Las bombas atómicas existen por miles, los sistemas capaces de transportarlas a cualquier rincón del planeta se perfeccionan cada vez más. Los gobernantes del mundo son, como dijo el clásico, personificaciones del capital, por intermedio de ellos habla, gobiernan de acuerdo a los intereses del capital, para ellos, el humano es una mercancía más, un productor y un consumidor, no es gente. Las masas del mundo, están mediatizadas, son manipuladas a voluntad por la formidable maquinaria de los medios de comunicación, que actúan como hipnóticos, y confiscan la voluntad de las masas.
Estas condiciones de la humanidad conforman un peligro real de extinción de la especie. La mezcla, bombas atómicas, gobernantes marionetas, masa manipuladas, es mortífera, y la humanidad no tiene, hoy, la capacidad de percibir el grave peligro mil veces denunciado por las voces más notables del planeta. No entendimos cuando el Comandante Chávez dijo que las condiciones de Marte, aquel desierto, aquella soledad, fueron causadas por el capitalismo. Chávez nos advertía del infausto futuro de la especie en manos de este sistema suicida.
Es lamentable, pero se debe llegar a la conclusión de que la especie pensante, la que tiene capacidad de escoger su futuro, de construirlo, ha utilizado esa facultad para meterse en el callejón sin salida de su propia extinción. El capitalismo es una relación social, sin duda ninguna, suicida. Esa capacidad de pensar, esa inteligencia que ha producido al capitalismo, también produjo su contrario, El Socialismo, así, el camino hacia la extinción no es fatal, la humanidad tiene esperanzas, el capitalismo es superable.
Chávez, entendió el problema y supo de su solución, él no gobernaba sólo para el presente, tenía la vista puesta en el futuro, no gobernaba sólo para Venezuela, su preocupación era universal. Por eso era un ser humano excepcional, fue capaz de romper el cerco de la inmediatez, ver el futuro, y se dio cuenta que al final de este camino absurdo se encuentra la extinción. Entendió que sólo con la vista larga en el futuro podemos romper el cerco de la lógica del capital, y traer la felicidad del pueblo de hoy y el del mañana. Sin esa visión de horizonte lejano, no podremos entender el hoy, y la ruta será un tormento que cada vez se hará más espantoso.
La lucha de hoy realmente, y a pesar que muchos no lo entiendan, que las masas no lo comprendan, no es simplemente por salir del madurismo, se trata de volver al camino de Chávez, que como ya vimos trasciende lo local, lo nacional, es una respuesta a la agonía de la humanidad. El planeta, unánime capitalista, los pueblos sumergidos en su pequeño horizonte, necesitan un ejemplo de una nueva manera de vivir, amorosa entre los humanos y de estos con la naturaleza, el mundo necesita una voz que rasgue el velo de complicidad que hoy cubre a la humanidad. Una voz fuerte, que retumbe en el planeta todo, que denuncie la locura atómica y no tome partido por ninguno de los bandos criminales, que denuncie la barbarie ambiental, y acuse al capitalismo como su perpetrador. Que a la par de la denuncia construya una nueva relación humana amorosa, fraterna, que asombre al mundo, una nueva manera de producir y de consumir.
¡CHÁVEZ, HUMANIDAD!..