En los chavistas hizo efecto el shock que produjo Maduro con su “golpe de timón” frente a los avances socialistas; al plan socialista de Chávez. Ahora ellos ven a Milei como una amenaza porque el supuesto loco se tira por la calle del medio con sus medidas neoliberales, “sin complejos” – como dijo alguna vez el mismo Maduro cuando se empezó a dolarizar la economía, sin ningún decreto de por medio –. Con Milei comienza el ciclo de nuevo. Ha provocado en Argentina manifestaciones callejeras y una huelga general que terminará en una dictadura y luego, otra vez una democracia burguesa. En Venezuela Maduro ha generado miedo, perplejidad, negación, “lagunas de memoria”, sin embargo deberíamos vernos en ese espejo y despertar, romper el ciclo retomando la ruta hacia el socialismo.
El trauma del golpe madurista
De pronto el gobierno se reúne con la derecha y con los empresarios más conspicuos de la oligarquía criolla y sus gremios, y nadie reacciona, y nadie dice nada, los partidos socialistas no se manifiestan,… A las organizaciones de base se les coloca un bozal de arepa. Falsifican el Plan de la Patria ¡y nadie fue capaz de reaccionar!, ¡como si nada!…, ningún especialista, ningún “economista criollo”, nadie dijo nada… Se desmantela PDVSA, tomada por asalto por una sociedad de oportunistas migrados de los feudos de los dos Rodríguez, ¡y nadie reaccionó!…, ¡la gente aturdida en estado de shock!… Se paralizaron todos los proyectos nacionales de obras públicas; el plan eléctrico nacional y de gas… Y sobrevino el gran apagón. En aquella oportunidad gente medio protestó; muchos se creyeron el cuento de la iguana, otros el de las ondas electromagnéticas, pero en aquel momento ya era tarde pensar en las verdaderas razones que causaron aquel apagón interminable… Se revirtieron todas las expropiaciones, y las empresas de propiedad social pasaron otra vez a manos privadas, ¡y nadie salió a la calle a defender a Chávez y su revolución! Se devaluó el bolívar y se dolarizó la economía. Entre el 2017 y el 2018 se devaluaron los sueldos en semanas, en días, con el beneplácito de los empresarios aliados de Maduro, la complicidad del gobierno ¡y todo el mundo callado, perplejo!, pensando en el horror de las sanciones, en la “guerra económica” (que nunca se peleó), creyendo que éstas fueron las causas de ese giro tan brusco de la política de Maduro hacia la derecha. ¡Qué fácil!, ceder los espacios conquistados para conservar la paz burguesa… Cuando no se puede pensar y reaccionar te pueden lanzar por un precipicio y no te das cuenta.
Los que ahora miran hacia Argentina no miran dentro, se fijan en Milei y sus medidas liberales, y no pueden ver al interior de Venezuela el reflejo de Milei, y la brecha social cavada por el madurismo. No quieren ver los privilegios de que gozan los ricos y nuevoricos, y las desventajas y necesidades que padecen los trabajadores, que en el sector público ha puesto en riesgo todo el sistema público de salud y educación, los servicios públicos básicos, la producción de las empresas básicas del Estado, incluyendo la producción petrolera; en general las carencias de todos los habitantes que no podemos comprar un Ferrari, como sí lo hacen otros en un país que se supone bloqueado. Un país con una inmensa fisura social. ¡Más desigualdad! como consecuencia de un giro hacia atrás, de izquierda a la derecha, la imposición de una economía “fuera de control”, liberalizada; la comodidad y el pragmatismo, la flojera, la trampa, el robo, el provecho personal, la complicidad…, El chavismo de pronto se encontró bloqueado pero en su juicio, por un choque emocional; un estado de confusión y luego de negación. ¡Nosotros somos un buen ejemplo de la teoría del Shock!
Si después de la muerte de Chávez no se hubiese aplicado la perturbación de forma tan eficiente, calculada y premeditada, todavía hubiera revolución bolivariana, habrían reservas morales reaccionando y pensando para el futuro; no hubiésemos sufrido los posteriores ataques imperiales sin resistir políticamente, ideológicamente, sin renunciar a los avances socialistas, sin pelear como un solo pueblo chavista y socialista.
Lo peor que nos ha pasado en estos últimos 10 años de gobierno madurista ha sido acostumbrarnos a las mentiras y a la mentira como sedante o como analgésico. El gobierno, luego del choque emocional de sus medidas iniciales – de su propio “golpe de timón” dado en una dirección contraria al de Chávez, no para la eficiencia revolucionaria sino para la restauración del pasado– se dedicó a sostener la inercia del primer impacto con mentiras, con el fantasma de la “guerra económica” (una guerra extraña que nunca se peleó), las sanciones, el bloqueo, una guerra con Colombia, y ahora otra con Guyana. La idea fue crear un estado de zozobra que no dejara pensar ni actuar en favor de nuestros propios intereses de clase. La consigna madurista fue entonces “en Venezuela cabemos todos”, “todos somos Venezuela”, los propietarios y los que no tienen nada, los explotadores y los explotados.
Con esa consigna manipuladora, dirigida a un pueblo que todavía carga con la herencia de dos guerras desoladoras, el madurismo terminó de perturbar la conciencia del pueblo chavista colocando por encima de sus verdaderos intereses de clase las necesidades del pequeño pueblo de los ricos y nuevoricos, la paz boba, la unidad en un país de privilegios, la democracia burguesa, y un nacionalismo pacato, una patria abstracta, escolar, colocada por encima de nuestros intereses como clase trabajadora, y sobre la igualdad y la justicia social; defendiendo esa patria imaginaria el chavismo no podía pensar en lo verdaderamente importante para la revolución socialista.
Para el madurismo no fue difícil distraer al país de sus aprietos políticos como grupo gobernante, usando el referéndum sobre el Esequibo como excusa, aprovechando los restos de la confusión original, la patraña de la “unidad” de ricos y pobres, para rescatar “lo que es nuestro”, sin embargo los ricos pensando en sus negocios y los pobres, ¡el chavismo!, defendiendo no se sabe qué.
Mirémonos en el espejo de Argentina, para bien y para mal, salgamos del sueño de la mentira, sacudámonos la pea, despertemos, y retomemos el Plan de Chávez, el plan socialista.
Ahora más que nunca el camino es el socialismo,
¡VOLVAMOS A CHÁVEZ Y AL PLAN DE LA PATRIA!