En este momento, no se sabe dónde está la derecha ni dónde la izquierda. Antes tal división estaba más o menos clara: se decía que a un lado estaban los explotados y al otro los explotadores, eso decían los políticos de izquierda. Dos bandos opuestos, dos clases enfrentadas, decían otra vez los políticos. Y la cosa parecía evidente. Más o menos se sabía a cuál de los dos bandos se pertenecía. Ahora no es así.
Si aquí se pregunta ¿Quién es la oposición? Posiblemente a muchos lo primero que le venga a la mente sea Juan Guaidó. Porque se sigue la convención de los opositores políticos de Chávez Frías y que Maduros Moros heredó.
Sin embargo, actualmente el horizonte de los opositores es más amplio.
¿Por qué?
Primero, (1) tenemos la oposición representada por los políticos y los partidos que se han llamado de derecha. Segundo, (2) junto con la primera están los votantes partidarios de estos políticos y estos partidos. Podemos decir que ésta es la oposición tradicional al madurismo.
No obstante, actualmente el panorama es más amplio. Pues tenemos:
Tercero, (3) hay una oposición minoritaria que no desea este gobierno, pero que se beneficia del mismo. Estos realmente son pocos, pero están ahí. Además, éstos sacan beneficio de cualquier gobierno.
Cuarto, (4) está la oposición constituida por una izquierda que apoyó a Chávez Frías y que se ha separado del madurismo; la misma ha sido relegada o echada a un lado. Quinto, (5) está la oposición de los votantes chavistas que también se han separado del madurismo; votantes que vinieron en su momento de Acción Democrática y Copey. 6) Existen los votantes maduristas descontentos, que siguen hasta el momento los lineamientos del partido porque es una manera de sobrevivir.
Los votantes a favor de los gobernadores electos del madurismo del 2021 fueron 3.408.150, hubo unos votos más es cierto en los estados donde perdieron. Aunque fuera de las elecciones presidenciales los votantes siempre son pocos. En la actualidad, en unas elecciones presidenciales los votantes no deben ser muchos más. No deben alcanzar los 4 millones.
El madurismo, en la actualidad, no es la fuerza política más operante del país. Pues, no admite consejos de nadie y navega en su absoluta verdad. La misma está en franca disminución.
Por otra parte, los votantes confían más en ellos mismos que en estos políticos.
La oposición política tradicional (1 y 2) ya tiene sus votantes. Los cuales están muy bien definidos desde los primeros tiempos del gobierno de Chávez Frías. Los que se benefician del actual gobierno y de cualquier gobierno (3) son pocos, repito.
Los opositores de Maduro, digamos a lo interno (4, 5 y 6) son:
Un sector de la izquierda propiamente (4). Éstos tienen el inconveniente de ver las cosas en blanco o negro. No hacen una oposición abierta y clara por prurito de ser llamados de derecha. Porque cargan con el problema histórico de que la izquierda nunca se equivoca ni puede ser cuestionada.
Aunque el actual gobierno es de izquierda es un gobierno equivocado. Esa es una realidad que debe ser planteada para poder ser revisada. Por el contrario, muchos para justificar el mal ejercicio de este gobierno de izquierda prefieren plantear que el gobierno ha girado hacia la derecha. Esto se hace por el temor a la discusión y a la revisión de la praxis del izquierdismo imperante. Para no hacer la crítica a la izquierda prefieren llamarlo de derecha.
No por discutir una cosa desaparece. Es necesario establecer la realidad en vez de ocultarla detrás de las apariencias. Por eso el revisionismo era muy mal visto, incluso era una afrenta que podía costar la vida orgánica. Una postura despreciada por todas las izquierdas. Una mala palabra.
Los votantes chavistas (5) son opositores pasivos, pero por otras razones que los de la izquierda ya mencionados. Estos opositores son aquellos que se sienten defraudados y no tienen los medios políticos para expresarse. Son, sin embargo, una gran fuerza electoral que está latente. Éstos no se suman al madurismo ni tampoco se suman a la oposición política (1 y 2).
Estos votantes son una fuerza importante.
Quien tiene más opción de ganarse esta fuerza electoral es Rafael Ramírez. Ramírez tiene una gran ventaja. Pues es un político de izquierda no identificado con el madurismo. Por el contrario, lo ha combatido. Incluso, fue rechazado por el madurismo.
Estos votantes están más propensos a inclinarse hacia la opción Ramírez que a la oposición tradicional (1). Pues Ramírez tiene más capacidad de estar abierto al diálogo y al entendimiento político. Y ya antes anduvieron juntos.
¿Cuántos son? Es necesario saberlo. Porque éstos son un gran afluente de votantes.
La opción Ramírez tiene la posibilidad de ganar al votante: Del madurismo descontento (6) que anda de bajo perfil y participa por conveniencia. De la izquierda (4) que no comulga con el madurismo. De los chavistas (5) defraudados por el madurismo.
Estos tres sectores son los otros opositores a Maduro Moros.
Estos tres sectores de votantes, hasta el momento pasivos, solo esperan la ocasión para convertirse en sujetos activos. Aunque han sido defraudados conservan la conciencia de su ciudadanía.
Esos votantes han recibido su lección y ésta no es fácil de olvidar1.
¿Cuál será el discurso para ganar su voto?
Este votante está cansado de tanto odio, de tanto resentimiento, de tanta búsqueda de un enemigo. Cuando no es el imperio, es la colonización o el saqueo colonial. Cualquier cosa es un enemigo potencial.
Este votante, por el contrario, necesita un discurso de desarrollo factible, de prosperidad factible. Un discurso donde él se pueda ver como un sujeto prospero, como un sujeto que puede tener un empleo, de ver industrias funcionando.
Él espera volver a ser gente y tener orgullo personal.
Los recursos materiales están a la mano, aún después de tanto saqueo. Por tanto, es factible que con una práctica política realista se puedan alcanzar metas factibles, y no pajaritos preñados llenos de promesas.
La opción Ramírez es factible. Porque es un profesional con experiencia práctica y un político con experiencia real.
La opción Ramírez goza de crédito moral y a base de este crédito está en capacidad de movilizar esta fuerza de votantes dentro del país. Y en el contexto internacional de cambiar la imagen de la política nacional.