Lo que es bueno pal pavo es bueno pa la pava, si Chávez dijo que su proyecto era ir poco a poco, pero sin perder el ritmo, hacia el socialismo (por eso hubo que asesinarlo), ahora el madurismo, carente de imaginación y de objetivos políticos, adelanta un proyecto de ir poco a poco y sin distracciones hasta reinstalar el capitalismo más atroz. No se trata de un plan, se trata de una peste inevitable, es pura improvisación sobre un instinto de conservación. No les importa cuánto deban sacrificar de su orgullo y de la lógica del aprovechador para aplacar la ira popular; a veces tendrán que romper la disciplina de sus paquetes liberales, variando un poco las “recetas”, como el instructivo de la ONAPRE; para sus “asesores”, para los que mueven los hilos, se deben hacer algunas concesiones para que los trabajadores no se inquieten y, si es posible, ganar las próximas elecciones, eso es lo que vale, siempre que el ritmo se mantenga, que la entrega del país a los privados sea constante, que las privatizaciones, los negocios, los acuerdos secretos se sigan haciendo, ¡que nunca caiga el ritmo, que más bien se intensifique!
Pagar un bono de vacaciones, a pesar de todas las deudas acumuladas por el madurismo con los trabajadores, con la sociedad, con el socialismo, hace pensar a algunos que tenemos un presidente que es capaz de oír y que rectifica – a pesar de su prontuario como mentiroso compulsivo; después de que éste descalificaba hace unos días las protestas de los docentes como “manipulaciones de la izquierda fracasada”; que Pedro Carreño dijera de las protestas que eran falsas, y el otro: “nada significativo”, y más allá el más osado de los oportunistas, delirante, amenazara a los trabajadores y calumniara a sus enemigos personales de lejos, como una vieja chismosa herida, vociferando como malandro de telenovela, sacando el pecho por Maduro (que creen muchos que rectificó)… –¡El presidente no rectificó, lo aconsejaron para no tentar al pueblo trabajador, que por su soberbia no debería arruinar el gran impulso de restauración capitalista!
Por eso las protestas siguen siendo necesarias, volver a tomar las calles para ir torciéndole el brazo al gobierno…, y al capitalismo, que yace detrás de todas nuestras desgracias, detrás de Maduro, detrás de Marco Polo, de la ONAPRE… Maduro parece no darse cuenta que ante la gran disolución capitalista, ni siquiera él importa o es indispensable.
Por eso, mientras aplacan la ira de los docentes con un bono, se hacen convenios con distintos sectores de la economía privada nacional e internacional, se legisla en público y se acuerda en secreto (en privado), se hacen las dos cosas a la vez sin control, EL DESESPERO LES TRASTORNA EL JUICIO AL MADURISMO, solo entienden que deben continuar rematando porciones de país todos los días, así lo exigen los que ponen en riesgo sus inversiones, el dinero, “¡que no se pierda el impulso! No importa que se pague un bono, ¡es preferible controlar sin violencia el malestar de los trabajadores!”… Pero el total de la deuda social, la deuda con la revolución socialista, esa nunca será cancelada, todo lo contrario, seremos acorralados cada vez más con mentiras, limosnas y necesidades.
Al presidente nadie lo engaña. Que se crea sus propias mentiras no quiere decir que no sepa lo que hace, que actúe con la mala conciencia de un sindicalero. Sin embargo “el madurismo” es un fenómeno histórico; con o sin Maduro se trata del triunfo del oportunismo sobre la conciencia, de la canalla sobre los componentes de cualquier sociedad organizada y de la revolución, sobre el espíritu socialista verdadero. El madurismo cría y compila demagogos, delatores, traidores, sindicaleros, mercachifles, asociados para devorarse el país – ¡la “sociedad del 10 de diciembre”! –, junto al capitalismo internacional y la oligarquía nacional; sin escrúpulos, sin vergüenza, cada quién haciendo “estrictamente” lo que le da su perra gana; desde San Juan de la Galdonas hasta “Castillete” en la Guajira, de Santa Elena de Uairén pasando por Caracas, hasta la Tortuga y Margarita, el país se está llenando de aventureros, se está convirtiendo en el ambiente perfecto para engendrar forajidos y malhechores.
Lo único que puede detener esta tendencia es la lucha organizada en la calle, la protesta política y moral en la calle que exija un cambio de gobierno. ¡O gobierno!, ¡que no hay! Existe solo la representación de él, solo visto por televisión, hecha por un grupo de títeres mal disfrazados: los hilos están hechos de plata y los mueven desde afuera.
Es la hora de la Venezuela socialista, de la moral socialista, humanista, de hacer política verdadera hacia un objetivo claro: retomar el camino hacia el socialismo bolivariano y chavista. Hay que cambiar el gobierno, sacar al madurismo y volver a Chávez, al Plan de la Patria original, que nunca fue llevado a cabo ni discutido por nadie, que solo fue olvidado y engavetado por este grupo de traidores a la revolución y a Chávez. Contra el madurismo disolvente…
VOLVAMOS A CHÁVEZ