La solución es el socialismo, no Maduro y su gobierno. Maduro y su gobierno, a partir de abril de 2013, solo ha estorbado, ha sido un obstáculo a la marcha del proceso revolucionario. Esta es una época de quiebra, un “punto de quiebra”. La sociedad capitalista ha llegado a su límite de engaño. La base ideológica capitalista fundada en una mentira de libertad y de oportunidades se fracturó, dejando una hendedura, inmensa donde se ve claro que las grandes corporaciones no tienen intenciones de ceder un milímetro de sus ganancias, no están dispuestos a frenar la codicia en favor de la humanidad.
Mentes perturbadas como la Bolsonaro debe recurrir a la mentira de estar “infectado” para asentar su engaño de la “gripeciña”. Lo mismo hace Diosdado Cabello, pero por razones más urgentes: no perder el poder de “persuasión”, para que la gente no salga a la calle a protestar. Se trata del comodín del covid-19.
Ahora ya sabemos lo que es capaz de hacer el capitalismo, y su falsa promesa de libertad, en contra de la gente común. ¡Que se mueran los trabajadores infectados de la gripeciña!, siempre y cuando no paren las fábricas; o se mueran los ancianos y los más enfermos: hacer profilaxis social, como quien limpia un carburador. El capitalismo muestra su verdadero rostro cuando la gente, apenas, se resiste a sus falsas razones, a sus falsas explicaciones, a su falsa moral.
El político oportunista que crea que puede engañar a la gente con “pases de magia”, solo con promesas, sin empeñar su propia vida, sin morir por su causa, se equivoca. Ahora, si vas a “prometer”, ¡ata tu pie al compromiso!, empeña tu vida porque de lo contrario nadie, “aquí y ahora”, está dispuesto a seguir a un payaso, a dejarse engañar por un mago, de esos que se les ven las “distracciones”.
Ahora resulta que Diosdado Cabello está infectado del virus ¿Qué quiere decir eso? ¿Qué no respetó sus propias normas de seguridad o que el virus vuela por el éter? Después de esta “desgracia” uno imagina que bajarán las Santamaría del país… Se ha mentido tanto últimamente que ya nadie cree en nada, para todo te piden la cédula, una prueba, un testimonio, nadie confía en nadie, la palabra perdió su carga semántica. Hablar es otro gesto más, nervioso, neurótico, involuntario: la palabra revela la mentira.
El capitalismo dejó una grieta por donde todos podemos ver sus intenciones hechas, la codicia con rostro de sátiro y pezuñas. Por eso decimos que Maduro y su gobierno no va a salvar al país y menos al mundo. Maduro no es la esperanza; es Venezuela, si sigue la marcha de Chávez por la conquista del socialismo… Es el socialismo la esperanza del mundo, no un usurpador del encanto y carisma de Chávez. Pero sólo nosotros sabemos eso: esa inmensa parte del mundo que cree que todo debe cambiar, no lo sabe.
Solo nosotros sabemos que Maduro y los “cinco fantásticos” han ido poco a poco restituyendo las reglas capitalistas y tratando de imponer un estilo de dictadura, torpe, basada en el apoyo que han tenido (hasta ahora) de una masa de electores básicamente chavista. Electores, no hay más que eso; el ejercicio de la democracia participativa y protagónica no existe – lo ha mostrado más de una vez Amaranta Rojas en sus escritos, que se ha preocupado por mostrar el engaño y la hipocresía del gobierno en ese sentido–
Son los detalles lo que hace que uno descubra la verdad escondida. Uno sabe cuándo algo no está limpio fijando la atención en los rincones y esquinas curtidos, y este gobierno está lleno de “chorotes” por todas partes; este gobierno es puro perfume barato, puro Lavansan.
Hay que ir al fondo, a la raíz, como decía Chávez. Y la raíz está en el sistema; hay que cambiar el sistema de propiedad, el sistema de justicia, de valores. Hay que cambiar la espiritualidad que cree que libertad es escoger entre marcas, libertad de consumir lo que uno quiera – ¡No existe libertad más estúpida que esa! –, la espiritualidad de una masa uniforme y gregaria, torpe, creyendo que es libre sin pensar, que es “única” pareciéndose a todos; la libertad de los que reclaman libertad de expresión sin tener nada qué expresar.
El socialismo es el único sistema que puede hacer del hombre y de la mujer un individuo, libres porque no tienen miedo de crear, y recrear al mundo, sin resentimientos, sin codicia, sin envidia y celos inútiles, responsables de sus actos, sin lloriqueos. El socialismo es justicia social, consciencia del deber social, propiedad social, participación y protagonismo social…; hacia allí es la marchar, con voluntad de cambio y dignidad, fuerza, sin miedo, en dirección contraria a la lógica del capital.
“No se podemos hacer la revolución con las armas melladas del capitalismo”, decía Ernesto “che” Guevara, por eso Maduro no es…. ¡Marchemos en contra de la lógica del capitalismo! ¡Viva Chávez!, ¡Retomemos el camino que nos marcó en su último Plan de acción política, el original!