El adelanto de las elecciones parece un síntoma de cuidado por lo que pueda pasar en el futuro inmediato. La oposición pagada por EU y pro gringa ya no cuenta mucho en estos tiempos, ahora solo vale una opción política (electoral o no) distinta a esa falsa unidad democrática de derecha. De aquí en adelante, en año y medio puede emerger un movimiento alternativo al madurismo y a Maduro de signo chavista o de izquierda; o cocerse un golpe militar, de oficiales no afines a Maduro, el cual puede ser de izquierda y chavista o de derecha, oficiales aupados por EU.
Con un Guaidó descompensado y en estado terminal, y esa jauría de perros peleándose por la candidatura y el dinero de los gringos, éstos últimos, es decir, en el norte preferirían promover un golpe militar o más bien negociar con un Maduro bastante ablandado por las presiones económicas, prefieren eso a seguir perdiendo dinero en los perros rabiosos. Mientras Maduro adelanta las elecciones frente a otra eventualidad, la de que emerja una fuerza alternativa de la izquierda. Previendo eso ya han puesto preso o deshabilitados muchos de los posibles candidatos y posibles líderes, sin embargo en esto de las candidaturas y los cambios de gobierno ellos saben que es la gente quien decide de último, o la que podría decidir, saliendo a la calle, reclamando, exigiendo cambios; sobre esto también se precaven.
En la encuesta hecha por Javier Biardeau en twitter aparecen Rodríguez Torres y Rafael Ramírez aventajando por mucho a Maduro. Así no se le dé la seriedad que amerita, esta encuesta es un indicador de que el madurismo no lo tiene fácil si tuviera que competir dentro del chavismo para estas elecciones presidenciales.
Hasta que llegue ese momento, se trata de un año y meses, puede pasar de todo en Venezuela. Adelantar las elecciones cuando las presiones norteamericanas han dado frutos, cuando desde el gobierno cede a ellas con facilidad y los rivales están inutilizados o deshabilitados le garantizaría al madurismo otro triunfo, sin mucho pueblo, con el mínimo de votos, algo así como ganar por forfait.
El chavismo de Chávez, distinto al madurismo que se hace pasar por chavista – al que se disfraza de socialista para tener el apoyo de esa porción de pueblo atontada con todo tipo de mentiras y promesas – debe comenzar a organizarse y salir a la calle y agrupar a los contrarios de la felonía madurista. Podríamos decir que la oposición de Maduro es la de derecha, que son solo sus opuestos, no contrarios a las políticas de Maduro. Mientras los contrarios somos los que queremos volver al plan socialista original, a Chávez, los que no queremos ser dependientes de nuevo del capitalismo; contrarios a que se violen las leyes y la constitución, a la entrega de territorio nacional a trasnacionales en el Arco Minero, a las privatizaciones, a las Zonas Económicas Especiales y al regreso de las transnacionales petroleras para que decidan sobre la renta petrolera y el destino de nuestro petróleo y gas, la única ventaja política clara que tenemos frente a los chantajes de los imperios y de los capitalistas. Para Chávez y para el chavismo, la renta petrolera es un objetivo básico de un desarrollo social, espiritual y económico soberano, para financiar y afianzar nuestra independencia frente al capital, no para “estimularlo”… Para avanzar en dirección contraria a la lógica del capital (la lógica de los egoístas y mezquinos, la lógica de los que no les importa devastar una selva por dinero, la lógica del consumismo, la lógica de las guerras modernas, que sostiene el miedo y la ignorancia en la población).
No debemos ser opuestos al madurismo sino contrarios al capitalismo, pero Maduro y el madurismo representan ahora al capitalismo, a su lógica, a su espíritu, que muchos creen que es domeñable en su codicia, que se puede domesticar o humanizar.
La alternativa de poder a Maduro y al madurismo debe ser socialista, contraria a la lógica del capital; reunir condiciones espirituales y políticas que prometan cambios radicales, en la consciencia y en el país, en la sociedad y en la economía. Defender la soberanía de las mayorías sobre sus recursos, sus leyes, y su destino como pueblo, patria y nación, extendiendo este concepto hacia otros pueblos, hacia otras mayorías idénticamente explotadas y engañadas por los agentes del Capital. ¡Hay que ser alternativa para el resto del planeta!, Venezuela no se salva sola de los infortunios que nos anuncia el capitalismo y sus guerras; hay que ser contrarios en cuerpo y alma a la lógica del capital, como Chávez.
La paz no puede ser una excusa. Una guerra social no es una guerra nuclear o una guerra entre capitalistas, o una guerra comercial hecha a fuego invadiendo países. Una guerra social es revolución social, en los procesos de producción de bienes de consumo, materiales y espirituales, del capitalismo, como debe ser la revolución socialista. El que hace una revolución a medias está condenado a morir, dice la voz de la historia. ¡PATRIA SOCIALISTA O NADA, O MUERTE!
¡VOLVAMOS A CHÁVEZ!