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ActualidadLa caída de la PDVSA y el gobierno reactivo (malcriado) de Maduro

La caída de la PDVSA y el gobierno reactivo (malcriado) de Maduro

La envidia y la ambición desmontó el plan de plena soberanía petrolera de Chávez, degradando al ministerio de petróleo y destruyendo a PDVSA. “Quiebrenle las rodillas a la revolución”, esa fue la orden, eso fue lo que hizo el madurismo cuando demolió el espíritu de lucha del pueblo chavista y además acabó con la base material de los cambios. Después de la muerte de Chávez, desde el comienzo del gobierno de Maduro, ese fue el plan para restaurar la lógica capitalista, el traje a la medida del pragmatismo que dio vida al “lumpen sindicalismo” (como califica a esta nueva “cosiata”, Toby Valderrama)…, y se está cumpliendo a cabalidad.

Maduro acabó con PDVSA, el sostén material de la revolución, pero también con una poderosa defensa política frente al capitalismo; después de la consciencia de lucha del pueblo chavista, la consciencia del deber social de un pueblo movilizado, la PDVSA soberana habría sido la otra ventaja política más importante de la revolución frente a los imperios. Ahora, sin producción petrolera no hay dinero ni para sostener funcionando el Estado, y sin producción no hay manera de negociar eventuales bloqueos y sanciones en circunstancias como las actuales, donde la demanda de petróleo y gas es grande, pero la empresa se encuentra casi quebrada. La ambición y la envidia madurista pudieron más que la revolución socialista. Con Chávez, con una industria soberana y una revolución viva, hoy tendría Venezuela poder político frente a eventuales sanciones y bloqueos.

Pero no es así. La autoridad del pueblo frente al capitalismo se perdió cuando el gobierno de maduro se alió con el mismísimo diablo del capitalismo…, y en nombre de la paz desmovilizó a la población de sus luchas y lo confinó a una obediencia servil y asustada. Las sanciones y un bloqueo quirúrgico muy conveniente, han obligado a Maduro, sin mucho esfuerzo y sin resistencia, a privatizar todo, incluyendo la consciencia del chavismo… La postura política antiimperialista del líder madurista ha sido solo declarativa, sin embargo “en nombre de la paz”, ¡con ese pretexto!, fue (ha sido y es) capaz de postrarse al gobierno del norte, “sin complejos”, al mejor estilo del desvergonzado y siniestro Semtei.

Una PDVSA soberana y una producción eficiente de petróleo, gas y refinados, fue una de las estrategias fundamentales de la revolución socialista bolivariana. La soberanía petrolera fue un antídoto eficaz frente a las manipulaciones y chantajes políticos de los países industrializados y sus gobiernos. Pero la más importante era avanzar en la revolución socialista, en consciencia del deber social y en el desarrollo de la propiedad social; sembrar en toda la población sentido social; de unidad popular frente al egoísmo mezquino del capitalismo, de su “lógica”, como nos dice Chávez… (Esos “emprendedores”, que tanto estimulan maduro y el madurismo, es un modelo de embrión capitalista que borra la consciencia social y la solidaridad humana como principios socialista. Solo trabajan para el éxito personal a pesar de sus “buenas intenciones”, que como en todo capitalista, solo se expresan para publicitar mercancías, para vender y ganar más dinero.)

Sin embargo, quebrar a PDVSA fue la estocada mortal a la obra de Chávez y de la revolución, el punto de quiebra de la felonía madurista, gracias a la cual estamos sufriendo todos hoy, inclusive el gobierno inservible de Maduro, atrapado en su propia bribonada.

Al madurismo nadie lo quiere porque es una asociación de forajidos sin un rumbo definido, que no sea el de las apetencias personales de cada quien. Así declare ahora al mundo ser una “revolución democrática”, así esté privatizando la economía de forma acelerada, no resulta un gobierno confiable, un gobierno claramente definido para los capitalista y sus gobernantes; el madurismo ha mostrado que no cree en nada ni en nadie, y su conducta política contradictoria y voluble lo testimonia.

En la carta de maduro a la ONU se apropia de la “revolución socialista bolivariana”, degradándola al nivel de “revolución democrática”, esterilizándola del socialismo verdadero, con palabras, es decir, intentando suavizar su sentido radical en una revolución de farándula, sin cambios económicos y de consciencia, evitando radicalismos fundamentales, de ser calificada como terrorista. Sin embargo pretenden con sus trucos verbales, hacer de la “revolución socialista bolivariana de Chávez” otro engendro político, para seguir estafando a sus seguidores atontados y amedrentados, y a la vez que promete libertades económicas a sus socios y amos capitalistas del mundo.

