Hoy volvemos a caer bajo el hechizo del rito electoral de la democracia burguesa, como si al decir ¡elecciones! Venezuela pasara a otro plano de la realidad. Nadie habla de otra cosa, nadie recuerda que Chávez quiso hacer una revolución socialista y que por eso dio la vida. Los políticos tradicionales regresan a su ambiente natural donde cada uno puede mostrar sus habilidades competitivas, como encantadores de serpientes, de prestidigitadores, de cuenteros, de mentirosos, ¡es el circo electoral!, es el momento “Thiany”, el de las caravanas electorales, la guerra de los insultos y calumnias, de las promesas, las negociaciones y picardías. En este “plano”, hablar del 4F, de Chávez y de revolución, es pavoso.
En este ambiente electoral el socialismo cobra una naturaleza distinta, deja de ser un concepto político y se convierte en un anzuelo para pescar tontos. Los que no supieron cuándo ni cómo murió la esperanza del socialismo, que todavía no se percatan de que todo acabó con el asesinato del comandante y la conspiración del madurato (los cuatro del solar) en su contra, están dispuestos a defender el disfraz de socialismo de Maduro; a estos le hablaran de socialismo, como a otros de democracia, más allá de libertad y de paz, de soberanía, patriotismo, habrá demagogia y pupú para todos los gustos.
Algunos hablan de un país politizado. Yo creo más bien en un país decepcionado, indiferente, que está lejos de ser consciente de nuestro futuro cercano. Cada vez somos más ignorantes en el tema político, generación a generación la sociedad venezolana se hace más ignorante, analfabeta operante y funcional. Como sociedad embobada estamos dispuestos a creer toda clase de promesas, como sociedad empobrecida a vender nuestra lealtad, como sociedad fragmentada nos hemos envilecido poco a poco. Si ésta fuera una sociedad consciente no se hubiera instalado la mentira en Miraflores y en la Asamblea Nacional, así de simple… Una sociedad politizada gobierna, sale a la calle sin miedo a defender sus derechos, opina, critica a sus representantes, los sancionan, no sería pasiva ni huiría a las dificultades. El resultado de unas elecciones como éstas, “judicializadas” por el TSJ y el CNE, no dice nada de la conciencia política de los habitantes del país; todo lo contrario, nos dirá cuán divertida pudo ser la campaña electoral y cuán insustanciales sus resultados, cuán anodinos, no más sorprendentes que si hubiese ganado Caracas o Magallanes en el béisbol profesional.
El 4 de Febrero de 1992 Hugo Chávez rompió el hechizo, acabó con el mito de las elecciones como el único método válido o permitido para un cambio político verdadero en el país, fracturando el orden constitucional y el hechizo electoral burgués con el cual nos acostumbramos a políticos taimados incapaces de asumir la responsabilidad de sus actos. En nuestra historia moderna reciente éste es el valor que tiene la emergencia de Hugo Chávez al escenario político del país, la aparición de un hombre verdaderamente valiente en medio de la chapucería de la cuarta república. Los que derrotaron la lucha armada no calcularon la irrupción de este grupo de oficiales liderados por el comandante Chávez, conmoviendo al país con su audacia, cacheteando y denunciando la corrupción y a las instituciones de la democracia burguesa donde anida la desigualdad y la injusticia.
El 4 de febrero de 1992 recuerda un acto de rebeldía poco visto en nuestras latitudes. No se trató de un intento de golpe militar más, fue una rebelión en contra de un sistema de corrupción moral y mental que conjuró un encantamiento al cual estuvimos sometidos como el vicioso al opio por cuarenta años. El 4 de febrero nos habla de que no hay que temer a las falsas verdades de la democracia burguesa, de que con una visión clara y coraje se puede derrotar al demonio del capitalismo, a un monstruo de 50 cabezas.
Chávez fue el despertar de Bolívar y el despertar del socialismo, esperamos a otros que encarnan a Chávez y rescaten al socialismo de la manipulación electoral, necesitamos líderes para una revolución socialista inconclusa, tenemos su legado por escrito que nos sirve de guía para la acción, el Plan de la Patria original el de Chávez, necesitamos el entusiasmo de alguien que despierte a un pueblo adormilado.
CHÁVEZ VOLVERÁ