El fiscal general del madurismo nos sorprende con unas declaraciones donde se muestra desconcertado por la conducta de las faes. Dice el fiscal:
«Yo de verdad no entiendo qué es lo que está pasando con el Faes», dijo el fiscal general. En relación con una denuncia hecha en video sobre el secuestro señaló: «Empezaron a cavar una fosa (….) cuál era el fin… ¡enterrar allí al productor agropecuario?». MP investiga otro hecho irregular.
¿Por qué el fiscal da estas declaraciones, por qué ahora?
Las causas serán diversas, apuntemos sólo a dos: El fiscal viene de ser regañado en La Haya en su reunión con la Fiscal Fatou Bensouda, de la Corte Penal Internacional, no sabemos los acuerdos de esas conversaciones, quizá disolver la faes es uno de ellos, y quizá el madurismo ya resolvió tomar esa medida, ahora el fiscal ronca como tigre cuando paso años en silencio frente a las miles de ejecuciones de la faes.
Puede ser que al fiscal se le revolvió la decencia y despertó con la campaña mundial de denuncias de la violación en Venezuela de los derechos humanos, quizá su pasado, de defensor de los derechos humanos en situaciones cuando esa defensa era un peligro, le reclama desmarcarse de este gobierno.
El futuro dirá que hay tras las declaraciones del fiscal, si es un arranque de honestidad, o es una simulación más de este gobierno tracalero. Por ahora adelantemos que las declaraciones del fiscal ponen en discusión la política represiva del madurismo. El fiscal se equivoca al creer que el problema es las faes, al contrario ese cuerpo es la manifestación de una podredumbre mucho mayor que yace en los cimientos del gobierno. Veamos.
El gobierno, dado su carácter de lumpen sindical, ha cometido muchos errores importantes: viola el imperio de la ley, para él no hay más ley que su conveniencia, sólo maquilla un poco las apariencias. Tomó por asalto a las instituciones del Estado, desde la asamblea hasta el tribunal supremo. Secuestró la verdad, la divisa de este gobierno es la mentira, la falsedad. Hace uso de la represión como forma de gobierno. Por supuesto que esta condición le permite un margen de permanencia, pero por supuesto, que esto tiene su precio en la psiquis de la sociedad, en la conducta del cuerpo social incluidos los instrumentos represivos.
Si allá arriba en el gobierno no se respetan las leyes, por qué habría de respetarla un cuerpo acá abajo. Si allá arriba sólo se guardan las apariencias, acá abajo se entierra un asesinado y no hubo delito. Si allá arriba se tienen a cientos de presos civiles y militares secuestrados, sin juicio, por qué acá abajo no se va secuestrar y llevar a la tumba. Si allá arriba se hace lo que le da la gana al madurismo, acá abajo por qué no hacer lo que le da la gana al oficial al mando. Y así se fue instaurando la “legalidad del delito” que condiciona la conducta del Estado y de la sociedad.
Este gobierno estableció una ética de la “legalidad del delito”, que es reflejo de la traición al Socialismo, de la destrucción de la economía, de la entrega al capitalismo más salvaje y descarnado, de la mentira como forma de gobierno. La solución no es disolver a las faes, la solución es disolver al gobierno y a su conducta, regresar a la decencia, al respeto a la ley, a la verdad, al respeto a las instituciones, a la mentalidad de Estado.
¡UN NUEVO GOBIERNO, UNA NUEVA ÉTICA!