Una de las tantas trampas del capitalismo para mantener a los trabajadores distraídos, peleando por conquistas que, certifican, no perjudican al sistema, es la solitaria y aislada lucha por el aumento de salario.
¿Desde hace cuánto tiempo están los trabajadores luchando sólo por aumento de salario? Y siempre están en la misma inopia. Algo debe andar mal en las luchas obreras. El aumento de salario, la zanahoria, crea la ilusión de aumento de la calidad de vida de los trabajadores, y en esa lucha inútil pasan toda su existencia, los ricos más ricos, y los pobres igual, dando vueltas en una noria. El sistema tiene mecanismos para absorber el aumento de salario y que todo siga igual, la inflación es uno de ellos, a cada aumento, una elevación de los precios.
El aumento de salario es un artificio de los capitalistas para impedir que los trabajadores se liberen de su yugo, distraerlos, hacerlos funcionales con el sistema capitalista. O dicho más directamente, la lucha solo por aumento de salarios es parte consustancial del buen funcionamiento del sistema. Está demostrado que el salario es como la zanahoria delante del burro. En ninguna parte del mundo, nunca, los trabajadores, luchando sólo por aumento de salario, han conseguido liberarse del capitalismo que los mantiene en la miseria material y espiritual, al contrario, lo fortalecen.
La lucha central, la reivindicación mayor de los trabajadores, debe ser por un aumento en la calidad de vida: salud, vivienda, alimentación, educación para sus hijos, recreación, cultura, razones sagradas por las cuales luchar, sentido a la vida más allá del trabajo como compulsión de sobrevivencia. Y esta conquista, esta reivindicación es social, no es individual. Quiere decir, que es un asunto de modificación profunda de las relaciones de propiedad de los medios de producción, sustitución del sistema, fundación del Socialismo.
En el capitalismo la riqueza social es apropiada por los capitalistas, propietarios de los medios de producción, que deberían llamarse medios de explotación. Ellos la reparten de manera que la mayor cantidad les quede y sólo dan a los trabajadores la cantidad necesaria para su sobrevivencia en condiciones mínimas. Se trata de que la sociedad tome el control de las riquezas que ella produce, y se establezca el sistema ¡De cada cual, según sus capacidades; a cada cual, según sus necesidades!
La lucha de los trabajadores debe ser por la conquista de esa sociedad, la sociedad de la mayor suma de felicidad posible. En ese camino la pelea por la elevación del salario debe ir engranada con la lucha por la nueva sociedad, ese es el papel histórico de los trabajadores.
Aquí en Venezuela, somos privilegiados, mientras el resto del mundo duerme, los obreros del planeta, esclavizados, perdieron el rumbo histórico, se someten a la esclavitud, aquí, en Venezuela, tocamos con la punta de los dedos al futuro. Sentimos, vivimos que una nueva sociedad es posible, que las masas irredentas unidas a sus líderes tienen la fuerza para fundar el nuevo mundo, que otra forma de vivir es posible. Eso pasó ayer no más, vive fresca en la memoria la hazaña de Chávez de revivir la esperanza socialista. El madurismo no ha podido borrar ese sueño vivido, el ejemplo de Chávez vive en el corazón de lo mejor de este pueblo.
Esa memoria es la fuerza que autoriza la esperanza, no todo está perdido para la humanidad, la nueva sociedad es posible.
¡CHÁVEZ, ESPERANZA!