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ActualidadLa "guerra económica" de Maduro

La «guerra económica» de Maduro

Maduro usó la «guerra económica” como excusa para acabar con el modelo adelantado por Chávez basado en la propiedad social de los medios de producción, para sustituirlo por la vieja economía  sustentada en la propiedad privada. ¿Por qué “la guerra económica” es una excusa, y no la razón por la que se abandonaron las medidas económicas socialistas adelantadas por Chávez?

A finales de la primera década de este siglo, cuando se agravaron las conspiraciones de la derecha y la empresa privada, Chávez llamó a “radicalizar” la revolución, confiscó galpones, tierras  y empresas abandonadas. Y más adelante, en el 2012, frente al “desgano” de muchos de sus ministros quiso dar un “golpe de timón” para  corregir sin retardos el camino hacia los objetivos trazados por su gobierno, con eficiencia, atacando  la corrupción y  el burocratismo y ampliando la democracia hacia las bases. Se hizo un consejo de ministros donde hubo reproches y se publicó un documento. (El punto dos de ese documento decía: El cambio en el rol del Estado, para lograr que el proceso acumulativo se oriente a la satisfacción de las necesidades básicas de la mayoría de la población y a la defensa de la soberanía. Muerto Chávez, Maduro  hizo lo contrario: redujo la participación de las mayorías en el beneficio de la renta económica del país y redujo la soberanía nacional sobre nuestros recursos económicos y el derecho a decidir sobre ellos como mandato constitucional)

Esta idea de Chávez de radicalizar la revolución culminaría con la redacción del Plan de la Patria, el cual luego sería falsificado por el madurismo para no cumplir la nueva etapa de la revolución que el comandante llamó «punto de no retorno», frenar y retroceder, es decir, restaurar el pasado (para el madurismo había que ser «pragmáticos» si se quería conservar el poder).

En el otro caso, en sentido contrario a Chávez, frente a las conspiraciones Maduro llamó al diálogo, a la “paz boba”. Un mandato que tuvo su origen en 2002, luego del golpe de Estado, en  el llamado Grupo de Boston, inventado y organizado por EUA, donde varios de sus colegas, él incluido, participaron. Por eso, para conseguir esa “paz”, Maduro decidió hacer concesiones a la derecha y a la economía privada, restaurando tierras  y propiedades confiscadas a los conspiradores, por ejemplo, regresando “Las Cristinas” a Gold Reserve y pagarles una indemnización negada por Chávez, privatizando las empresas socialistas, redactando leyes para “estimular” las inversiones privadas extranjeras y nacionales… “La guerra económica” les sirvió de excusa al madurismo para que, en nombre de “la paz de los bobos”, se  entregaran los avances de la revolución.

Sin embargo, toda revolución socialista verdadera es en sí misma una “guerra económica”, que libran los socialistas CON RESISTENCIA en contra del capitalismo, para contrarrestar la “guerra económica” que ha hecho siempre el capitalismo contra de toda la sociedad de consumo que lo sustenta, no se trata del gobiernito socialdemócrata de Maduro. Hasta ahora las únicas víctimas, los que han  llevado la carga del “sacrificio” de la mentada “guerra económica” ha sido el pueblo pobre y los trabajadores; los burócratas se las han arreglado para vivir cómodos… e inclusive algunos se han hecho ricos y “empresarios”.

El capitalismo, representado en “el imperio” y “los imperios”, no desata una “guerra económica” específica en contra de Maduro. Esa conducta de manipular la economía para sus propios fines es normal en él. Los capitalistas nunca van a estar dispuestos a ceder privilegios y hegemonía, para otorgar de forma voluntaria y pacífica sus ganancias y sus espacios de poder a las mayorías, frente a una “petición pacífica” de la clase obrera y campesina, mucho menos a una súplica de políticos medrosos.

Si les confiscan sus tierras y sus empresas, si atentan  en contra de sus privilegios, ¡conspiran! Es normal que se sientan amenazados con un gobierno socialista, o que se diga socialista, y ante él acrecienten su guerra contra ese resto históricamente expropiado de la sociedad. Revolución supone guerra, lucha, resistencia en acción, ¡en combate!

La guerra que sabe hacer el capitalismo es la guerra económica, y esta comienza en el espíritu, manipulando creencias y prejuicios sobre la “sagrada propiedad privada”, sobre la “democracia”, sobre la “libertad” (libre “iniciativa”,  libertad “de empresa”…), presionando a los gobiernos flojos y débiles, a continuar extendiendo sus privilegios y ganancias, respaldados en dogmas tan rancios y tan ridículos como han sido estas “tres marías” del  capitalismo: propiedad privada, democracia y libertad. Sobre estos tres prejuicios: “la propiedad privada”, “la democracia burguesa” y “la libertad de empresa”, se construye la “nueva (vieja) Venezuela” de Maduro.

Todas las demás excusas, las sanciones y el  bloqueo (que no bloquea), con las cuales el madurismo justifica la debacle de  nuestra economía y de la revolución, forman  parte de la misma lógica restauradora del viejo modelo rentista, capitalista colonial (a pesar de los deseos y declaraciones de Jesús Farías).

El problema es fundamentalmente político, no solo económico. El problema es el no haber optado por RESISTIR LOS EMBATES DEL CAPITALISMO CON MÁS SOCIALISMO… económico y social, sí, pero sobre todo ideológico y espiritual (el  problema es haber puesto al servicio del capitalismo, y no del socialismo, los medios de información y divulgación del Estado; al servicio de la distracción, del consumo, promoviendo los “emprendimientos” para esquilmar los derechos y conquistas de los trabajadores, para hacer “circo” y publicidad engañosa como cualquier otro medio privado y otro gobierno de la  cuarta)

No podemos seguir  actuando como si el gobierno de Maduro no  es responsable de nada,  como si no  ha roto un plato; hay que cobrarle con rebelión la traición al socialismo, que lo  haya desprestigiado, y a Chávez, haciéndolo ver como su cómplice.

¡RESCATEMOS A CHÁVEZ! ¡VOLVAMOS A CHÁVEZ! 

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