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ActualidadLa privatización de PDVSA tiene sus defensores del lado madurista.

La privatización de PDVSA tiene sus defensores del lado madurista.

Hay un señor que firma Hugo Márquez que intenta justificar el remate de PDVSA como un acto constitucional. No lo es, pero aun siendo así, la liquidación de la corporación por pedacitos es un acto político cobarde, antinacional, y contrarrevolucionario, es decir, anti chavista en todos los sentidos.

Lo primero que hay que decir es que la constitución fue la inspiración de Chávez pero no representa todo lo que él quiso que fuera, por eso intentó enmendarla con un referéndum. Esos párrafos que abren la posibilidad de la actividad privada en el manejo de nuestra industria son parte de tales enmiendas. Y son los que le han dado excusas a maduro para privatizar ahora de forma disfrazada la industria (y a este señor defender a maduro). A maduro no le bastaba la constitución, tuvo que falsificar al Plan de la Patria y decretar una ley “constitucional” de inversiones extranjeras acorde a sus planes capitalistas y privatizadores (y neocoloniales)

Chávez se preocupó de la soberanía petrolera, de CAPTURAR la renta a favor del  Estado, de la sociedad venezolana y a favor de la revolución; del manejo total de la política petrolera, al punto de que invirtió, formalmente, en La Campiña, el orden en que estaban dispuestos los nombres del Ministerio y de Petróleos de Venezuela, hecho que explicaba de qué se trataba la soberanía petrolera: de que era el Estado (primero; arriba Ministerio) y no PDVSA (abajo; de segundo PDVSA) el que elaboraba y disponía cómo iban hacerse las operaciones petroleras, la comercialización, las negociaciones, la política de precios, etc., cómo nuestro petróleo iba ser el arma principal de nuestra política exterior y nuestra punto de apoyo para el desarrollo social y económico desde ese momento en adelante: primero el Ministerio y luego PDVSA, adscrita al ministerio, obligada a las decisiones de Estado y de gobierno, acabando formalmente con la autonomía gerencial de la PDVSA azul, independiente, autónoma de las decisiones del gobierno y de Estado, al servicio de los intereses de las trasnacionales, y de EEUU y Europa.

Chávez fue el que dispuso acabar con las tercerizaciones y absorber las empresas de servicios petroleros (Muelles, remolcadores, buzos, etc.), por razones laborales y por economía, porque la absorción de sus trabajadores resultaba mucho más barato que el costo de los contratos hechos con tales empresas PRIVADAS; eso no fue una decisión de Ramírez, fue de Chávez y  fue anunciado públicamente (Este decreto fue revertido más adelante por el Eulogio del Pino de Maduro, diciendo de que se trataba de la corrección de un error político de la empresa.. – y de Chávez, por supuesto, no solo de Ramírez.)

Por ejemplo, con la gestión de Asdrúbal Chávez  las empresas mixtas comenzaron a exigir un cambio en su participación accionaria. Constitucionalmente la relación accionaria debía estar a favor del Estado por una razón de soberanía política, para tener el control operativo de la empresa mixta en cuestión, de sus actividades.   Dice el comentarista “Pero, tal como lo establece la CRBV, deja abierta la posibilidad de establecer asociación con privados, siempre y cuando la participación accionaria del Estado venezolano sea superior al 50% (art. 22).” Justo eso es lo que comenzó a pasar con Asdrúbal Chávez, la relación de 60  a 40 a favor del Estado se comenzó a invertir de 40 a 60  a favor de las empresas extranjeras y privadas (más adelante, cuando ya pdvsa estaba siendo desmontada, se llegó establecer un  20  a 80  a favor de los privados, para que pudieran invertir, traer dólares, además de concederles “estímulos” fiscales y laborales). Porque los “inversionistas” reclamaban el control operativo del negocio: producir, y sobre todo comerciar  y asignar precios de forma discrecional. Esto fue el comienzo de una violación de la Constitución, pero más allá de eso, una violación del espíritu de independencia y de  la revolución socialista, que es la ley que realmente importaba a Chávez.

El tema de los descuentos y la comercialización, sin un referente de precio calculado por los distintos mercados internacionales, fue un punto central en todo esto, el centro de la corrupción y de los negocios turbios. Para evitar descuentos a precios irrisorios por las operadoras privadas y los barcos privados; la corrupción en conchupancia con la gerencia de comercialización de PDVSA (curiosamente en manos de Asdrúbal Chávez, por mucho tiempo), PDVSA comenzó a construir su propia flota para la comercialización de nuestro petróleo a un precio justo, y que no se colocara a conveniencia y capricho de las empresas mixtas y sus propios barcos. Para eso se creó la oficina en Viena donde estuviera Bernard Mommer, ahora perseguido por Maduro y su fiscal, el papá de los “descuentos”, de los “estímulos fiscales” y de la privatización a la sombra,… para no hablar de la corrupción descontrolada, donde cada gerencia es un negocio aparte.

Creo que la constitución no justifica en nada la rebatiña de nuestra industria ahora privatizada por maduro. Para defender a Chávez hay que saber qué cosas hizo Chávez. La política de Plena soberanía petrolera es obra de Chávez y se inspira en la Constitución. La migración de los convenios operativos a empresas mixtas bajo el esquema constitucional del control operativo de las empresas mixtas, para la captura de la renta, lo cual nunca se había hecho antes con propiedad, con decisión política, con inteligencia. Una de esas decisiones fue esa, la cual ha sido muy criticada, sin embargo fue efectiva, donde se les exigía un bono de participación, pago de impuestos y regalías, transferencia de tecnología y el control accionario de éstas empresas por parte de Estado.

Ahora, sin voluntad nacionalista y mucho menos revolucionaria,  la industria petrolera se convirtió en una rebatiña de negocios, de pozos, de pedacitos, remate de las refinerías, trafico, contrabando, etc. so pretexto de la participación privada en los negocios, y gracias al desastre de las gestiones y las políticas asumidas por maduro, sus asesores, sus socios y sus gerentes…, hasta Quevedo, la guinda de la torta.

El problema no es lo constitucional, el problema es que no hay excusas que valgan para destruir un país.

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