Si buscamos el principal enemigo de la humanidad, de su existencia, y desechamos las amenazas de otros mundos, de marcianos, alien, termineitor y similares, meteoritos gigantes, etc, encontraremos una sorprendente realidad: ¡el principal enemigo de la humanidad es la humanidad misma! En conclusión la principal defensa de la humanidad debe ser contra ella misma.
Esta situación nos dibuja un cuadro a la vez interesante y grave, la misma especie debe buscar las maneras de derrotarse… para salvarse. Aclaremos el asunto.
Ya los clásicos dijeron que la esencia humana son las relaciones sociales. Entonces la humanidad no es una sola, depende, cambia con el mudar de las relaciones sociales, la humanidad del feudalismo no es la misma de la humanidad del esclavismo, ni estás de la humanidad del capitalismo. La humanidad que conduce a la extinción al fin de la vida es la humanidad del capitalismo, heredera y potenciadora de todo el egoísmo anterior.
En el capitalismo el hombre no es dueño de su destino, al contrario es gobernado por fuerzas ajenas, por la lógica del capital. Los grandes jefes del mundo y del universo empresarial sólo son personificaciones del capital. El humano despojado de su destino por el capitalismo va directo a la extinción.
Hoy el mundo camina en el límite delgado de una guerra nuclear y los humanos del capitalismo son impotentes para evitarla. Las señales son claras, aquí la sorprendente declaración del presidente de USA:
El presidente de EE.UU., Donald Trump, aseguró que los principales líderes del Departamento de Defensa están comprometidos con la guerra para contribuir con el enriquecimiento de los contratistas y empresas militares, recoge The New York Times.
«No estoy diciendo que los círculos militares me amen, pero los soldados me aman. Las personas más importantes del Pentágono probablemente no lo hagan porque no quieren nada más que pelear guerras, para que todas estas maravillosas compañías que fabrican bombas, aviones y todo lo demás estén felices», afirmó Trump este lunes en una conferencia
Reconoce el mandatario que el afán de lucro del capitalismo está en el centro de cualquier otra consideración, las consecuencias no importan, el lucro justifica cualquier agresión al humano y a la naturaleza, la guerra, la destrucción del ambiente no lo detiene. El fin de ese camino es la extinción.
China, Rusia el resto del mundo participan del deslizamiento al abismo, mueven navíos, prueban misiles, armas cada vez más “eficaces”, más destructivas. El ambiente, la naturaleza cada día envía mensajes y nadie atiende los gobernantes del capitalismo siguen distraídos con sus ganancias, con sus elecciones de distracción, sus pequeños problemas, sus peleas de gabinete, mientras la gente vive su inmediatez.
La incógnita es si dentro de la Humanidad del capitalismo podrá surgir victoriosa la humanidad de la armonía, de la relación fraterna, que acabe con la amenaza de guerra y con la agresión a la naturaleza. Esa nueva sociedad debe surgir de la vieja sociedad, esa es la batalla principal de la humanidad, nada debe estar por encima de ella, todo debe subordinársele. Es una paradoja pero si la humanidad del capitalismo gana esta batalla será a costa de su existencia…