En mi anterior escrito expliqué cómo me decidí a contar la verdad, porque considero que callar no es una opción ante la avalancha de mentiras del Madurismo. Ellos son los culpables de que esa empresa que fue orgullo ahora no sea ni la sombra, de lo que les entregó nuestro comandante Chávez.
Decir que la PDVSA Roja Rojita era un paraíso y que todo funcionaba bien sería mentir, obviamente había tantas cosas que arreglar, y muchas cosas que corregir, pero existía el espíritu de hacerlo, y era el lineamiento desde la Gerencia Superior, y muchos trabajábamos en esa dirección.
El ambiente laboral era excelente, estoy casi seguro de que teníamos un sistema de salud envidiable, los espacios internos en buenas condiciones, y todas las Gerencias aportaban lo suyo para que de alguna forma las funciones individuales se ejecutaran.
El tiempo me llevó a entender, cuál era el motivo por el cual muchos Gerentes mantenían a raya, a ciertos grupos revoltosos, sindicaleros de oficios, empleados que se hacían llamar amigos de…! Y mucha gente que sin duda alguna, no remaban en dirección a hacer las cosas bien, sino que; creaban problemas de situaciones simples.
Eran muchos los ataques que recibíamos desde la oposición, con ayuda camuflada de los maduristas actuales. Y poco a poco aprendimos a crear un cerco de protección, para evitar ser invadidos por enmascarados opositores, cómo enemigos disfrazados de revolucionarios.
En la PDVSA Roja Rojita, cuando un equipo, fuese Lancha, Remolcador, Barcaza, Gabarra, o lo que fuese, sufría alguna avería producto del uso cotidiano, cuando se reportaba la falla, inmediatamente la Gerencia de Mantenimiento enviaba un equipo de personas, que se ocupaban de corregir, o reparar cualquier falla o avería.
Existía logística dentro de los talleres, había un vasto stock de repuestos. Eran tiempos en los cuales si un equipo estaba dentro de mantenimiento por un lapso mayor a 48 horas, sabíamos que podían rodar cabezas, pues se debía reportar a las líneas gerenciales pertinentes, y que un equipo de cualquier índole, estuviese detenido, representaban pérdidas para nuestra producción petrolera.
En el caso de nuestros suministros básicos, tales como zapatos de seguridad, guantes especiales, chalecos salvavidas, bragas personales, y aún en mi caso cómo Capitán, y la tripulación (Marineros) gozábamos de uniformes personalizados, era sin duda alguna la época donde éramos ricos, y no lo sabíamos.
Era la época donde hacíamos requerimientos a nuestra Gerencia, de cosas que necesitábamos dentro de nuestras embarcaciones, y llegaban en tiempo récord, cambiar un refrigerador, un aire acondicionado, o cualquier otro equipo de navegación, era cuestión de minutos.
Es bueno destacar que todo eso ocurría a pesar de que PDVSA estaba siendo bloqueada de forma muy discreta, por parte del gobierno de Estados Unidos desde el 2011. Y digo esto porque dentro del Madurismo, es común responsabilizar al bloqueo actual por todas las situaciones que ocurren dentro del País.
Dice un dicho: «Tanto va el cántaro al agua, hasta que revienta» y así sucedió en PDVSA. Quienes buscan su destrucción lograron entrar a pesar de la barrera de protección que construimos junto a Chávez. El mismo en sus frecuentes visitas a los muelles luego de la nacionalización de 2009, nos encargó cuidar y proteger a PDVSA.
Lamentablemente, el comandante enfermó y luego murió, lo que desató los demonios en la empresa que comenzó a ser víctima de un feroz ataque de las élites Maduristas y grupos de la oposición, quienes eran amigos de Maduro.
Ahora, con esto que diré a continuación, no busco decir que Rafael Ramírez era imprescindible en PDVSA, pero no puedo evitar decir que el viernes negro de PDVSA, comenzó cuando Maduro lo sacó de PDVSA. Después de allí inició una cacería de brujas contra todos los Gerentes, ingresaron personas ajenas a PDVSA, que no tenían la más remota idea de cómo funcionaba ese titán.
Los sindicaleros que siempre fueron mantenidos a raya, y en el lugar que les correspondía, rompieron la famosa barrera, y ahora venían a ocupar cargos claves, muy por encima de los mismos Gerentes. Adecos como Wills Ranger fueron impuestos por Maduro, y de una forma muy torpe, pero con mucha autoridad, autoridad que le proporcionaba el mismo Maduro, apartaron en un instante a los Gerentes que poseían la experiencia, y conocían lo que se debe hacer para mantener la producción petrolera. Ahora bien, tampoco busco hacer ver que; estos Gerentes eran imprescindibles en sus cargos, pero cambiar Gerentes con experiencia, y colocar gente inexperta sólo porque eran amigos del Madurismo, tampoco era la fórmula más idónea.
Después de salir Ramírez, e iniciar la cacería contra aquellos que según el Madurismo eran gente de Ramírez, transformaron a PDVSA en un avión con alas de plomo, comenzaron a generar compras de repuestos, y nada llegaba a los departamentos, ya no había armonía entre las Gerencias, ahora el enfoque era diverso al debido de producción.
La supervisión era nula, ya no existían varias Gerencias, muchas oficinas fueron cerradas, y sus Gerentes maduristas cobraban sin asistir a sus puestos de trabajo. La flota no recibía el debido mantenimiento, y poco a poco como una enfermedad crónica, fue alcanzado todos los espacios. Ya no había un suministro adecuado al trabajador, ya no habían guantes de trabajo, ni bragas, ni algo tan simple como un jabón, ya no había gerencia de calidad de vida, no había a quién hacerle la observación, la apatía y el desánimo se apoderó de la gran mayoría, porque antes habían cosas que no funcionaban, pero eran menudencias, ahora el Madurismo había entrado a apoderarse de una gallina que ponía huevos de oro, pero que en su ignorancia mataron, y ahora no quieren asumir su responsabilidad.
Sin duda alguna estos no serán los únicos escritos, porque como ya dije tengo mucho que decir, por ello debo aclarar mis ideas y recuerdos, porque hasta las más mínimas torpezas cometidas por estos seres, las haré saber, y así cada quién juzgue, quién quiera seguir siendo cómplice del Madurismo, que lo haga, y aquellos que les repugne las malas acciones de un gobierno inepto e irresponsable, que al menos salve su moral, cómo lo estoy haciendo en este momento.