La urbanización Las Mercedes es otro mundo. Dentro de poco construirán un muro que separe los barrios del Este de Caracas de urbanizaciones como Las Mercedes. Será complicado, pero seguro habrá un alcalde que lo intente, ya aparecerá un buen proyecto de segregación disfrazado de seguridad ciudadana.
Dicen que hay una agencia vendiendo Ferraris https://www.aporrea.org/imprime/n362056.html Uno se pregunta ¿y cuánto cuesta un Ferrari nuevo? No tenemos idea. Pero es seguro que con lo que hay dentro de ese negocio (¿un millón de dólares en carros?) se podría alimentar a un barrio de 20 mil habitantes todo un mes. Si lo cambias en billetes de 50 dólares podrías darle uno a cada habitante. Más aún, si consideramos que un trabajador promedio gana 2 dólares mensuales, con eso se podría pagar el sueldo básico a 500 mil hambrientos.
La desproporción que hay entre tener un Ferrari, o una moto Triumph de alta cilindrada, al lado de poder comprar comida para la semana (500 gramos de carne molida), contrasta la distancia entre un tipo de venezolano y otro, entre una Patria y otra Patria. Otro ejemplo de contraste es entre el que se da el lujo gastar mucho dinero en las fiestas del Humboldt y el que no puede pagar un pasaje para subir y bajar de Galipán estando ahí su casa. Pensándolo mejor: hay mucha gente llana que cree que el cuento del Ferrari es mentira, no por disociado mental, sino porque no tiene los medios o la manera de constatarlo, no puede moverse en Caracas, no tiene dinero para paseos innecesarios, como para verificar que eso del Ferrari es verdad. ¡Yo!, por ejemplo.
Pero muchos lo constatan y les viene a la memoria las palabras de Jorge Rodríguez justificando la Ley antibloqueo, ya hay gente que comienza a molestarse por su cinismo con el cuento del “antibloqueo”. También hay otros que, sin estar completamente disociados de la realidad, lo admiran, pero lo hacen a manera de justificar el giro político hacia la derecha del gobierno, dicen: “Jorge tiene razón, hay que desarrollar las fuerzas productivas del país”, porque ellos mismos han experimentado cambios en sus aspiraciones personales; han pasado de gritar furiosas consignas en contra del capitalismo a ambicionar la vida de aquel que se da el caché de comprar un Ferrari, una Harley Davidson, Triumph, o similares (hasta comprar un Volkswagen usado es aquí y ahora un lujo).
Creo que es difícil pasar por alto el discurso hipócrita de Jorge Rodríguez defendiendo una ley que lleva el título engañoso “de antibloqueo”, cuando ya se sabe que no hay manera de bloquear la importación de un Ferrari o de motocicletas de alta cilindrada, y todos los demás lujos que demandan los ricos y nuevoricos del país. ¿Acaso estos empresarios conocen más que el gobierno los caminos verdes para evadir el bloqueo? Ya sabemos que la ley solo busca simular un supuesto “antibloqueo”, y a su vez disimular el estado de segregación social que se vive de hecho, que se impondrá en los próximos meses de forma gradual y en todo el país, y que quizás dure años. Ya sabemos también que esa ley sirve, solamente para legitimar lo que hace rato está pasando, la creciente desigualdad, Y ya sabemos que algún día se iban a notar los Ferraris y las súper motos en los concesionarios, o los jamones importados y el aceite de oliva al lado de las otras “importaciones” mayameras, en los famosos bodegones, y que se iban a escuchar en casi todo el valle de Caracas las fiestas en el Humboldt.
La segregación, que obliga a la pobreza no poder ni siquiera desplazarse por Caracas, ha sido muy útil para que los pobres no se reconozcan frente a la opulencia de los ricos, que uno y otro no se vean las fachas: los más pobres frente a lo que para ellos es inalcanzable (parece que la pobreza encapsulada algunas veces sirve para impedir conflictos sociales). Ahora solo hay calles cerradas con garitas de vigilancia, pero, muy pronto veremos urbanizaciones enteras cercadas, muros reales entre ricos y pobres, y salvoconductos para cruzar de un lado y otro, como en los guetos…, todo, en nombre de la paz.
El punto central está en que hay gente que se permite, de cualquier forma, con o sin bloqueo, comprar todo lo que le venga en ganas sin muchas limitaciones, con bastantes dólares en sus cuentas personales, tantos como para tener un Ferrari, o desayunar todas las mañanas bocadillos de 20 dólares en los bodegones del Este o rumbear en el Humboldt un fin de semana…, MIENTRAS otros no pueden comer bien o simplemente no pueden comer. Y cuando la gente se reconozca en esta realidad, es bastante probable que estalle un gran peo social. Es un problema de tiempo… y de desengaños.
A esta población de privilegiados, ricos y nuevoricos, le sigue una capa social corrompida, burócratas y políticos esclavos de sus aspiraciones de vivir también en la opulencia, justo el punto donde coincide el espíritu del madurismo, que es una forma de corrupción moral, con los eternos oportunistas y zánganos de la otra derecha. El pueblo que se sacrifica, no es el gobierno que se sacrifica, ni el empresario que se sacrifica; también por eso molesta mucho escuchar a Jorge Rodríguez. El pueblo que se sacrifica es una masa de gente muy pobre, cada vez más vasta, que se jode frente a un grupito de oportunistas y privilegiados con acceso a dólares, a negocios, a los chanchullos que hace el gobierno, EN SECRETO, con los ladrones “empresarios honestos”; un pueblo empobrecido frente a un malandraje desatado.Y en el medio, como en el purgatorio, yace el miedo, están los negadores, los exiliados, lo presos, los amedrentados, los que dudan, los incrédulos… en espera no se sabe de qué. Si ahora no morimos de mentiras, más adelante moriremos por saturación de mentiras. Hay que reaccionar ahora a las mentiras, despertar ahora, más tarde será muy tarde, la corrupción moral y mental de nuestra sociedad es rápida y total. Reconstruyamos de nuevo la revolución social socialista, restauremos la moral socialista, la conciencia del deber social, un sentido apiadado de lo humano y del humanismo. Comencemos desmontando la gran mentira que representa este gobierno de cínicos desvergonzados.