El modelo económico de maduro no ha sido solo económico; implicó, desde un principio, cambios políticos y de conducta social, es decir, cambios en la espiritualidad de la masa chavista, en la masa que ahora sirve de base electoral a Maduro y al madurismo. Muerto Chávez comenzó el coqueteo con los empresarios y las trampas con el dólar barato, el dólar preferencial, del cual se beneficiaron tanto los burócratas del gobierno y sus amigos como los empresarios. Más adelante hubo un inusitado estímulo al consumo y, por carambolas, a la especulación con el “compra y vende” del común de la gente, el llamado “dakaso”, la venta de cupos de tarjetas de créditos, el estímulo desde la presidencia al modo de vida clase media pequeñoburguesa, a un consumismo dentro de las clases bajas, como nunca se había visto en el país; comenzó a instalarse de nuevo una democracia clientelar.
La destrucción de PDVSA era necesaria para comenzar la restauración de la democracia burguesa. Acabar con pdvsa significaba paralizar la revolución, desmantelar el principal y último reducto chavista del gobierno, el espacio donde se fraguó por mucho tiempo el socialismo de Chávez, con experiencias de voluntariado, de formación política, de trabajo cooperativo como ningún otro en el gobierno de Chávez, además de haber sido el soporte material y administrativo de muchos de los programas socialistas: misión Sucre, misión Ribas, misión vivienda, ¡misión conciencia!, Pdval, Pdvsa agrícola, Pdvsa industrial, una Pdvsa sobrecargada de responsabilidades luchando contra la tendencia interna al burocratismo, al “estorbo”, a la flojera y la corrupción en toda la administración pública (salvando los casos excepcionales que siempre se dan y se dieron en ese mismo ámbito).
Pero asesinado Chávez, también fue asesinado el socialismo. La tendencia chavista moralizadora se revirtió de golpe y porrazo con Maduro, apoyando y alentando a la vida fácil y a la llamada “iniciativa privada”, de empresarios ladrones y de nuevos ricos salidos de la burocracia estatal. Mucho antes de las llamadas sanciones y del bloqueo, la primera excusa fue la unificación y pacificación del país, la conciliación con los conspiradores, de ahí que se haya desmovilizado al chavismo, “pacificado”, y convertido en una masa inerte, políticamente pasiva, comprada su lealtad en sus apetencias personales con el lucro fácil, mientras una buena porción de oportunistas se enriqueció y se sigue enriqueciendo hasta ahora.
Las sanciones personales y luego petroleras, el llamado bloqueo económico aparece en el 2018, y es operado de forma selectiva. No se explica cómo pueden importar tantos productos desde Europa y Estados Unidos y venderlos libremente en “macro tiendas” como “Fórum”, y en los llamados bodegones, habiendo sanciones y bloqueos económicos. El bloqueo es petrolero porque eso es lo que quiere Estados Unidos, operador principal del bloqueo económico, llevarse el petróleo; control sobre nuestra industria, tener acceso exclusivo y gratuito a nuestro petróleo, como lo está haciendo ahora con Chevron y otras empresas norteamericanas. Pero, paralelo a esto, en secreto, se conspira contra la revolución, intentando acabar con la Constitución de Chávez a fin de instaurar de nuevo la cuarta república, el pasado pero con nuevos actores, “nuevos ricos” salidos del submundo del oportunismo lumpen marginal; con una nueva clase en ascenso salida de la burocracia madurista (que nada tiene que ver con Chávez ni con el socialismo).
Esta restauración del pasado fue planificada mucho antes de ser asesinado Chávez, si no, no se explica la rapidez con la que fue falsificado (adulterado de liberalismo) el Plan de la Patria, en el mismo año 2013, año electoral cuando gana las elecciones Maduro; o la rapidez con la que convoca Maduro a los empresarios en Miraflores, Lorenzo Mendoza, Oswaldo Cisneros, incluidos, con la disculpa de que “en Venezuela cabemos todos” (explotadores, especuladores, ladrones y trabajadores, cada cual por su lado, cumpliendo el papel social de siempre dentro del capitalismo chapucero de Maduro). El bloqueo y las sanciones petroleras son una excusa para restaurar al pasado y lograr que el mundo capitalista acepte que Maduro y sus asociados gobiernen el capitalismo en su nombre.
Por otro lado, el ataque a la moneda no ha empobrecido en nada, ni ha dificultado el enriquecimiento de los empresarios, de los banqueros y de la “burguesía revolucionaria” (madurismo nuevo rico), ni nada tiene que ver con la especulación y la inflación que infringen los comerciantes sobre los productos; ¡el capitalismo comercial y especulativo en Venezuela está boyante! ¡Somos el país más caro del mundo y con la mano de obra más barata!, ¡el ideal perfecto para captar inversiones!, que es lo que busca el “nuevo modelo económico” de Maduro, a saber: hacer de Venezuela una inmensa maquila, su idea personal de un “país potencia”.
¡Conciencia de clase! ¡Conciencia socialista!, si queremos salvar la patria.
¡CHÁVEZ VIVE!