales han cometido muchos errores, uno de ellos, el de más bulto, ha sido abandonar la política, ya es hora de retomar el camino.
Se entiende la ausencia de los dirigentes, no fue poca cosa el asesinato del Comandante, seguido por la traición de los sucesores. El duelo, el desconcierto embotaron la capacidad de reacción. Ahora hay que autocriticarse en la práctica: ¡Hacer política!
La política es un proyecto de poder, de defenderlo o de conquistarlo. Las actividades que no tienen este norte, no son políticas, son otra cosa. El país urge hoy de una política del chavismo, es decir, un proyecto que guíe la práctica de reconquista del gobierno. Sólo eso le devolverá al chavismo su condición de fuerza.
Es necesario que el chavismo muestre al país su vocación de poder, su estatura política. Los dirigentes chavistas deben romper el cerco de descrédito con el que el gobierno pretende aislarlos, salir a la palestra pública sin complejos, mostrar su carácter de dirigentes probados en la práctica del mejor gobierno que ha tenido Venezuela. Ya a estas alturas no hay lugar para la confusión: el madurismo no es chavismo, es su contrario. Y está de salida, su papel histórico está agotado, ya cumplió su triste papel.
Se debe actuar, el chavismo necesita una dirección, o mejor que se reagrupe la dirección, allí están los líderes, es un crimen que sigan dispersos, de esta manera el madurismo los tiene neutralizados. Qué bueno sería que un grupo de dirigentes chavistas se muestre al país, que aparezca un manifiesto declarando la voluntad de lucha por el pensamiento de Chávez, por el Socialismo, el Plan de la Patria, contra la lógica del Capital. Volvería la alegría y la esperanza a la masa, hoy huérfana, entregada sin resistencia a la barbarie capitalista-madurista.
No es necesario que sean muchos, nunca las revoluciones han comenzado con mayorías, siempre sus dirigentes han sido pocos, muy pocos. Allí está el ejemplo del Samán de Güere, los barbudos de los inicios de la Sierra Maestra. Lo importante son las ideas, esa sí deben ser precisas, poderosas, y esa fuerza debe ir acompañada por el desprendimiento de los dirigentes, por una conducta que derriba toda la manipulación, los intentos de desprestigios. Empezando por el riesgo que corren al presentarse a la lucha, de escoger las incertidumbres de la lucha contra un gobierno mafioso, dejando la comodidad, la seguridad de una vida refugiada en la tranquilidad sin riesgos, como enseñó Fabricio.
Sabemos que la noche oscura que hoy padecemos será rasgada por un relámpago que iluminará el camino. Aparecerá el chavismo, estamos seguros. El chavismo no es una improvisación, no es un estallido momentáneo, al contrario, tiene historia, forma parte del caudal de rebelión, de resistencia a la barbarie, que viene desde Cristo contra el imperio romano, desde Espartaco, Bolívar Libertador, el Negro Primero, pasando por los Revolucionarios de la Revolución Francesa, de la Revolución Soviética, China, hasta nuestros días en la América, con el Che Guevara, Fidel, Fabricio, Santucho, Miguel Enríquez, Marulanda. El chavismo no se agota a la primera dificultad. “Una mañana de sol radiante, saldrá a buscar al opresor”, tomará en sus manos el fusil, la conciencia que nos dejó Chávez.
¡CHÁVEZ VOLVERÁ!