El pranato madurista, no podía ser de otra manera, líquida a la Patria, su esencia es la destrucción de todo lo material y de todo lo espiritual. Se mantiene por el miedo, la mentira, la excusa barata, el fusilamiento moral de los líderes chavistas, descabezando de esa manera la resistencia popular.
Acabó con la economía, es suficiente salir a la puerta para enterarse del desastre. Asesinó a PDVSA, la de los tres millones diarios, entregó la economía social a los privados, ahora ni moneda tenemos, entregó, por los caminos verdes la riqueza minera. En lo social, destruyó lo que Chávez había avanzado en organización social, la cambió por unos hombres de camisas negras que dicen llamarse colectivos, especializados, cual banda nazi, en amedrentar la disidencia, y por unas “comunas” sin visión nacional, universal, que se cuece en su egoísmo. Millones de éxodo indican la pérdida de la esperanza. Y toda esta hecatombe, se la imputa a una iguana, o, a los gringos con los que se reúne en secreto, y hacen tratos oscuros, o, acusan, a rayos electromagnéticos, o, a Chávez por carambola.
Pero lo peor, el más grave de sus daños es el congelamiento de la capacidad de respuesta humana, altruista de la población: el madurismo, sin dudas, ha anestesiado el legendario espíritu solidario, amoroso de este pueblo, capaz, otrora, de reaccionar ante cualquier injusticia en cualquier parte del planeta, recordemos, el secuestro del coronel smolen, en un gesto de solidaridad internacional, un intento por impedir el fusilamiento de Nguyễn Văn Trỗi, patriota vietnamita fusilado por los gringos en Vietnam.
El madurismo, con su mal ejemplo, su inhumanidad, con su barbarie, ha paralizado a sectores sociales. Acabó con el imperio de la ley, ahora se hace lo que el pranato diga, y todo el aparato de creación de opinión lo apoya, se puede convertir a un alex en un diplomático y se puede convertir a un gerente exitoso, de los de Chávez, en un corrupto, cualquier cosa que eso signifique. Pocos reaccionan, la sociedad está narcotizada, despolitizada. Inerme, los líderes están pendientes de sus parcelitas, mientras la nave nacional se hunde, las protestas, muy justas, sólo ven la inmediatez, no perciben el mal de origen.
Un teniente coronel, Igber Marín, se declara en huelga de hambre en lucha por sus derechos, y estos inhumanos lo dejan morir, y en la noche se van a festejar. Un adversario los enfrenta con decisión, entonces, emprenden contra su casa, sus familiares y los secuestran, los tienen de rehenes, en el mejor estilo de las mafias nazis. Nadie dice nada, callan.
Este gobierno no sirve para nada bueno, sólo es capaz de destruir, eso está demostrado. Tiene la marca de la alevosía en la frente. Es de mala índole, y cuando un gobierno tiene el núcleo humano podrido, nada bueno se puede esperar de él. Lo contrario es verdad, un gobierno con un núcleo espiritual humanista, puede cometer errores, pero al final se impondrá la vida no la iniquidad. Aquí, hoy, no existe otra opción que la salida de este pésimo gobierno, so pena de perder la Patria, que hoy se disuelve frente a las narices congeladas de sus hijos.
Es hora de ir por la reivindicación mayor, salir del madurismo, nada, ninguna lucha se antepone a esta causa, toda batalla que hoy libremos en la calle, si carece de esta meta, al final lleva agua al molino del madurismo, toda manifestación, toda protesta por pequeña que sea, debe exigir la salida de la tiranía madurista, o perderemos la Patria…
¡CHÁVEZ VOLVERÁ Y PAGARÁN SU CULPA!.