El revolucionario se define en las adversidades, no en vano se dice que Bolívar es el hombre de las dificultades, no es casualidad que Fidel se formara en el Cuartel Moncada, en la Alegría de Pio, que Chávez se creciera en el “por ahora” del 4 de febrero. Las dificultades, los momentos de crisis reclaman una solución y los débiles ideológicos frente a ellas reculan se refugian en lo viejo conocido, los revolucionarios frente a cada dificultad proponen una salida revolucionaria, se equivocan para la izquierda, insisten en el camino revolucionario.
Chávez nos dio esos ejemplos: Desde el 4 de febrero viene tallando su carácter revolucionario, nunca conciliando, nunca perdiendo su condición humanistas, jamás dejando de avanzar. Así lo hizo frente al golpe de Abril y en los días del sabotaje petrolero dictó cátedra de revolución, no aceptó las propuestas de conciliación de los capitalistas, ni de algunos de su entorno, no abandonó el camino revolucionario.
Los gringos sabían que maduro era de escasa formación ideológica revolucionaria, lo conocían desde el grupo Boston. Cuando maduro llega al poder los gringos lo prueban para calibrar su consistencia, primero le lanzan la guarimba y maduro reacciona sentándose rápido con los capitalistas, deja al Socialismo de lado, concilia, se habla de democracia, no de Socialismo, de alianza con la burguesía. Desde allí, a cada apretada de tuerca del capitalismo el madurismo tomó el atajo de la derecha, de la debilidad, ronca como un tigre y luego se humilla, ejemplos sobran, recordemos las veces que han pedido diálogo al camarada trump que nos desprecia, la carta del fiscal a la Pelosi. Esas presiones sumadas a la debilidad ideológica que los hace cometer errores como el del dakazo, la sustitución del psuv por el carnet, han generado la desorganización de la masa, la elevación del espíritu egoísta, en resumen la pérdida de apoyo real. El gobierno fue girando hacia la derecha y ahora se encuentra con una realidad capitalista que lo desconoce, lo rechaza como a un cuerpo extraño.
Los días de maduro están contados, quizá las horas, los minutos, con el fiasco de la gasolina quedó al descubierto su agotamiento. Ya no tiene nada que ofrecer a la masa desposeída, ni a los capitalistas, ni a los militares, ni a los curas, ni a los campesinos, ni a la “burguesía revolucionaria”, a nadie. Se mantiene por la inercia política, por el vacío de vanguardia revolucionaria, el gobierno puede salir por un estallido pero también por una implosión por la estampida de sus cuadros más conspicuos sin razones para resistir las adversidades.
Atravesamos una etapa muy difícil el país está sin dirección, todo se derrumba, la cuarentena, la economía, la salud, nos estamos convirtiendo en un nopaís, una nosociedad. La tarea de asumir, ahora, la dirección de la nación no es atractiva a los oportunistas y cazadores de fortuna, pocos la quieren, está reservada a aquellas almas que todo lo dejan por el bien de la Patria, que sacrifican el beneficio individual, egoísta, por el bien común. Pocas veces un país había estado tan desamparado, abandonado por sus nacionales, huérfano en lo internacional.
En este infortunio el clarín de la Patria llama, no es hora de cálculos egoístas, de oportunismos, es la hora de las definiciones…