Esta mañana, como todos las mañanas, fui al Parque Miranda (del Este) a hacer mi circuito de caminata el cual consiste en bordear el parque a través de sus veredas más externas, incluyendo la extensión hacia el aeropuerto La Carlota, llamada Parque Simón Bolívar. Al llegar al puente sobre la autopista vimos una inmensa puerta con un gran anuncio, cercado, que decía “Expoferia Cacao y Ron, Miranda 2022” y en el espacio que había de entrada estaban unos sujetos con radios portátiles que impedían el paso a los corredores y caminadores, que nos dijeron a varios: “Señores no pueden pasar”. Por qué, dije yo, y uno de ellos contestó, “PORQUE ESTO ES UN EVENTO PRIVADO”. Una señora, al igual que yo, quedó sorprendida y comenzó a discutir con el joven diciendo que el parque era un espacio público, que cómo era posible que ahora se hicieran eventos privados en un espacio público, tratando de convencer a un joven impasible – que no la miraba, ¡imperturbable! – con reproches y reproches … .hasta que le dije a la dama: “señora, no se moleste, es inútil, no la entiende, véale los ojos”. “Tienen razón”. La señora regresó por donde vino protestando y yo seguí caminando dentro del espacio que todavía no ha sido tomado por los privados.
Sin embargo, en otro intento, pude colarme y ver lo que allí acontecía. Acontecía que se había organizado una feria para mercachifles disfrazados de emprendedores, gordos con cara de gerentes, representando a sus marcas, desde Ron Santa Teresa, Carúpano, hasta las Grandes Chocolateras del País, supervisando tres especie de supermercados, uno al lado del otro, Chocolatería, Rones y “La cosecha”, y frente a estos, otros stand de empresas chocolateras y de licor menos importantes (no sé, no me dejaron ver bien). Bordeando ese espacio una choricera de stand, o quioscos, y remolques, ofreciendo todo tipo de comida chatarra. Un espacio “infantil”, igualmente cercado, y un gran auditorio al final, con inmensas cornetas y luces. Todas esas instalaciones, acompañadas de sus respectivos vehículos 4×4 y camiones de carga, plantas eléctricas, etc. ocuparon todo el parque. Solo faltó rellenar el espejo de agua, el laguito que se encuentra al final del parque (no me extraña que el día que empiece el “cojeculo” suelten botecitos y los alquilan).
Este mamarracho es un adelanto de lo que será Venezuela muy pronto, con las Zonas Económicas Especiales: una Venezuela privada para las mayorías que no tienen nada. El interés privado, el mercado capitalista; por la competencia y el lucro este gobierno es capaz de transgredir todo, principios religiosos y políticos, espacios públicos sagrados para muchos, como el Parque del Este, ahora Parque Miranda.
Aquella señora indignada que le impidieron el paso al parque Simón Bolívar, y todos los corredores y caminadores jóvenes y viejos, todos los que hemos podido disfrutar de un área pública decente, con jardines que a muchos nos lo niegan nuestros apartamentos, y el aglomeramiento de las viviendas en Caracas, vemos a ese espacio como algo sagrado. Por eso la señora protestó frente a ese “empleado de alguien”. (Sin embargo ahora es común ver motos y vehículos oficiales y no oficiales transitando en sus cominerías, violando más de sesenta años de esparcimiento sano y tranquilidad de ese oasis en medio del cemento, el monóxido y el tráfico de la ciudad).
Pero, en vez de extender la civilización, maduro la convierte en dinero. ¡Y al gobierno qué le importa eso!, ¡necesita dinero!, mucho dinero para prometerle a los pendejos la “revolución socialista” que harán con el apoyo del capitalismo, como dice Jesús Farías, por eso están vendiendo hasta el alma. Este gobierno no respeta nada sagrado, a menos que sea la paz boba, las elecciones cuando ganan y el libre mercado. Da asco ver un pedazo de templo de la naturaleza lleno de mercaderes panzones con distintivos de Santa Teresa, y otros mercenarios aplastando los espacios de ejercicios y deportes con camiones de carga, y camionetas 4×4, instalando degustaciones de ron, fábricas de salchichas, ventas de hamburguesas, y equipos de sonidos, perfectos para ahuyentar o perturbar cualquier forma de vida silvestre existente en ese oasis caraqueño y sus alrededores. A lo mejor exagero pero da asco eso, y da asco este gobierno bobolongo, que no entiende de qué se trata el socialismo como práctica de vida civilizada. ¡Si quieren dinero, quítenle a los ricos, no jodan a la gente y a la naturaleza!
Sería poético ver una horda de descalzos sin camisas tomar el parque el domingo 17 julio arrasando con todo, ron, chocolates, chorizos, hamburguesas, camionetas, y toda esa mierda de instalación de la nueva iglesia del dinero, …pero seguro no pasará. Los que puedan pagar la entrada y lleven suficientes dólares se atapuzarán de ron, chocolates, chorizos… y atontados, en la tarde noche, pegarán brinquitos con la música a todo volumen.
¡VIVA CHÁVEZ COÑO!