1) ¿Qué queda para un político vanidoso petulante cuando un millonario como Gustavo Cisneros muere tan joven? –Por ejemplo, el diablo de Kissinger murió a los 100 años. El dinero, la codicia, la petulancia no salvan a nadie. Sin embargo, si eres un servidor público deberías trabajar para la sociedad con humildad. HACER COSAS TRASCENDENTALES en favor de la humanidad y de los más necesitados…, no perder el tiempo en vanidades, porque somos mortales. La vida es breve, pero en la nobleza del trabajo altruista ya hemos ganado la gloria. Hay que legar al porvenir de la humanidad, estudiando, educando, creando para acrecentar nuestra obra común y nuestro espíritu, «El reino de la libertad», https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/author/lbritto/
La gloria vale unos pocos minutos o segundos, los necesarios para tomar una decisión y un compromiso de vida inspirador, trascendental. En pocos segundos, un hombre o una mujer, valientes los dos, pueden definir los siguientes cien años y más, de la humanidad, como ¡una esperanza y un destino!
Pero nadie parece ni pensar ni creer en eso, todos preferimos tomar acciones en el micro espacio de nuestras propias satisfacciones e insatisfacciones materiales, sin compromisos con la sociedad, con nuestros semejantes, viendo a los lados solo competidores y enemigos. Mucho menos pensar en el porvenir de la humanidad.
El último que lo hizo en este siglo fue Chávez, con coraje y casi en solitario,… el gran capitán, el último libertador.
Adquirir un verdadero compromiso en una sociedad como la nuestra, tan desesperanzada, choreta y despedazada (choreta y despedazada por el madurismo), es un verdadero reto moral. Hoy cuando se hace un compromiso se hace por escrito – se deben firmar papeles con testigos, notariados, con copias y duplicados – para que medianamente obligue a las partes a comprometerse con algo. Vivimos en una sociedad donde, de cara a las personas, la palabra no vale nada; nadie cree en los compromisos. Por eso más allá de las declaraciones hay que cumplir, ¡hay que actuar en consecuencia!, hacer que una promesa sea como una profecía,… como el «por ahora» de Chávez…
En el país de Maduro es tan común la liviandad de la ley y de las instituciones, que se ha hecho norma mentir y engañar, que la ley y las instituciones valgan menos que un centavo partido, porque se aplican a capricho de un grupo, del madurismo: el estilo sindicalero de arribistas sociales, de un gobierno que podríamos llamar «neo-adeco», o algo muy parecido… Pero se llama «madurismo», para que lo mismo entiendan los que no conocieron a los adecos y sus mañas.
Por ahí alguien dijo que «Maduro no es un empresario». Es cierto. Pero tampoco le hace falta serlo para joderles la vida a los trabajadores y a los más pobres, favorecer sus intereses personales y los intereses de sus aliados, y acabar con los restos de la revolución de Chávez. Sus aliados son empresarios. Inclusive Alex Saab, el nuevo héroe madurista, es un mercachifle convertido en embajador por razones oscuras, secretas, súper guardadas. «No es empresario», pero, ¡como si lo fuera! Gobierna a favor de ellos. Por eso el país ha crecido 4, 7 % en tres años, sin ningún desarrollo social, es decir, han sido tres años llenándoles los bolsillos a sus aliados de FEDECÁMARAS y de las empresas Polar de Lorenzo Mendoza y maquillando la pobreza de prosperidad.
Hay una brecha social entre ricos y pobres tan larga como la falla de San Andrés que cada vez se ensancha, como el cañón del colorado,. Las instituciones están a merced de los requerimientos del madurismo. No hay autonomía de poderes, todos los poderes públicos abrevan en el pozo oscuro del «madurismo», son subalternos del ejecutivo, o de los ejecutores de las políticas del gobierno…
2) De la PDVSA roja rojita con olor a pueblo, a la PDVSA pulcra y perfumada para hacer buenos negocios que maquilla la traición.
Hace diez años PDVSA estaba abierta a todos los habitantes del país, porque Chávez junto a Ramírez, la hizo parte del pueblo pobre, develó el misterio que envolvía la meritócrata de la «cuarta», donde solo pasaban por la puerta principal los gerentes y empleados (subiendo y bajando en distintos ascensores) y todos los cazadores de negocios, dispuestos a sacar una tajada de la renta. Hace 10 años se abrieron espacios a todos para la cultura y la formación política, cine y música; se democratizó el comedor, que una vez fue diferente para gerentes y trabajadores rasos; no se le negó una ayuda o una comida a quien la necesitó y solicitó. La Fundación Oro Negro se redefinió para socorrer a los más necesitados con sus cuantiosos recursos, no solo se usaron para sus trabajadores, también para gente de la calle, fuera de su ámbito corporativo.
Maduro quebró la empresa material y moralmente. Hoy no puedes entrar a sus torres. Ha vuelto la corporación del pasado. Los cambios recientes han sido para filtrar a los extraños pobres y dejar pasar a los ricos oportunistas conocidos de siempre, a los cazadores de renta. Fabricio, el Che y Fidel desaparecieron, y en su lugar colocaron un retrato de Maduro, sugiriendo ser el heredero de Bolívar, pero vestido como el empresario que muchos creen que no es. Además de los negocios, la petulancia, la adulación y el miedo se enseñorearon por encima de la revolución social; los privilegios aplastan la igualdad.
El mismo estilo corporativo se nota en todas las instituciones del Estado. Apariencia; una cara para atraer moscos capitalistas y otra, con un rostro antiimperialista, para aplacar el malestar de los pobres,. Y en el medio un secreto, y un dolor que adormece y ciega a las mentes más frágiles.
3) El único chavista es Chávez. Uno lo encuentra en el plan de la patria (el original) y en la esperanza de los que lo conocimos vivo y reconocemos en su obra. Por eso la miseria moral y política de Jorge Rodríguez, de Diosdado y de Maduro, chavistas de mentira, de palabritas, de declaraciones. El chavismo es un compromiso con el socialismo, practicado de forma personal, que ellos nunca asumieron, y que se les nota en las mentiras, contradicciones y secretos.
Nuestra tarea ha sido hasta ahora señalar estas contradicciones, mentiras y sus acuerdos secretos con el imperio. Cansa insistir en ello, pero hay que insistir, con terquedad; obsesivos, majaderos; de la lucha constante, la crítica constante están hechas las revoluciones, los cambios que hemos experimentados como humanidad y en favor de la humanidad hasta el día de hoy son producto de la constancia.
El pragmatismo define la conducta nacional, la conveniencia personal, no la política. El pragmatismo define a los aliados de Maduro en su aventura por el poder y la traición alevosa. El pragmatismo es sinónimo de complacencia con el poder, y flojera. El pragmatismo es una forma de conservar el viejo orden para «no complicarse la vida» haciendo cambios o apoyando cambios radicales al sistema, como lo hizo Chávez hasta el día de su muerte. Necesitamos volver a Chávez, recobrar el espíritu de libertadores antes de que sea tarde, que despierten los adormilados, que resistan los amedrentados y encarcelados por decir la verdad y haber hecho lo correcto. La esperanza socialista es nuestro destino.
PATRIA SOCIALISTA, VIVA Chávez