El 4 de febrero fue una irrupción en contra de la democracia capitalista, un sistema agotado, fracasado. Un rompimiento con la red de convencionalismos tejida por el pacto de punto fijo, que ellos calificaron, con hipocresía,de democracia, cuando en realidad era una dictadura con dos caras y mucha manipulación. Aquella madrugada fue la chispa que encendió la pradera, devolvió la esperanza, y permitió emprender el camino de la evolución histórica, zafarse del cepo que adormecía las potencialidades sociales y avanzar hacia una nueva organización social.
Después con el estremecimiento de la consciencia nacional, que el 4 de febrero significó, con la demostración práctica de la existencia de reserva moral, de muchachos capaces de romper con el egoísmo reinante y colocar el interés social por sobre el interés, mezquino, individualista; el país entendió que no todo estaba perdido, era posible una nueva sociedad. La masa le dio un voto de confianza al 4 de febrero, creyó en aquellos que se la jugaban por el bien común. Y no se equivocaron, de allí surgió el intento Socialista, todo fue cambiando, el nuevo país nacía del esfuerzo colectivo, una nueva alegría colmó las calles, la autoestima se elevó, el pueblo supo de su poder cuando organizado y con la dirigencia correcta.
Pero, los dominantes no perdonan a la insurgencia, y el Comandante, encarnación de esa Revolución fue asesinado varias veces, una, físicamente, otra, con la traición a su legado, la deformación de su recuerdo, el olvido. Y lo avanzado fue arrasado, lo soñado pospuesto. Volvió el monstruo que se creía ya superado, la democracia burguesa, capitalista, regresó como paradigma, el clima de adormecimiento se instaló en la población, los dirigentes, todos, se plegaron al resucitar de lo viejo, se habló con descaro de las bondades del capitalismo, se olvidó el legado de Chávez, sólo nombrado para deformarlo, mientras en los corrillos particulares de la cúpula se condenaba.
El país, hoy, corre el peligro de que se consolide el regreso a la cuarta república que tanta miseria causó, amenaza con volver, pero con nuevas maneras de hacer daño, ya no se guardan las formas, no se preocupan por disimular, ahora, directamente se entrega la economía a los capitalistas, a los imperios, las zonas económicas especiales, las privatizaciones de lo que era propiedad social, la devastación de pdvsa, son muestra clara del giro hacia el capitalismo más salvaje. Se consolida el bipartidismo, ya lo vimos en Barinas, en el Zulia, allá el engaño funcionó, aquellos pueblos pensaban que elegían algo diferente, y los aplausos alegres de miraflores les mostraron el artificio. Hoy son pocos los que hablan de Socialismo. Una nube cargada de desesperanza cubre a la nación.
La pradera nacional está seca, esperando la inevitable chispa que la encienda. El espectro del 4 de febrero recorre al país, la gente espera el rayo de la madrugada que le alumbre el camino. Necesariamente, más allá de la voluntad de los individuos, la crisis que hoy vivimos, encontrará una solución, y en esa solución tiene mucho que decir el espíritu rebelde del 4 de febrero, contra los convencionalismos que encadenan a la sociedad.