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ActualidadPolíticos sin polis y la peste del capitalismo

Políticos sin polis y la peste del capitalismo

Se supone que la política debe ocuparse del gobierno de los ciudadanos, del gobierno y los asuntos de la polis o la sociedad, pero el tiempo enajenó al político de su objeto de ser, se ha hecho análogo al manipulador y aprovechador de la cosa pública. Hablar con la  gente de políticos es hablar de pícaros, de ladrones, y cuando muy buenos es hablar de líderes de partidos que se concentran tanto en enfrentar a sus competidores (ideológicos o no) que terminan dejando a la sociedad abandonada, a su cuenta, o a cuenta de los abusadores de siempre, generalmente abusadores del poder de otros políticos, de militares y de propietarios y comerciantes inescrupulosos.

Bajo el efecto de la separación de la política nacional del ciudadano, se encuentran los supuestos líderes del madurismo. No sólo Guaidó y Ledesma son unos embusteros descarados, uno pícaros, también se comportan así todos los que ahora hablan en favor de la revolución y que dicen ser los continuadores de Chávez sosteniendo un estado caos y estafa – La verdad es que no tienen por qué decir eso, ya nadie les cree, todo el mundo anda en lo suyo, activando el intercambio y el comercio humano original, resistiendo los abusos y mentiras. Y muy cerca de ellos hay quienes ya fundaron su propia partido No chavista, el cual no se debe disculpar de ser socialista o heredero de Chávez porque no lo son, llamado Somos Venezuela – La pregunta es ¿Dónde están los políticos verdaderos?

Para aquellos que les gusta hacerse las preguntas verdaderas ¿Dónde están los políticos verdaderos dentro de chavismo? A esta esta pregunta le sigue otra ¿Qué piensan hacer para reconstruir de nuevo la sociedad sobre ese cuerpo legal que la refleje o la represente auténticamente? y ¿Cuáles son las ideas fundamentales que tienen para cambiar las condiciones de vida de la sociedad? Si se llaman socialistas las preguntas cambian, volveríamos a Chávez y preguntaríamos ¿Dónde está el socialismo? ¿Dónde está el socialismo en todo lo que hacen o han hecho hasta ahora los políticos disociados, en el gobierno o cercanos a él?

Sin ideas que llevar a cabo es difícil que se pueda ejercer la política. Si eres socialista, si hablas en su nombre debería haber algo en tus planes y propuestas que vayan en esa dirección, asociarse con los sujetos socialistas  o del socialismo, interpretar y cambiar la realidad bajo sus consignas. Y si no eres socialista, pero eres político, igual, debes servir a la sociedad.

El problema de nuestra política, al referirnos a ese mundo de acción, es que no existe. Los que fungen como políticos se han convertidos en títeres del poder, de quienes no tienen que hacer que la sociedad cambie o se organice y mejore sus condiciones de vida, porque ya está justo donde quieren que esté, tan fragmentada y disuelta como debe ser el medio ideal para la caza y la pesca capitalistas. El único que ha organizado la sociedad, hoy día, ha sido el capitalismo, para mejorar sus rendimientos y ganancias, no para la mejor vida personal y social de los ciudadanos, de sus trabajadores y repuestos humanos.

Es el caso del Coronavirus y la “flexibilización” de la cuarentena. Los políticos espumosos de Venezuela y del mundo han ido de extremo a extremo con lo de las cuarentenas. Unos la han usado de pretexto para contener a la sociedad descompuesta, y otros para activar sus empresas y economías aprovechándola para contener a los indeseados o dejándolos morir en las líneas de producción. La base del capitalismo es una verdadera libertad negativa, lo que ellos llaman el “dejar hacer” a los privados y poderosos, dejando la parte más violenta del Estado, la policía y su monopolio de la violencia, para que contenga el descontento, a las masas de desempleados, parados, marginados y a los mismos trabajadores organizados. La libertad para ellos es su prerrogativa, no es para toda la sociedad.

Pensar en “flexibilizar” la cuarentena en un sentido social y humano, para que los seres humanos compartan, se relacionen, intercambien, para que realizan ejercicios, caminen por los  parques o naden en las piscinas públicas, no es una prioridad, ni de interés para estos políticos de pacotilla  sin ideas, porque no pueden hacer política, a causa de su divorcio definitivo con la sociedad.

Lo mínimo que uno esperaría de alguien que se autoproclame socialista es que piense como un socialista y tenga al ser humano en el centro de atención de sus planes. Tan simple que sería dejar que la misma sociedad compusiera sus propios  métodos de regulación de la pandemia; ya ha habido  bastantes alertas e información, lo que falta es saber para qué se requiere esta información, para salvar qué, a quiénes, a cuál sociedad.

Los políticos sin polis son parte de la verdadera peste. El capitalismo y la estafa de los políticos han despertado el espíritu comercial y de intercambio y hasta la solidaridad entre un pueblo uniformado en su desgracia, lamentablemente también la corrupción moral de oportunistas de toda clase. Y lamentablemente se trata de un pueblo  distante y ausente de sus líderes genuinos,  que solo se atiene a lo que mejor sabe hacer, compartir la desgracia,  sin hacer mucho caso de los engaños y promesas, de los más vivos, resignarse a los de siempre.

El método del pueblo para la solución de sus males no aparece por ningún lado, espera por un líder, por los políticos auténticos, con ideas, conocedores del arte del saber leer la realidad. Mientras tanto el capitalismo languidece y con su muerte arrastra pueblos enteros, huérfanos de su maestros y héroes históricos, reales, no los muñequitos de ficción, los cuales fueron vencidos, desbordados  hace rato por sus pobres ideales – ¿Qué héroe de comiquita puede con los ideales de la policía de Minneapolis y de Trump? Ya no habrá Batman, todos ellos serán guasones –.

El método de los pueblos es hacer revoluciones sociales, pero sin guías capaces, sin nuevos héroes será imposible cambiar al mundo, no basta la chispa y la reacción encadenada ante las injusticias. Los políticos para esta crisis se desaparecieron, los farsantes se cuelgan de la maquina capitalista para salvar sus pellejos y reputaciones de cartón, la cual, al parecer se hundirá con ellos ¿Será que de nuestra sociedad que lleva las cicatrices de la revolución, emergerá la voluntad de ese héroe como Bolívar y Chávez, sin miedo a las amenazas de estos desvergonzados?

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