El PCV fue un ejemplo de revolución, un símbolo de cambios liberadores de la vida miserable del trabajador del campo y de la ciudad, de la ignorancia y de la pobreza, pero al tiempo las razones políticas y morales de sus fundadores fueron perdiendo potencia, como un perfume destapado expuesto al aire de la democracia burguesa. La realidad nos dice que su gente, ablandada de tanta comodidad ya no tiene fuerza suficiente, ni siquiera para defender al símbolo del gallito peleador, de pie, dispuesto al combate, porque nadie allí adentro quiere peleas, sino pactos, convenios, acuerdos, cualquier cosa que no sea confrontarse con el enemigo ideológico, el capitalismo, ¿acaso no es eso lo que define y justifica al partido comunista, confrontar la ideología burguesa, al capitalismo, a la “lógica del capital”? Los adecomaduristas les organizan un congreso “adecocomnista” en su cara y solo reaccionan como si les estuvieran quitando la tarjeta electoral, solo falta que pongan la denuncia en el CNE.
Un partido sin pueblo, pero peor aún, sin dirigentes comunistas convencidos, sin ideas y sin arrojo para pelear por los cambios, frente al poder y las mañas del adecomadurismo no tiene nada que buscar. Sus líderes tienen que volver a sus raíces, aclarar sus ideas, volver a definir la estrategia, objetivos y tácticas de lucha. Perdieron el norte y ahora “el sistema” se los traga de un bocado. Malo no son los maduristas porque ellos se mueven en su terreno de mercenarios y oportunistas, “maletas” son los dirigentes PCV que no han sabido radicalizarse frente a la ya vieja traición y restauración capitalista de los madurecos. Ojalá esto les sirva de lección, que en el capitalismo y dentro de los encantamientos de la democracia burguesa no se puede confiar “ni tantico así”.
No es hora de llorar sobre la leche derramada, hay que radicalizarse. No son unas elecciones las que van a sacar del fondo del abismo al país, son las ideas justas y la lucha en la calle por todos los medios posibles. Rescatar un cuerpo social anestesiado, adormilado, ¡despertarlo!, esto requiere mucho trabajo y mucha claridad en las ideas. Denunciar el congreso falso no basta, hay que denunciar las razones del porqué de ese “robo”, el cual tiene detrás las elecciones que vienen: robarse una simple tarjeta electoral.
Esa tarjeta no salvará al partido comunista pero tampoco a PSUV, el cual está destinado a metamorfosearse en partido del estatus, del estatus del capitalismo colonial que les ha llevado a maduro y sus compinches 10 años preparando el terreno para su restauración. Ahora el PSUV será la esperanza para la paz capitalista, serán los nuevos adecos, el PCV y PPT, Primero Justicia, Copei, la confluencia de la derecha y la izquierda, el gran partido del pueblo donde cabrán todos, ricos, pobres, explotados y explotadores, policías y ladrones, víctimas y victimarios.
No importan los símbolos si estos no encarnan nada sustancial, los que importa es que trascienda el espíritu del símbolo. Lo importante no es el PSUV, lo importante es ir en contra de la lógica del capital, importa el Plan de la Patria. Lo importante no es el gallito de PCV, es hacer la revolución socialista, derrotar la lógica del capital, hacer de la lucha una realización personal y de ahí extenderla a una realización social.
La indignación se tiene que transformar en espíritu de lucha socialista revolucionaria, clasista. Valioso es no confundir la amalgama social que produce la ignorancia, la falta de consciencia de clase, la anestesia social…, con “democracia”, con la “paz social” de los bobos. El hambre no tiene nada de paz, tampoco las enfermedades – por más que el cuerpo se acostumbre a ellas –, la ignorancia, la injusticia, la ansiedad, la locura. La paz para el ser humano es acción de vida, es salud física e higiene mental, es fuerza para luchar continuamente por ser libres y por justicia social, es crear y pensar en libertad.
Ahora el tema no es conservar la Paz, es luchar en paz con nuestros principios.
PATRIA SOCIALISTA O MUERTE