Y entonces, el anti-socialismo tomó el poder, había estado agazapado en las entrañas del chavismo, ocultando su condición de “caco-capitalismo”, pudo engañar a los líderes, se mimetizó como uno de ellos.
El anti-socialismo en el poder comenzó su labor de liquidación de la esperanza socialista. Persiguió a los leales al legado de Chávez, acabó con los avances materiales y espirituales hacia el Socialismo. Arrinconó al último ensayo Socialista en el mundo, dejó al planeta en manos del capitalismo extintor de la vida. Fue la mayor acción de lesa humanidad, pone a la humanidad toda, a la vida toda, en camino de extinción. Es así, privar a la humanidad de un ejemplo de organización social alterno al capitalismo es una acción de lesa humanidad.
Hoy, la pestilente mancha del antisocialismo cubre a todo el estamento político, ahora, la reivindicación mayor de los políticos de quincalla, es volver a la cuarta república, al pasado que renace agotado, y que ellos enmascaran bajo el nombre genérico de democracia, o de libertad, que es democracia para la élite, libertad para explotar y despojar.
El miedo, la traición condenó al Socialismo al olvido. Parece, para ellos, que Chávez nunca existió, que los avances socialista, la propiedad social, la conciencia del deber social, la soberanía petrolera, el orgullo de ser venezolano, el prestigio internacional de nuestros líderes… nunca existió. Ese tiempo glorioso, fue borrado, editado, deformado.
Se coloca a la masa frente al engaño de circo barato, de unas elecciones de pacotilla, para escoger entre dos opciones que son lo mismo. Se condena cualquier manifestación política fuera de ese redil. El país se somete a una especie de esquizofrenia, un candidato que no sale del balcón de su casa, una inhabilitada que recorre el país con un discurso vacío, un presidente que es candidato y no cumple ninguna de las dos funciones. Un mundo de realidad virtual, de medios y redes sociales, que se encaballa al mundo real, de penalidades reales. Una masa desconcertada, sin referencias, que corre al exterior en búsqueda de lo que, en su desamparo, no pudieron defender aquí adentro.
El reto de los venezolanos, de la dirigencia consecuente es: resucitar la idea del Socialismo, llevarla a la batalla por la dirección de la sociedad. Explicar que maduro no es chavista, no es socialista. Construir una alternativa organizativa, al capitalismo de madurismo y mariacorinismo gringo, una referencia que le devuelva al país las razones sagradas por las cuales luchar, una razón de vida, la conciencia de pertenencia a la sociedad, a la Patria Universal. La conciencia de la importancia de cada uno en la lucha por el bien de todos, del país, y de la humanidad toda. La conciencia de la responsabilidad que tenemos de haber sido el último intento socialista, de no dejar que el ejemplo, que tanto necesita la humanidad, termine, en este desastre.
Somos un pueblo convocado para lo grande, para la historia, tenemos la responsabilidad de volver al camino del Socialismo, al camino de Chávez, al camino de la vida.
!CHÁVEZ, PRESENTE SIEMPRE!