Las mentiras dobles son aquellas donde coinciden gobierno y oposición, a primera vista, por razones distintas. Por ejemplo: “Luis Barragán: Ya hemos vivido el tal Estado Comunal y ha sido un fiasco”, dice el opositor para ND. Igual Maduro puede estar anunciando que va a consolidar el Estado Comunal, como si estuviera hablando de socialismo, pero también es mentira. Lo único cierto es que los dos bandos mienten acerca del socialismo. Unos, para obtener apoyo popular del lado chavista y los otros para exacerbar el odio irracional al socialismo de la clase media aspirante y sus similares dentro de los más pobres: en este caso, el Estado comunal no sirve porque sólo existe escrito en papel y ciertamente no se sabe cómo se traduciría eso en la práctica política, de quienes hasta ahora lo que han hecho es aplicar medidas económicas y sociales neoliberales, libre mercado para los que más tienen y asistencialismo para los que menos tienen o no tienen nada. Todos sabemos que la fundación del socialismo depende de la voluntad, no de leyes, hechas por quienes no tienen bolas ni la han tenido hasta ahora, para hacer cambios socialistas.
La derecha bien definida va contra los conceptos, su objetivo es descalificar los símbolos, demostrar que no sirven, para eso desvirtúan la realidad de los hechos diciendo que Maduro y su gobierno representan el socialismo real. Mientras el objetivo del madurismo es convencernos que todo lo que han hecho y hacen es para conquistar el socialismo, es decir, desbaratar los logros de Chávez, liberar la economía, privatizar a PDVSA, etc.; intentan convencernos de construir el socialismo, como diría el Che, “con las armas melladas del capitalismo”.
Para la derecha pro gringa le da igual a nombre de qué o quién Maduro privatice PDVSA o libere la economía de controles, lo que les importa es asociar el descontento social con el socialismo y con Maduro, desprestigiar, calumniar al socialismo y a la vez sustituir en el gobierno a Maduro y al madurismo. Y al madurismo, a estas alturas, sólo le importa sostenerse como sea y al costo que sea en el poder, así sea pactando con el mismo diablo.
Mientras ellos mienten, el socialismo queda suspendido en el Plan de la Patria, pendiente para ser rescatado por verdaderos revolucionarios, en sintonía con el espíritu de Chávez, que fue quién lo hizo.
Así sería de poderosa la influencia de Chávez en la gente – la que aún lo quiere, que lo admira – que han podido sobrellevar su muerte sólo en una estado de negación, en shock, soportando las inconsecuencias de Maduro y sus asociados cómplices. Sienten (no piensan) que Maduro es la continuación de Chávez, y con eso se calman.
La derecha fascista sigue con sus calumnias pero estas son tan extravagantes a veces que congelan la conciencia de los chavistas: “Bolsonaro: Hambruna en Venezuela es tal que ya no hay perros y gatos porque se los comieron”, “Cárcel de Ramo Verde se llenó de Faes y militares que se negaron a combatir en Apure: Suju”, “Niños son forzados a trabajar en el Arco Minero por paramilitares y militares, denuncia Pizarro”. Frente a estos titulares de prensa no se puede ni pensar, porque sabemos que no son ciertos. Pero el sentimiento que nos embarga es tal que descuidamos la conciencia, se nos nubla la mente, se nos olvida atender y vigilar a nuestros propios dirigentes, ponderar sus propias mentiras, sus discursos, promesas, frente a una realidad que no queremos pensar, o ver con juicio quizás porque nos duele mucho. Las mentiras de la derecha fascista muchas veces coinciden con las mentiras del gobierno, tanto, que terminamos por creer que se trata de tomar partido, pero como si estuviéramos hablando de béisbol.
Hay que pensar un poco más y tener un punto de contraste, una referencia, y la nuestra es la revolución socialista expresada en la historia y en logros concretos, como es el caso de Cuba y sus avances científicos, ahora descalificados por voceros mezquinos de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela. Cuba desarrolla vacunas contra el covid, además de fórmulas para el tratamiento de la enfermedad, que son dos cosas distintas, sin embargo a estos seudo científicos no les importa la verdad, solo sacar algún provecho de su “autoridad” y de sus calumnias (envidia, odios, etc,). La referencia son las luchas y el pensamiento revolucionarios, y los logros alcanzados por ellos como contrapeso a la barbarie capitalista.
Pero, lo mismo hace el gobierno, culpando de sus fracasos a todos y a todo, sin mostrar la verdad llana y cruda de sus errores y debilidades. Es el caso del conflicto con las Farc, tan misterioso como oportuno, donde coinciden gobierno y oposición, respecto a su aversión a la guerrilla colombiana que curiosamente es enemiga mortal del enemigo mortal de Maduro. O descalificando una vacuna frente a otra, sin criterios que vayan más allá de la “guerra de las vacunas”, de las noticias; sin una voz científica autorizada, decente, que pueda decir cómo y a quienes se les puede administrar tal o cual vacuna. Pero detrás está Guaidó, el dinero retenido o robado, la incapacidad de ponerlo preso y de tomar una posición clara frente al imperio… Por la mentira quedamos atrapados en un estado de desconfianza. u optando por creer a ciegas.
Hay que pensar desde convicciones más firmes, con conocimiento, con coraje, hay que pensar como políticos verdaderos, no con el sentido común de la masa consumidora de chismes. Hay que pensar con claridad para saber cuál y dónde está el enemigo de la sociedad y los enemigos de la sociedad, y el enemigo no es Maduro o Guaidó, es más grande, es el capitalismo que gobierna sus almas. Sin esto claro todo estará oscuro.