No hemos entendido la importancia del momento histórico, nos extraviamos en nimiedades, pendientes de la farándula política nacional, mundial, en el histrionismo de un funcionario, asistimos a la dirección de la sociedad como quien asiste a una zarzuela, no percibimos el rumbo al desastre que lleva la humanidad.
Si la especie continúa por la senda del capitalismo, el futuro será su extinción, en manos de la inconsciencia que destruye el clima y la naturaleza en búsqueda del lucro material, o de una guerra nuclear de la que ya existen los instrumentos necesarios y sólo falta la excusa. Lo anterior puede parecer lejano, que no compete a nosotros en estos tiempos, pero se equivoca el que así piense. El futuro presagiado condiciona al presente, la calamidad mayor de la extinción, se expresa en infortunios locales que hacen la vida un martirio. Recuérdense las inundaciones, las altas temperaturas, las crisis económicas periódicas, el desempleo, los malos gobiernos ocupados sólo de la inmediatez.
La superación del capitalismo, la fundación del Socialismo es un asunto de vida o muerte para la especie. Hoy el mundo es unánime capitalista, los intentos de fundar el Socialismo fueron atrapados por la conciencia egoísta, no pudo el humano zafarse de la lógica capitalista.
En Venezuela ocurrió una anunciación, una epifanía: la especie humana tiene salvación, no todo está perdido…
Fue con Chávez que la humanidad supo que aún era posible tomar el cielo por asalto, construir la sociedad de la hermandad, del amaos los unos a los otros, de la armonía entre los humanos y de estos con la naturaleza.
El intento, ya lo sabemos, falló, pero el reto y la posibilidad perduran. Es aquí, donde ocurrió el último intento de fundar una humanidad viable, y es aquí donde permanece la esperanza, la posibilidad de concretar el sueño de un hombre, no lobo del hombre, sino hermano de sus semejantes. El ejemplo posible de esta sociedad anhelada lo tocamos con la punta de los dedos, este pueblo dio muestras con Chávez de estar hecho con el polvo de los próceres, el triunfo sobre el sabotaje petrolero, la derrota de las intentonas golpistas, las Misiones educativas que movilizaron a la nación. Con Chávez se liberó del yermo del olvido, la idea del Socialismo, de la posibilidad de superar el capitalismo suicida.
El chavismo verdadero, el consecuente con el legado de Chávez, de la lucha contra la lógica del capital, contra el reformismo, los seguidores de su testamento político plasmado en el Plan de la Patria, tienen el deber de asumir el reto del momento histórico, de tener la grandeza de rasgar el manto de silencio, de complicidad que cubre la Patria, superar la inercia y tomar el puesto de dirigentes de la resistencia al capitalismo que les corresponde.
Es aquí, en Venezuela donde se puede construir el ejemplo que indique el camino de la salvación de la especie. Los intentos precedentes, han fracasado, pero han dejado una valiosa experiencia que facilita el triunfo definitivo de nuevos empeños. Hoy sabemos, que el centro de la batalla es la lucha contra el egoísmo, por la conciencia del deber social, de pertenencia a la humanidad, todas las otras tareas deben tener como fin ganar esta batalla. Hoy sabemos, que la existencia, las relaciones económicas condicionan la conciencia, de allí que el problema de la propiedad de los medios de producción y distribución no es un asunto secundario, al contrario, es el soporte material de la batalla por la conciencia, la propiedad privada de esos medios determina la conciencia egoísta.
El reto de hoy es entender la magnitud del momento histórico y asumir su reto
¡CHÁVEZ, HUMANIDAD!