¿Por qué una revolución socialista? La repuesta obvia es: una revolución socialista para cambiar el sistema capitalista por otro más justo. Pero el capitalismo ha sido nuestro sistema de vida por trecientos años, más o menos, y este ha devenido en un fenómeno de anarquía y súper producción que desborda al planeta. Los cálculos de Marx se quedaron cortos respecto a la concentración del capital, la expansión de sus actividades y sus consecuencias en la sociedad global. Ahora capitalismo es sinónimo de guerras, desde hace siglo y medio para acá los imperios luchan por el control de los mercados, también luchan por la explotación al máximo de sus colonias y ex colonias, o por expandirlas en nuevas y modernas conquistas. Ahora capitalismo es hegemonía occidental total sobre el oriente. Haciéndose capitalista el lejano oriente, hoy la tarea es acabar con el último reducto oriental junto a toda cultura autóctona, desapareciendo la cultura en el oriente medio, en África, en América, culturas inclusive más avanzadas, que por no adaptarse a las costumbres y hábitos occidentales deben morir; acusados de terroristas, de intolerantes, de primitivos las exterminan por ser muy resistentes al cambio cultural occidental. Estamos condenados a ser “libres”, lo que equivale a decir, a ser esclavos, gregarios y autómatas.
Con esta misma lógica, el capitalismo acaba con la vida en el planeta, para sostener sus niveles de crecimiento – que no es otra cosa que los niveles de codicia del 1% que controla el mundo –. Una minúscula porción de la humanidad disfruta de su poder en condiciones estrambóticas, casi que vergonzosas, de privilegios, lujo y vanidad. ¿Por qué el socialismo?, porque es una urgencia, una necesidad para frenar la liquidación de la vida humana y la vida natural que la sostiene, la liquidación del humanismo.
El capitalismo de hoy se oculta detrás de la inmediatez, se protege con una sociedad de desmemoriados, se oculta detrás de la ignorancia. Ha desarrollado la forma de sustituir la vida por su representación en formas estúpidas, triviales de ella, ¡hasta la pandemia es recuperable (es redituable) para el capitalismo! ¡Todo un planeta destruido por su especie más “inteligente”, frente a la mirada indiferente de todos: los humanos por idiotas y los demás seres, porque no alcanzan a entender qué les está pasando (los únicos animales que pelean son el Covid-19 y las cucarachas)!… Pero no por entender esto vamos a dejar de atender los problemas inmediatos y concretos de la gente que sufre.
El asunto es que si nos ocupamos en resolver los problemas sociales de todos y cada uno de los habitantes del país de forma desinteresada, estamos haciendo una revolución. Es decir, que hay un vínculo invisible pero muy fuerte entre la voluntad de resolver los males sociales concretos y la revolución socialista. Por ejemplo, el caso de la vacuna para prevenir el covid-19 y sus variantes. Si fuera una acción desinteresada y altruista la que ha llevado a Maduro a ponerse de acuerdo con Guaidó para la compra de la vacuna con el dinero bloqueado por EEUU, el mundo tiene esperanzas. Pero nosotros no lo creemos.
El acuerdo entre Guaidó y Maduro, es un acuerdo secreto; si beneficiara a la población de forma desinteresada con su eventual vacunación sería un paso positivo dentro del desastre moral que son estos dos mentados “dirigentes”. Pero, hasta ahora es solo noticia y propaganda. Nadie, hasta que se vean resultados palpables, les cree; los dos se han movido en el terreno de la trampa y las mentiras, no obstante, ojalá coincidan en algo calificable de humanista. Pero el problema del país (de la región y del planeta) no se soluciona pensando solo en lo inmediato y mucho menos por un acto aislado dentro de una sabana de problemas (…o acordando en secreto el provecho personal o político electoral, o lo que sea que negocien, en fin, el cómo compartirse el poder… seguir jodiendo al resto de la sociedad). Ese acuerdo distrae a la gente, igual como la cuarentena súper estricta (¡la variante brasilera!) también aterra y paraliza, ¡De pinga, acuartelar a la masa!, en este país de revoltosos, cuando el gobierno va de salida, o va en “caída libre”, y ¡Chévere Guaidó!, haciendo de San Francisco el pobre se fabrica una buena imagen, porque necesita el apoyo de la clase media, de la derecha externa e interna para regenerarse y salir a la calle de verdad, no la falsa de los videos de Youtube.
A muchos se les “aguarían los ojos” si vieran a Maduro y a Guaidó abrazarse, como en tiempos pasados, aquellos partidos de fútbol entre chavista y escuálidos. Mientras otros, menos sentimentales (incluidos estos dos), están pensando en cómo disolver la nación, repartirse el botín “Venezuela”, al costo humano que sea, “sin complejos”.
La buena noticia es que la ebullición de los males depura la revolución –como dice Toby –, lo que quede en fondo vivo será lo que realmente valga, el caldo de nuestra revolución, toda la basura saldrá en la espuma. Estamos seguros de que el espíritu de Bolívar y Chávez volverá fortalecido con esta dramática experiencia; el socialismo es inaplazable; ya lo sabrá la conciencia de un pueblo desengañado. Hay que estar muy atentos a estos acuerdos que sellan definitivamente el pacto para volver a la cuarta república, justo por la cual fue que Venezuela, en la persona de Chávez, se alzó para cambiar su destino. Ya podemos ir tachando a los Maduros y similares, y demás oportunistas de nuestra lista, no importa si queda en la pelea por el socialismo solo un grupito, siempre y cuando estemos convencidos y preparados para la revolución.
¡Chávez vive, y la lucha sigue sin traidores!