No existe una “revolución democrática”. Toda verdadera revolución –más aún si es socialista – va siempre contracorriente al orden establecido, venciendo resistencias en todos los terrenos, económicos, políticos, sociales, militares, etc.; las resistencia esperadas (espirituales y físicas) por el lado de sus enemigos. Pero la “revolución democrática” de maduro no es ni revolución ni socialista, sino una declaración de que maduro claudica ante el mundo a favor de la democracia burguesa, a favor del capitalismo mundial, para ser reconocido o legitimado por él…, para que no lo persiga la justicia, a él y a sus aliados, como en el mundo occidental lo hicieron con Hussein, con Noriega, con Gadafi… etc.; buscan con desespero que los acepten como “iguales” dentro del juego democrático burgués de hoy, bandeándose de un lado al otro. Sin embargo, siguen siendo víctimas de sus felonías; son perseguidos por Occidente o manipulados por rusos, chinos, turcos, iraníes… son juguetes del capitalismo.

Más pena y tristeza inspira el gobierno de Maduro que el de Boric, el cual se muestra francamente reformista, sin disimulos, sin tener que pasar por socialista para captar simpatías (mediante un populismo seudo democrático y falsamente socialista como el de maduro). La relación del gobierno de Maduro con otros gobiernos del continente y del mundo es tan esquizoide como contradictorias y volubles han resultado sus discursos, decisiones y acciones, las mostradas por sus líderes principales. En la misma medida que se contradicen y mienten, en esa misma medida los demás gobernantes de la región y más allá, más claros y definidos en sus políticas, se desmarcan de Maduro y del madurismo. Pero ellos parecen no darse cuenta ¡y reaccionan!; se baten como adolescentes malcriados.

…Parecen no darse cuenta que el socialismo no puede ser solamente declarativo, que, por más reformistas y socialdemócratas que sean Boric y Petro, éstos presidentes muestran más claridad en lo que hacen, tienen planes más definidos, cuentan con programas elaborados que intentan cumplir; mientras ellos improvisan, se conducen de forma reactiva; frente a lo que los demás hacen por doctrina ellos cambian como una veleta.

El gobierno de maduro como no obedece a un plan superior, a una estrategia definida, termina mandando por ellos sus apetencias y sentimientos personales. El gobierno se hace y se muestra puramente reactivo, “táctico”, astuto; se muestra carente de pasión o aliento creador o constructor, carente de cualquier cosa que pudiera inspirar en los demás líderes alguna forma de respeto. Como dejó de ser activo, a la muerte de Chávez, ahora termina trabajando para otros, o por “reacción” a lo que otros hacen.

El resultado de esta falsa rebeldía, reactiva, estéril, es intentar controlar de forma compulsiva todo aquello que los amenaza, a través de la fuerza y la manipulación; es el fascismo. Controlar los medios de información, las protestas, las redes, chantajear y amenazar, descalificar, acusar, incitar al odio y la venganza… Usar el chantaje, amedrentar a los críticos y descalificar la crítica, perseguir a los opositores… Y además insultar a otros presidentes, a sus opositores políticos, que son vistos y sentidos como enemigos personales pero denunciados en sus berrinches, ante el mundo y el país, como enemigos del pueblo, o enemigos “ideológicos”, descaradamente… Pero, a los fascistas ¡qué les importa lo que otros piensen en sus delirios de poder!

El fascismo está cerca, sea el del madurismo o sea el de los salvadores de la ONU…

A nosotros nos queda rescatar nuestra humanidad, nuestra lucha, nuestra historia, nuestra consciencia del deber social y socialista; además de nuestros recursos naturales y energéticos para defendernos así del capitalismo.

Chávez rescató el socialismo del olvido e hizo de Venezuela junto con su revolución la esperanza del mundo, no puede ser que ahora dejemos que se convierta nuestro país en símbolo del fracaso de la humanidad y del mundo, frente al capitalismo, muy cerca de acabar con todo sin ninguna resistencia de los socialistas.

Chávez socialista es el símbolo de la esperanza frente al delirio capitalista.

¡VOLVAMOS A CHÁVEZ!

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