El madurismo, fiel a su carácter lumpen sindical, manipula a su conveniencia las elecciones para presidente, tal como lo hace en un sindicato capturado, o en una federación. Allá le funciona, pero, en las elecciones nacionales el daño de romper las reglas del juego trae consecuencias.
La esencia de la democracia burguesa son las elecciones periódicas que dan la sensación de cambio para que todo siga igual, la ilusión de alternabilidad es una válvula de seguridad del sistema capitalista. Cuando se viola este espejismo, cuando se niega la alternabilidad, cuando las soluciones dentro del juego capitalistas se cierran, entonces esa sociedad entra, irremediablemente, y más allá de que le guste o no a la gente, en etapa de violencia.
El madurismo, que se sabe con un alto nivel de rechazo, apela a las marramuncias para permanecer, va a elecciones, pero descaradamente las manipulas, cambia las fechas, inhabilita, persigue, denigra de los posibles candidatos. Sería una candidez esperar que el madurismo realice elecciones más o menos limpias, y sería una estupidez pensar que dejará actuar con mediana libertad a la corriente chavista. Estas predicciones se van confirmando a medida que se acercan las elecciones, ya el madurismo quiere cambiar las fechas. Y ya el madurismo enfila sus peores mañas contra Ramírez que tuvo la valentía de lanzarse al ruedo, dar la cara por el chavismo.
El madurismo no sirve ni a la “democracia” burguesa capitalista, ni a al Socialismo. Al Socialismo lo traicionó de forma desvergonzada, ya ni disimulan, son pocos los que creen que esto es chavismo. Al capitalismo no le conviene el madurismo, ya cumplió su tarea, liquidó el camino al Socialismo, golpeó duramente a la opción chavista. No obstante, su estulticia, su pequeñez, no le permite estabilizar políticamente al capitalismo, establecer la “democracia” capitalista. Su geopolítica es inconsistente, y su ejercicio nacional ineficaz. El madurismo no tiene más futuro que entregarse a los buitres, despedazar a la nación en subastas secretas.
Esta situación crea un cuadro político difícil. Es posible que las fuerzas revolucionarias se confundan a la hora de fijar su estrategia, sus metas. El objetivo de los revolucionarios tiene que ser volver a Chávez, a la construcción del Socialismo. El objetivo de la oposición capitalista, es volver al espejismo de la “democracia burguesa”. Queda claro que salir del madurismo es nada más el comienzo, la continuidad de una gran batalla entre el capitalismo y el Socialismo.
Del madurismo, con su visión corta, sin sentido de Estado, su mentalidad de pandilla, no se puede esperar una salida convencional, siempre, la trácala irá adelante. Las vías pacíficas las cierra con torpeza. La sociedad entra en una encrucijada. En estas circunstancias, el capitalismo, cuando le falla el opio de la democracia burguesa, apela al fascismo, para reordenar su dominación. A esta alta posibilidad se debe oponer el camino de Chávez, el Socialismo. No son tiempos de medias tintas, la opción chavista debe perfilarse con claridad, y enfrentarse a la barbarie.
¡VOLVER A CHÁVEZ!