Chávez intentó en la acción hacer real un sueño de independencia verdadera, ahora es mil veces calumniado por su propio “pueblo hebreo”, por el sacerdote Jesús Farías. Este felón dice con descaro en un programa de TV llamado “sala situacional” que el plan neoliberal conocido como “nuevo modelo económico” en principio fue apoyado por Chávez, que éste está plasmado en el Plan de la Patria, al cual – dice –, “tuvimos que ir adecuando a los nuevos tiempos”, así justifica su descarada adulteración y falsificación. Luego, argumentando la superación del “rentismo petrolero”, alega que por este motivo hubo que apoyar con divisas a los empresarios que las solicitaros, porque la mayoría de los insumos necesarios para “la producción” son importados, reconociendo el carácter parasitario del capitalismo nacional (e internacional) que ellos apoyan y la inexistencia de empresarios verdaderos, con capacidad industrial, capaces de desarrollar tecnología, de producir sin subsidios, de obtener sus propias recursos y divisas sin robárselos al Estado. En resumen, reconociendo que están haciendo exactamente lo que hicieron los gobiernos de la cuarta adecos y copeyanos, que fue financiar con el dinero de todos los venezolanos los negocios de sus amigos.
Hasta ahora, desde el desangramiento de las reservas en divisas, mucho antes del 2014, no han dejado de darles dólares a los empresarios y todavía no se ha visto un dólar NO petrolero del “poderoso aparato productivo” que va a remplazar la economía rentista.
Farías es un embustero, forma parte del mismo “pueblo hebreo” que llevó a Chávez a la cruz en el 2013 y que lo siguen crucificando cada vez que estos sacerdotes del madurismo sienten su presencia socialista.
El otro argumento manido es el de las sanciones. Pero sin sanciones la corrupción moral del equipo de gobierno hubiera hecho lo mismo que hasta ahora, hubiera producido los mismos resultados. Las sanciones les sirvieron de excusa a la incapacidad y al desorden, a la falta de gobierno. Luego de la muerte de Chávez se impuso el desgobierno. Podríamos decir que el mismo “pragmatismo” que llevó a Maduro delegar a los privados sus responsabilidades como administrador de nuestra economía, lo llevo a delegar a sus subordinados las suyas, como máxima autoridad política, como instancia moral. De esta manera cada ministro, vice ministro, director, etc., comenzó a gobernar a capricho en su propio feudo, según su propia moral. La corrupción moral devino en corrupción administrativa, en aprovechamiento de la cosa pública, en todos los ministerios y empresas del Estado, a discreción.
La debacle de los servicios públicos es consecuencia del desorden y la corrupción, no de las sanciones, y ellos lo saben. Lo que pasa es que Maduro no puede decir otra cosa porque él es su origen, y responsable del despelote administrativo. Es inexcusable el deterioro de PDVSA, no hay sanción que excuse el no invertir en su mantenimiento; el deterioro del sistema eléctrico nacional, y del sistema hídrico en todo el país (en un país lleno de agua por todas partes); también es inexcusable la quiebra de la CANTV y que esta empresa del Estado se haya convertido en un nido de bandidos que cobran en dólares un servicio que no prestan, o la ranchificación del Metro de Caracas. Las reservas de dinero que teníamos dispuesto en el 2013 para darle continuidad a los proyectos de Chávez y a los sistemas ya establecidos, en 9 años se la repartieron empresarios ladrones y administradores de las finanzas públicas ladrones, nada tiene que ver con las sanciones imperiales, ese deterioro es viejo, esa mentalidad es vieja, no es de hace cuatro años.
Para eso están los sacerdotes maduristas, para engañar a la gente y convencerlas de que el mal viene de afuera. Para eso está Jorge Rodríguez y la sacerdotisa Delcy; Tarek el Aissami que solo se ocupa de ocultar la verdad de su incapacidad; Diosdado Caballo, para desviar la atención dentro de los chavistas de los graves problemas nacionales, que se encuentran ¡no fuera! sino dentro de la administración pública, y procurar que no se note la hipocresía política de un gobierno que es efectivamente neoliberal, que deja hacer lo que le da la gana a quienes les de su gana, y que se dice socialista, y de cuyo cambalache político se ha ocupado en estos años el pequeño sacerdote Jesús Farías, con mente fría y corazón fascistoide.
El cinismo de estos sacerdotes siembra impotencia y rabia, pero la mayoría de los pobladores de este país ni se entera de lo que dicen. Solo una parte repite maquinalmente sus argumentos, los mismos que se rotan cargos en el gobierno. No hay peor cosa en el mundo que un gobierno de políticos pusilánimes.
VOLVAMOS A CHÁVEZ Y AL PLAN DE LA PATRIA