Mientras Estados Unidos se precava del socialismo hay esperanza, mientras ladren los perros del capitalismo habrá esperanza. El socialismo será nuestra liberación definitiva, nuestra última reacción, la más perentoria, para evitar la caída de la humanidad.
Dentro de la perspectiva fatalista de la sociedad capitalista, estuve oyendo un audio-texto de un señor llamado Gilles Lipovetsky un libro llamado “La era del vacío”, donde muestra el triunfo de una sociedad capitalista capaz de vencer toda lucha ideológica de clases, de clases sociales históricas como la clase obrera, o la causa afro indigenista, o árabe, o los ambientalistas que buscan un modelo de desarrollo distinto. Describe una sociedad fragmentada en individualidades marcadas por una “libertad” que él considera más allá del individualismo capitalista conocido hasta entonces, gregario, consumista y pendejo. En este nuevo individualismo, según él, cada quién decide qué hacer con su vida, más allá de las demandas ideológicas conocidas. La sociedad tal y como la conocemos hoy (distraída en las redes sociales y quizás en la calle), olvidando que vive en sociedad, una masa de autómatas de la tecnología queriendo reivindicar sus particularidades marginadas agrupándose en “minorías”, desde transexuales, lesbianas, los “inclusivos” –que quieren educar a sus hijos en la libertad de elegir inclusive su propio sexo –, hasta nuevos fascistas, obesos, autistas, etc… Pero se trata de un fenómeno social calculado o visto para 1994, cuando fue publicado ese trabajo.
Sin embargo, su visión fatalista del futuro, desde el punto de vista político, de alguna forma caduca con la aparición de la revolución bolivariana. No contó con Chávez y el renacer del “signo socialista” en el siglo XXI. Con Chávez, el socialismo y el comunismo dejaron de ser maldiciones y fantasmas, y volvieron a la vida política del planeta, a los libros, a las discusiones, a las consignas… Pero parece que el autor tampoco calculó la reacción capitalista del oriente: de china, de Rusia, y de otros países en el medio oriente, acoquinados por la hegemonía occidental, jefes y dueños de la tecnología y el mercado, sometidos por EE.UU., con el monopolio comercial, con la moneda y a través de la OTAN,… no previó la invasión rusa a Ucrania y la subsecuente guerra, tampoco un posible conflicto con china que pueden llevar a estos países a la puerta de una guerra mundial y definitiva, una guerra nuclear.
Me pareció importante esta perspectiva, pero para explicar dos cosas: una, ¿hasta dónde la inteligencia de los “Tanques pensantes”, es decir, el trabajo de las universidades e intelectuales gringas y la CIA, ya sabían que se podría dar una vuelta política hacia las revoluciones socialistas, y que, mucho más allá de tal “fatalismo” que muestra este señor, se habían precavido de estas “revoluciones” progresistas y “antiimperialistas”, frente a la realidad de la pobreza miserable provocada por el neoliberalismo?, y ¿hasta dónde calcularon el regreso de un “nacionalismo” u otro imperialismo que reaccionaría en contra del mundo unipolar de occidente?
No se sabe. Pero ante la insurgencia de la revolución bolivariana en el norte se activaron sus intelectuales y las alertas militares, recuperando métodos de control y formas de guerra más o menos abandonados desde Vietnam, de ahí el golpe de abril del 2002 y el paro petrolero. Pero de esa experiencia fallida nació el llamado “Grupo de Boston”, el cual, de alguna manera, fue otra forma de hacer la guerra inoculando la traición a una revolución verdaderamente popular con un auténtico líder; una guerra menos frontal, más inteligente. …Y un descuido de Chávez, habiendo permitido la participación en ese “gesto hipócrita de paz” nacido del imperio, de gente de su entorno político, Maduro, Carreño, etc.,–“al imperio no hay que creerle ni tantico así”, decía el Che – junto a diputados de la derecha, con congresistas norteamericanos, incluyendo al agente imperial John Kerry, comisionado del gobierno –cuando se trata de revoluciones socialistas y nacionalismos, en EUA “demócratas y republicanos” trabajan como uno solo –.
Este episodio (ya histórico) es muy importante para entender la reacción del imperio, con una precaución no solamente económica, sino también una reacción político y de inteligencia militar ante un fenómeno político mal calculado por ellos, inesperado, de más alcance político y social, el cual apocó cuando pudieron asesinar a su líder, a Chávez, al comandante de esta esperanza socialista para el mundo… Luego fue fácil manipular a los seducidos por ellos desde el “Grupo de Boston”: Nicolás Maduro (el señor de los secretos), y etc. (¿recuerden la conferencia del ambiente en París donde Maduro quiso saludar a Kerry y este lo evitó, desmarcándose políticamente de un líder ya sometido y luego desecho, por haber cumplido su tarea de zapa, capturado con facilidad por su aspiraciones fatuas y su blandura política?).
El miedo del capitalismo a la revolución social socialista todavía existe, y los países capitalistas siguen precaviéndose de ella. ¡Esa es nuestra esperanza socialista! ¡Gracias a Chávez ese miedo se mantiene como una amenaza existencial al capitalismo!, el socialismo no es nada más una amenaza a la hegemonía histórica de occidental sobre el oriente, es al modelo capitalista…
Sin embargo, en este conflicto entre capitalismos puede que nos acerquemos al apocalipsis, tantas veces imaginado por Hollywood, sin infierno y sin cielo, es decir, sin que ninguno pueda huir a la luna o a marte, a pesar de los secretos tecnológicos reservados para sus “elegidos”… Por otra parte, la guerra nuclear, si no llega, se podría simular y sostener como una amenaza de terror sobre una humanidad atontada, “la espada de Damocles”, pero la degradación de la naturaleza que presiona y presiona a los pueblos es evidente, la falta de recursos, el hambre y la sed, y sus consecuencias son inevitables e igualmente catastróficas, de calidad apocalíptica.
Ahora la urgencia socialista es perentoria, es definitiva, hay que volver a Chávez, resucitar a Fidel, alertar al planeta para que emerja de nuevo el clamor por una revolución social socialista, una nueva sociedad humanista, más allá de minorías y fatalismos. Más allá de las minorías están los pobres de la tierra, el hambre, la codicia, la destrucción de la vida en el planeta.
¡Volver a Chávez!