Tarek El Aissami fue un utility en el gobierno de Maduro, un hombre de confianza que ocupó cargos de mucha importancia. Cuando Chávez fue ministro del interior por cuatro años fundador de la PNB, luego con Maduro, como gobernador del estado Aragua fue promotor del famoso “Bienvenidos al Shandong de Aragua”, ministro de industrias y producción, vicepresidente de Venezuela, y presidente de PDVSA,… y que, según el fiscal, además de estafar y robar al país, dirigía una red de prostitución, lo cual no se conoció porque, según se dice, el propio El Aissami “y su grupo” mantuvieron amenazados a los testigos de sus fechorías y a sus familiares para que no hablaran de sus actividades.
Es decir estamos hablando de un verdadero capo, un pran de alto vuelo: ladrón, estafador y proxeneta, que mantuvo silenciados a 56 implicados en todos estos delitos, y a sus familiares (como mínimo, al doble de esa cantidad), es decir, a un pequeño ejército de testigos. Hay que pensar en el tamaño de la red delincuencial dirigida por El Aissami para mantener silenciados a tantos implicados, sin que reparemos en una complicidad directa del gobierno central, de las policías, de altos y no tan altos funcionarios del gobierno en los casos señalados.
Pero, lo que importa marcar no es la red de cómplices, sino la calidad moral de un hombre de tanta confianza en el gobierno madurista: un proxeneta “leal y revolucionario”, como diría Maduro, el cual puso preso por cinco años, junto al actual fiscal, a aquella pareja de ingenieros de PDVSA acusados de “traición a la patria”, por haber denunciado negocios turbios y corrupción asociados a las actividades ilegales de las cuales se lo acusa ahora a El Aissami… como diría el mismo Tarek, «da ganas de trasbocar«
La denuncia del fiscal descubre el alma oscura del hombre (y la mujer) que hay detrás de los 10 años de gobierno madurista, el cual no se anota un punto a su favor por esta captura sino que resta 10 en su contra, mostrando la calidad moral de este sujeto, que llegó a ser vicepresidente de Venezuela e instancia moral del gobierno de Maduro, con tanto poder como un magistrado de la Corte, además de haber sido el segundo al mando del presidente.
Si esta captura fue una jugada electoral, nosotros creemos que fue fallida; la incontinencia del fiscal, diciendo que la captura del El Aissami no se hizo antes porque éste mantuvo amenazados a más de cien personas (testigos y familiares) para que no hablaran, devela más bien la complicidad del gobierno central con este caso de estafa y corrupción, más que la calidad de las amenazas y el control coercitivo de la información sobre la estafa, es decir, o el gobierno es cómplice y por eso no se descubrió antes el paradero del Ex ministro, o los implicados no son todos los que están señalados, y todo es un Show escandaloso, para distraer la atención hacia algo que se hubiera resuelto policialmente sin mucha bulla – a lo cual se le tuvo que añadir la acusación de la red de prostitución, que ¡vaya que es un escándalo!, ¡un ex vicepresidente proxeneta!, y nadie lo sabía, quién lo puede creer, sobre todo en un gobierno cargado de directores y funcionarios babosos y libidinosos, como si todos en el gobierno de maduro huvieran hecho votos de silencio y castidad, como “templarios”, cosa inconcebible … –.
Se trata de un cuento mal echado que devela la calidad moral del propio madurismo, la torpeza sobre un caso que se ha debido resolver hace mucho tiempo atrás, cuando apresaron a Aryenis Torrealba y Alfredo Chirinos, ex gerentes de PDVSA acusados de “traición a la patria” por denunciar trampas, negocios chimbos, en vez de investigar los negocios chimbos de Tarek… Esta puesta en escena da asco.
Hay que olvidarse de las elecciones, volver a Chávez y continuar con la revolución socialista, marxista leninista y bolivariana.