Si alguien quisiera hablarle a un adolescente, digamos, una muchacha de unos doce años, del gobierno de Chávez, si le dijera que aquí en Venezuela ocurrió el último ensayo Socialista, se inició un proceso de organización social diferente del capitalismo, con avances trascendentes en la propiedad social de los medios de producción, elevación de la conciencia del deber social, misiones de educación, planes de vivienda extraordinarios, fundación de comunas, concejos comunales, transición al Socialismo, la fundación de un partido destinado a ser motor, soporte político, guardián del camino hacia el nuevo mundo y el hombre nuevo, que se reivindicaron las luchas populares históricas que los capitalistas habían querido borrar, se vivieron días de orgullo de ser venezolano, el pueblo unido, fraterno como pocas veces. ¡No lo creería!
Ese adolescente, al que hoy le hablan del cambio climático, que siente miedo cuando oye del peligro nuclear por la guerra de Ucrania, que soporta las mentiras del gobierno actual, que le privó de ir a la Universidad, que se entera del sueldo de un profesor o una enfermera, que siente el hambre que pasa su familia y las familias de su entorno. Ese adolescente, pensará que le mienten, que le hablan de una leyenda, que Chávez no existió.
Es que a Chávez el madurismo lo borró. Primero lo falsificó, ese Chávez mutilado que muestran en la televisión los miércoles, que nombran por compromiso en los discursos. Ese no es el Chávez que una vez se hizo pueblo movilizado, que llenó siete avenidas de corazones combatientes, que vive en el corazón de los humildes, en sus altares, junto al Negro Primero, María Lionza, Guaicaipuro.
Es así, el gobierno y anchos segmentos de la sociedad se olvidan de Chávez, para ellos ese periodo heroico nunca existió, el madurismo le teme, la culpa de la traición los atormenta. No quieren ni oírlo, ahora no se habla de Socialismo, le tienen miedo hasta a la palabra, los polítiquillos se comportan como en la cuarta, los más avanzados, dicen, “no hay condiciones” la gente no entiende sino de reivindicaciones económicas, el bozal de arepa pretende silenciar a las grandes reivindicaciones históricas. Los más oportunistas, declaran con desfachatez, ¡Chávez se equivocó! al querer ir al Socialismo, revierten su obra, y hasta el rojo los asusta, ahora lo sustituyen por colores pasteles.
Es necesario, no dejar morir a Chávez. No puede ser que los que debían defenderlo, en el mejor de los casos callen, otros contribuyen a destruir su obra y su pensamiento, como el bando (Nicolas, el fiscal antes poeta, asdrubal, tarek, quevedo) destructor de pdvsa. Sólo unos pocos de sus más cercanos colaboradores, con valentía, van contra corriente y lo reivindican, mantienen viva y auténtica su imagen. No es posible que quienes tienen el deber de defenderlo por su cercanía con el Comandante, ahora callen, o hablen de historia, miren para otro lado.
El recuerdo de Chávez, su ejemplo, su pensamiento, que se mantienen vivos en el corazón popular y en la consecuencia de los chavistas leales a su obra y pensamiento, debe guiar las luchas por reemprender el camino que el comandante nos señaló. Chávez existe y su solo nombre, su recuerdo transformado en lucha, en acción rebelde, hace temblar a la canalla.
¡CHÁVEZ, EXISTE!