La Ley Antibloqueo es el último intento de garantizarles a los “inversionistas” que sus negocios no serán controlados, o suspendidos en el futuro por otro gobierno, mediante la constitución. La Ley Antibloqueo es una ley constitucional, una figura jurídica novedosa, hasta ahora inexistente en el país (creo, no soy especialista), a la cual le dio el brujo Hermann Escarrá rango constitucional. Es un disparate jurídico. Por ejemplo, no podrían coexistir la Ley Antibloqueo y la constitución en un mismo rango de autoridad, puesto que una contradice a la otra: en el tema de la “confidencialidad” (secretos) y en el tema de la “desaplicación” de las leyes, por no hablar de la soberanía sobre nuestros recursos y el territorio nacional los cuales son puestos en riesgo de ser privatizados por disposiciones de esta ley antipatriótica, antinacional.
Hasta Rusia fue Delcy Rodríguez a convencer a sus capitalistas de que sus negocios están garantizados, por lo menos en el tiempo establecido dentro de los acuerdos, contratos, etc., no creo que los rusos tengan por esa ley otro interés distinto a los negocios. De hecho, todo lo relativo a cooperación y ayudas, como el desarrollo de la vacuna Spunik V o cualquier otro tipo de cooperación, se puede hacer sin problemas fuera de lo dispuesto en la Ley “troyana” Antibloqueo. La vicepresidenta fue a Rusia a convencer a los rusos capitalistas.
Mientras se calma o se define el nuevo gobierno imperial del norte Maduro debe seguir con su plan de privatización de la economía y del país, lo otro sería regresar al proyecto chavista, lo cual es improbable. Cuando sea oficial el reconocimiento de Biden como presidente comenzarán los acercamientos, la zalamería madurista con el nuevo jefe; Maduro ha demostrado no tener “complejos” (es decir, escrúpulos) con eso. Pero lo más ridículo (y probable) es que le den una copia de la Ley Antibloqueo, la cual es “talla única”, al nuevo inquilino de la Casa Blanca a fin de que la evalúe y vea sus ventajas para los intereses capitalistas norteamericanos.
Con la mañosa astucia que ha caracterizado siempre al madurismo es posible que, en una última sesión extraordinaria de la ANC, le cambien el nombre a la “ley antibloqueo” por “Ley Indestructible” o algo así, para presentarla, remozada y con otra portada, a los funcionarios “cándidos” de la Casa Blanca (igual como hicieron con el Plan de la Patria de Chávez y el chavismo: ¡NADIA SE DIO CUENTA!). Lo cierto es que esa ley constitucional y madurista lo único que intenta “desbloquear” es a la constitución bolivariana chavista y su espíritu socialista de soberanía e independencia, para poder alcanzar sus planes privatizadores. El juego con la semántica los favorece, porque quizás, después de todo no sea necesario cambiarle el nombre a la ley.
Desbloquear o anular la constitución ha sido el objetivo desde el principio. Se intentó con la Ley de Plan de la Patria, luego con el decreto Ley de Zonas Económicas Especiales (ZEE), más tarde con la elección de una rara constituyente que solo legisla en contra de lo que limita la constitución, luego aparece por obra y gracia de la constituyente la “ley constitucional de inversiones extranjeras productivas” (ley de promoción y estímulo a las inversiones extranjeras), hasta este último mamarracho jurídico, el cual tiene el sello de la emergencia de la crisis económica y el bloqueo norteamericano y europeo, con rango de “ley constitucional”, intentando competir con la autoridad de la constitución.
Hay que decir que la presente Asamblea Nacional Constituyente ha sido una institución tan inútil como sectaria, quizás más inútil que sectaria cuando no ha sido capaz siquiera de cambiar o redactar otra constitución. Si alguna habilidad habría que reconocerle al madurismo es la de pudrir todo lo que toca, de crear homúnculos y monstruos jurídicos; la ANC es uno de ellos, junto a sus productos jurídicos: las “leyes constitucionales”.
Con ese subproducto jurídico de “ley constitucional” el gobierno intenta anular la constitución sin redactar otra constitución. Esas leyes son como “enmiendas constitucionales” pero que contradicen, no complementan, a la constitución, y que pretenden imponer sin la aprobación de los venezolanos con la excusa de que los diputados que las aprueban representan la voluntad del “el soberano” –sin embargo, es una asamblea sectaria, que no caduca hasta que así lo decida el presidente –. Ya se ha explicado ampliamente esta paradoja jurídica en varios análisis de distintos autores autorizados: las dos más importantes de estas leyes violan la constitución, la de inversiones extranjeras y la antibloqueo.
La ley antibloqueo es el último intento de violar la constitución a favor de los capitalistas. Chávez intentó enmendar la constitución para blindar la revolución de artículos ambiguos respecto a nuestra soberanía nacional, la conservación de nuestras riquezas, la propiedad privada, el ejercicio de la democracia etc. El madurismo intenta violarla, porque les sería difícil enmendarla o cambiarla, por la cantidad de artículos que afectan sus planes de privatizar el país. Pero no ha podido ante la mirada vigilante de más de la mitad de los habitantes electores y no electores, el trozo de país que sostiene su poder; ¡no se atreven! Esta ley define el carácter artero del madurismo, tiene todos los elementos del engaño y la traición, seguro que en ella está presente la mano de Hermann Escarrá, un traidor y un enemigo confeso de Chávez.
¡NO A LA LEY ANTIBLOQUEO! ¡PATRIA SOCIALISTA O MUERTE!