A Diosdado le toca moderar su discurso patriotero. Hablar de «enemigos de la patria» de una forma tan ligera y difusa, de cara al diferendo con Guyana, exacerba el odio en muchas mentes exaltadas, cobardonas, incapaces de observar con claridad y sobretodo con valentía la realidad política y social del país. Todos los negadores del dolor caen en esa categoría de «odiadores» de los «enemigos de la patria»; cualquiera que disienta del gobierno y su nuevo (¡novísimo!) discurso patriótico, entra en esa categoría de «enemigo de la patria», y no hay peor bicho, para un exaltado patriotero, que un enemigo de la patria.
Pero visto desde otro ángulo, no hay mejor manera de disimular una verdadera felonía, o una trampa, que acusar a tus contrarios de traidores, de señalar al que te pilla trampeando, etiquetándolos de «enemigos», ¡no de ellos!, sino enemigos del país, «de la Patria». Con ese pase de prestidigitador, de mago avezado, Leopoldo Galtieri embarcó a su país Argentina en una invasión inútil a las islas Malvinas en 1982, en una guerra perdida, en un sacrificio humano inútil, para distraer las miradas hacia un enemigo distinto del hambre y la represión, o sea, de la dictadura militar instalada ahí por EU.
Sin embargo el antecedente más claro para comprender las consecuencias de lo que ahora significa el discurso fascista de Diosdado es la masacre de Ruanda. Entre el 7 de abril y el 15 de julio de 1994, se asesinó aproximadamente al 70 % de la población tutsis, una etnia minoritaria pero económicamente aventajada, que pretendió ascender al poder. Se calcula que entre 500.000 y 1.000.000 de personas fueron asesinadas en una noche. Fue un intento de exterminio de la población tutsi por parte del gobierno hegemónico hutu de Ruanda, una ex colonia Belga víctima del racismo sembrado por sus colonizadores belgas. La propaganda de odio fue el arma en contra de los Tutsi, la cual se ejerció mediante la radio y la televisión (Radio Televisión Libre de las Mil Colinas, RTLM), el arma del gobierno Hutu usada para suscitar el odio en la población, en su mayoría hutu, contra los tutsis.
Pero esas cosas que pasan por allá lejos, en el tiempo y en el espacio, pueden pasar aquí, en momentos de ofuscación social. La psicología de las masas en momentos de crisis social como la nuestra es impredecible. La masa reblandecida por las necesidades busca los culpables de sus males donde sea, y no pudiendo culpar al gobierno «todo poderoso» resulta fácil manipularla para que ella misma auto administre su odio, persiguiendo disidentes, críticos de la autoridad del gobierno que les da los mendrugos y la llena de promesas, persiguiendo chivos expiatorios, cabezas de turcos en todo aquel que se distinga del grueso de la masa (amedrentada, apaciguada) criticando o desvelando las verdaderas intenciones de quienes disponen en este país,.
Dónde están los traidores, quién traiciona a quién o a qué.
Donde el cuento de la traición a la revolución, representada por la imagen y las acciones políticas de Maduro, no funciona por ser un cuento sectario, la traición a la patria sí; es cuando el sectarismo madurista se hace «patria», incitando a un conflicto con Guyana. Ahora Maduro no es «revolución», una idea sectaria y clasista, sino Patria, es la unión de los contrarios (en la cábala sería el número tres, síntesis de la unidad, maduro: el pueblo y la oposición). El madurismo salió de falsificador de una revolución, salió de calumniar al socialismo con su capitalismo ramplón, a ser el representante de los intereses capitalistas junto a los un pueblo ignorante o cándido, llevado de las narices para defender un territorio, perdido en el quinto coño, que no conoce sino en el mapa escolar lleno de rayitas. ¡Habrá que ver cuánto dura esta distracción!
De esta fragilidad nace la amenaza de ser señalados como traidores a la patria a todos aquellos que no le seguimos la farsa seudo nacionalista al gobierno de maduro. Dentro de esa masa engañada hay quienes no piensan en lo que ha hecho el gobierno con nuestra industria petrolera, en el Arco minero y está haciendo con las llamadas zonas económicas especiales ZEE, en las cuales no se cumplen los mandatos constitucionales; no piensan en lo «inconstitucional» de las leyes de Inversiones extranjeras y la Ley antibloqueo, hechas para privatizar el país, entregar «La patria» a los inversionistas capitalistas, nacionales e internacionales de espalda a los intereses del pueblo pobre y los trabajadores, intereses defendidos en la constitución bolivariana. Dentro de esa masa hay negadores patológicos, quienes no miran esta verdad, esta realidad, prefieren creerse el cuento de las extrañas sanciones, y raros bloqueos económicos que permiten que se vendan Ferraris en Las Mercedes, y hayan «bodegones» atiborrados de productos importados de EU y Europa… ¡Hay sanciones personales, puntuales!, y son de éstas que se quieren escapar los dueños del gobierno con luces y fuegos distractoras… ¡¿Cuáles son los verdaderos enemigos de la Patria?!
Nosotros advertimos desde temprano sobre el peligro de los discursos de odio, de la caza de brujas fascista a la que ahora apuesta el gobierno, viéndose encerrado en sus propias salidas de escape impensadas. Estimulando el odio y la persecución de sus contrarios puede degenerar su propaganda en un estado fascista, más dócil para ellos y más dócil para quienes lo sustituya de la derecha capitalista pro gringa.
¡PATRIA SOCALISTA O NADA! ¡RESCATEMOS A CHÁVEZ!